¿Qué era el Tibet antes de la llegada del Socialismo?

El budismo penetró en Tibet en el siglo VII de nuestra era [1]. El principe Strong-tsan-gampo, artífice de la unidad del Tibet, empleó esta religión en su tarea unificadora. Durante mucho el tiempo el budismo fue la religión de la cúpula feudal mientras que el pueblo practicaba ritos chamanistas y de clan (religión bon o bon-po).

A partir del siglo IX el budismo se extendió en el pueblo bajo la forma mahayana. A comienzos del siglo X el partido antibudista apoyado en la vieja aristocracia feudal lanzó persecuciones contra los budistas. Pero los budistas consiguieron asesinar al rey Lang-darma y vencer. En el siglo XI el budismo venció definitivamente bajo la forma de una nueva corriente llamada tantrismo. Durante los siglos XI y XII se construyeron en Tibet numerosos monasterios budistas con multitud de monjes llamados lamas. En 1271 Kublai Khan, fundador de la dinastía mongol de los Yuan (1270-1370), nombró al jefe de la secta budista mas importante ministro de asuntos civiles y religiosos de Tibet.. La dinastía china de los Ming, que reinó de 1368 a 1644, protegió también a la religión budista pero aplicó una política de fragmentación del país que la debilitaba. Surgió una corriente budista reformadora que impuso una severa disciplina monacal y la obligación de llevar ropa y gorros amarillos. Todo el poder se concentró en manos de dos jerarcas supremos: el Panchem-rimpoche y el Dalai-rimpoche (futuro Dalai Lama). Ambos fueron declarados encarnaciones de las deidades budistas mas veneradas.

Nominalmente la máxima autoridad del Tibet eran los emperadores chinos que cobraban impuestos y nombraban funcionarios encargados de cobrarlos pero los jerarcas budistas ejercían mucha influencia local. En 1639-1640 el jan mongol Gushi asesinó al príncipe local y transfirió todo el poder secular al Dalai Lama. Al comienzo de la dinastía manchú China restableció su soberanía sobre el Tibet pero el poder real permaneció en manos del Dalai Lama y, sobre todo, en manos de los lamas supremos que le rodeaban.

En el Tibet se estableció una forma peculiar de régimen feudal en que los grandes señores (monjes y seglares) dominaban una masa de campesinos privados de derechos y el poder político era acaparado por los jerarcas budistas. En lo mas alto de la jerarquía estaba el Panchem-Lama considerado padre espiritual del Dalai Lama que era quien tenia el poder temporal. Una autora china escribió que “sólo 626 personas poseían el 93 % de la tierra y la riqueza nacional y el 70 % de los yakes[2] en Tibet.

Entre ellos estaban los 333 cabezas de monasterios y autoridades religiosas y las 287 autoridades seculares (contando la nobleza y el ejército) y seis ministros del gabinete” [3]. La clase alta la formaban cerca del 2 % de la población y el 3 % eran sus agentes: capataces, administradores de sus fincas y comandantes de sus ejércitos privados. El 80 % eran siervos, el 5 % esclavos y 10 % eran monjes pobres que trabajaban como peones para los abades y rezaban. A pesar de la supuesta regla lamaísta de no violencia estos monjes eran azotados continuamente.

Hoy, el actual Dalai Lama se presenta ante el mundo como un hombre sagrado a quien no le interesan las cosas materiales. La realidad es que fue el principal dueño de siervos del Tibet. Según la ley era dueño de todo el país y de sus habitantes. En la practica su familia disponía de 27 fincas, 36 prados, 6.170 siervos y 102 esclavos domésticos.

Las horribles condiciones de vidas de las masas populares

La vida de los siervos tibetanos antes de 1949 era breve y durísima. Tanto los hombres como las mujeres trabajaban en las tareas mas sacrificadas y en el trabajo forzado llamado ulag durante 16 o 18 horas al día.. Debían entregar a los dueños (quienes no trabajaban) el 70 % de la cosecha. No podían usar los mismos asientos, palabras ni utensilios que los dueños. Los castigaban con latigazos si tocaban alguna cosa del propietario. No podían casarse ni salir de una finca sin permiso del amo. Los siervos y las mujeres eran considerados animales parlantes que no tenían derecho a mirar a la cara a los amos. El experto en Tibet A. Tom Grunfeld relata que una hija de los dueños hacia que sus siervos la alzaban para subir y bajar las escaleras [4]. A los esclavos los golpeaban, no les daban comida y los mataban de trabajo. En la capital Lhasa se compraban y vendían niños.

La palabra mujer, kimen, significaba nacido inferior. Las mujeres tenían que rezar “que yo abandone este cuerpo femenino y renazca como varón”. Los jerarcas religiosos les impedían levantar los ojos mas allá de la rodilla de un hombre. Era común quemar a las mujeres por ser “brujas”, a menudo porque practicaban los rituales de la religión bon.Dar a luz gemelos era prueba de que una mujer había copulado con un espíritu malo y en las zonas rurales era frecuente que quemasen a la madre y a los gemelos recién nacidos. Un hombre adinerado podía tener muchas esposas y un noble con poca tierra tenia que compartir una mujer con sus hermanos.

El pueblo sufría constantemente de frío y hambre. Antes de la liberación no había en Tibet ni electricidad ni carreteras ni hospitales ni casi escuelas. Muchos siervos enfermaban a causa de la desnutrición mientras algunos monasterios atesoraban riquezas y quemaban grandes cantidades de alimentos como ofrendas. La mayoría de los recién nacidos morían antes de cumplir un año. La mortalidad infantil era en 1950 del 43 %. La viruela afectaba a una tercera parte de la población y en 1925 exterminó a 7 mil habitantes de Lhasa. La lepra, la tuberculosis, el bocio, el tétanos, la ceguera, las enfermedades venéreas y las ulceras causaban gran mortalidad. La esperanza de vida en 1950 era de 35 años.

Las supersticiones extendidas por los monjes les hacían oponerse a los antibióticos. Les decían a los siervos que las enfermedades y la muerte se debían a los pecados y que la única manera de prevenir las enfermedades era rezar y pagar dinero a los monjes.

Los feudales mantenían al pueblo en la incultura mas completo para mejor someterlo y lavarle el cerebro. En 1951 el 95 % de la población era analfabeta. El lenguaje escrito solo servia para el culto religioso.

El sistema feudal impedía el desarrollo de las fuerzas productivas. No permitía el uso de arados de hierro, extraer carbón, pescar, cazar, ni hacer innovaciones sanitarias de ningún tipo. No había ni comunicaciones ni comercio ni ninguna industria por elemental que fuera. Mil años atrás cuando se introdujo el budismo se calcula que en Tibet vivían 10 millones de personas pero en 1950 solo quedaban dos o tres millones.

¿Cómo llegó el Socialismo a Tibet?

El Partido Comunista de China (PCC) se planteó un problema en relación al Tibet: el tremendo atraso y la dominación feudal hacia imposible el estallido de una rebelión de los siervos sin ayuda exterior. Pero era necesario intervenir en Tibet antes de que se convirtiese en una plaza fuerte de la contrarrevolución desde la que las clases dominantes derrocadas de China, los feudales locales y el imperialismo pusiesen en peligro la joven Republica Popular de China (RPC). Los feudales lamaístas se habían mostrado complacientes con los colonialistas británicos que entraron en Lhasa en 1904 desde la India y con el intento norteamericano de reconocer un Tibet “independiente” en 1949 con un asiento en la o­nU. La practica confirmaría que al igual que en otros lugares, la clase dominante local se aliaria con las fuerzas imperialistas para combatir al enemigo común, la Revolución socialista triunfante.

Los comunistas sabían que la Revolución no se puede exportar a otro país en las bayonetas de un ejército ocupante y es por eso que actuaron con tacto y prudencia hasta crear las condiciones de un movimiento revolucionario bien arraigado en el seno de las masas populares tibetanas. El Ejército Popular de Liberación (EPL), ejército de campesinos revolucionarios forjado en 20 años de combates y dirigido por el PCC, avanzó hacia las llanuras tibetanas en octubre de 1950. En Chambo derroto fácilmente al ejército enviado por los feudales tibetanos pero allí detuvo su marcha y les mandó un mensaje con una propuesta: Si Tibet se integrase en la República Popular de China (RPC) el gobierno de propietarios de siervos (llamado Kashag) podría seguir gobernando durante un tiempo bajo la dirección del gobierno central popular.

Los comunistas no abolirían las practicas feudales ni tomarían medidas en contra de la religión hasta que el pueblo no apoyase los cambios revolucionarios. El EPL protegería las fronteras para evitar una intervención imperialista. El gobierno feudal acepto la propuesta y firmo el “Acuerdo de 17 puntos” que reconocia la soberania china y se aplicaba en las zonas sometidas al Kashag y no en otras zonas tibetanas donde vivía la mitad de la población [5]. El 26 de octubre de 1951 el EPL entro pacíficamente en Lhasa bajo el mando del general Zhang Guojua.

La conspiración contrarrevolucionaria de los nobles lamaístas

Lógicamente los feudales no acogieron con los brazos abiertos a los comunistas sino que empezaron a conspirar para intentar perpetuar su sistema de dominación. Hicieron lo posible por enemistar a sus siervos con el EPL: difundieron rumores de que los comunistas usaban sangre de niños tibetanos como combustible para sus camiones, les acusaba de “matar perros” por eliminar los perros rabiosos que aterrorizaban a la gente,… Ciertos monasterios se convirtieron en centros de la actividad secreta contrarrevolucionaria y en almacenes de armas que la CIA norteamericana enviaba desde la India. La CIA estableció un centro de entrenamiento de agentes tibetanos en el campo Hale de Montanas Rocosas en Colorado por su gran altitud. También fueron entrenados mercenarios tibetanos en bases yankis de Guam y Okinawa [6]. En total los EE.UU. entrenaron militarmente a 1.700 tibetanos en los años 50 y 60.

El EPL tenia ordenes estrictas de respetar a la población, sus cultura y sus creencias incluso sus temores supersticiosos que no podían ser erradicados rápidamente. Los siervos se sorprendieron cuando fueron contratados por un sueldo para construir un camino que conectase Tibet con las provincias centrales. Varios siervos jóvenes fueron animados para educarse en los Institutos para las Minorías Nacionales en las ciudades del este de China y aprender lectura, escritura y contabilidad. Empezaron a llegar mercancías que mejoraron la vida de la población como té y fósforos, se abrieron los primeros teléfonos, telégrafos, emisoras e imprentas y las primeras escuelas. En 1957 6.000 alumnos acudían a 79 escuelas primarias. Los equipos médicos empezaron a tratar y curar a la gente incluidos a los nobles y las mentalidades empezaron a cambiar.

Los terratenientes feudales vieron en peligro su poder y organizaron las primeras rebeliones armadas en 1956. En las zonas en las que no regia el acuerdo de 17 puntos los comunistas animaban a los siervos a dejar de pagar alquiler a los monasterios y a los nobles, lo que exasperaba a estos. En marzo de 1959 se produjo una rebelión en gran escala apoyada por la CIA que envió sus agentes entrenados y lanzó cargamentos de municiones y subametralladoras desde aviones C-130 de la fuerza aérea norteamericana. Los monjes y sus agentes armados atacaron la guarnición del EPL en Lhasa. Los comunistas respondieron no sólo militarmente sino sobre todo políticamente. Mil estudiantes tibetanos volvieron rápidamente de los Institutos para las Minorías Nacionales para participar en una gran campaña de cambios revolucionarios.

La derrota del feudalismo en Tibet

El gobierno del Kashag que había apoyado la rebelión fue disuelto. En todas las regiones se crearon órganos de poder llamados “Oficinas para reprimir la revuelta”. El nuevo gobierno se llamo “comité preparatorio para la región autónoma de Tibet”. Se abolió el ulag, el trabajo forzado, y la servidumbre. Los esclavos de los nobles fueron liberados. Los conspiradores principales fueron arrestados. La mujer fue liberada de la poligamia y la poliandria. Los siervos dejaron de pagar alquiler a los monasterios y la mitad de los mismos tuvieron que cerrar. Los nómadas de un aislado campamento llamado Pala se levantaron en armas contra los partidarios del Dalai Lama [7]. La periodista británica Sara Flounders escribe que “millones de campesinos pobres se movilizaron a para expulsar a los antiguos terratenientes” [8]. Los antiguos siervos recibieron 20 mil escrituras de tierras y ganado, decoradas con banderas rojas y el retrato del presidente Mao.

Tras la derrota de la rebelión, el Dalai Lama número 14, llamado Tenzin Gyatso, huyó al exilio acompañado por 13 mil personas integrantes de la nobleza y el alto clero lamaísta y muchos de sus esclavos, guardias armados y caravanas de mulas cargadas de riquezas. La CIA lo convirtió en un símbolo de la guerra contra la revolución socialista y el PC. El Dalai Lama instaló en la ciudad india de Dharamsala un “gobierno en el exilio”. A partir de 1964 figura en la lista de los asalariados de la CIA que le asignó una cantidad anual de 180 mil dólares en el cuadro de un programa para derribar los regímenes comunistas. Su “gobierno” recibió anualmente 1,7 millones de dólares. En los años 90 sigue recibiendo dinero de la CIA.

Desde entonces este reaccionario sigue teniendo un gran apoyo del lobby antichino norteamericano, de la industria de Hollywood que produce películas de propaganda a su favor [9], de la Fundación Nacional para la Democracia (pantalla de la CIA) que financia el Fondo Tibet, la radio Voz del Tibet y la campaña internacional por el Tibet. En 1987 fue recibido en la comision de “derechos humanos” del senado norteamericano. En agosto de 1999 el Departamento de estado norteamericano organizó su visita a Nueva York.

Los sectores anticomunistas occidentales, como el juez español Garzón, denuncian públicamente a China por el supuesto “genocidio” cometido en Tibet desde 1959. Este “genocidio” aparece en la propaganda antichina pero nadie ha ofrecido la menor prueba. Tales sectores son los que contribuyen a que le sea concedido en 1989 el premio Nóbel “de la paz” [10] que ya poseen conocidos criminales de guerra como Henry Kissinger, Menahem Beguin y Simón Peres.

Aunque el budismo prohíbe matar y toda forma de violencia, el actual Dalai Lama ha apoyado con entusiasmo la guerra de la OTAN contra Yugoslavia de 1999. En ese año se declaró en Santiago de Chile a favor de no perseguir al criminal Augusto Pinochet.

Está perfectamente ubicado en el campo de los explotadores y enemigos del pueblo. Aunque goza de una aureola de santidad y es considerado un dios, no es mas que un instrumento eficaz de la contrarrevolución y el imperialismo. Para ser aceptado por sus aliados ha reformado algunas de las tradiciones mas horribles y ha adoptado el discurso cínico de los “derechos humanos” que también repiten los asesinos de Israel, los militares fascistas colombianos y otros lacayos de los norteamericanos, pero el sistema político que representa es una dictadura religiosa en la que no existen derechos políticos para las mujeres ni para nadie que cuestione su autoridad. Por ejemplo, la secta tibetana de los Shugden formada por cien mil personas exiliadas en la India que no reconocen dicha autoridad es sistemáticamente marginada y perseguida. Muchos occidentales angustiados y desestabilizados por la sociedad burguesa se sienten ilusamente atraídos por el misticismo lamaísta, lo que redunda en beneficio de los buenos negocios de los tibetanos.

Las autoridades chinas le ofrecen abrir el diálogo a cambio de que él reconozca la pertenencia de Tibet a la RPC.

El Tibet hoy

En 1980 el secretario general del PCC Hu Yaobang visitó Lhasa. En septiembre de 1987 se produjo una insurrección de monjes nacionalistas en Lhasa que asaltaron una comisaría de policía. En 1988 hubo al parecer otros estallidos. En la primavera de 1989, en el contexto de un movimiento contrarrevolucionario en toda China apoyado por el imperialismo, se produjo una nueva rebelión en Lhasa que condujo a arrestos y a la proclamación de la ley marcial. En 1996 y 1997 estallaron bombas en Lhasa. La tragedia que han conocido los pueblos de la ex URSS a los que la contrarrevolución capitalista ha arrebatado todos sus derechos y que han sufrido devastadoras guerras civiles (recordemos las guerras de Chechenia, Daguestán, Moldavia, Georgia, Tayikistán, Nagorno-Karabaj,….) fue evitada por la actuación decidida del PCC apoyada por las masas populares.

La acusación de que la RPC obliga a la población a restringir su crecimiento demográfico es negada por los dos antropólogos norteamericanos que hemos citado en la nota a pie de página 6 y que realizaron investigaciones en Tibet en 1985 y 1988 bajo los auspicios de la National Geographic Society [11]. Las mujeres tibetanas no están limitadas a tener un único hijo, como es el caso para la mayoría del pueblo chino.

Tibet es hoy una Región autónoma del Oeste de la RPC que, como toda la parte occidental del país, conoce un menor desarrollo económico y social en comparación con las provincias de la Costa Este. 15 % de la población es pobre pero solo 3 comarcas de la región pertenecen a las 63 mas pobres de la RPC. Un Fondo para el Alivio de la Pobreza en Tibet desarrolla programas anti-pobreza. El gobierno trata de impulsar el progreso económico de dicha Región. En 1967 funcionaban en todo Tibet 67 fábricas; en 1975 250 empresas producían bienes de consumo básicos: ollas a presión, herramientas, pequeñas plantas eléctricas,… . En 1993 había 41.830 pequeños negocios. En Lhasa funcionan hoy varias fabricas (de cerámica, cemento y cerveza) y numerosos talleres (textiles, de muebles, alfombras…).

Se ha construido la vía férrea mas alta del mundo que termina con el tradicional aislamiento tibetano. De 1999 al 2020 se prevé incrementar la producción eléctrica 3 veces y la industrial 14 veces. Internet permite conectar con el mundo a los habitantes de los valles mas apartados ubicado a 4.500 metros de altura. Los militantes comunistas tibetanos son promocionados [12]. . El 80 % de los cuadros dirigentes son tibetanos. La lengua y cultura tibetana disfruta de protección especial. Se intenta impulsar el turismo como fuente de desarrollo económico.. Los campesinos tibetanos, liberados de la servidumbre feudal, desarrollan en régimen de contrato familiar, las parcelas de terreno donde explotan agricultura y ganadería.

El PCC considera con razón que la religión debe someterse al orden social socialista[13] y no ser un ariete para la contrarrevolución y la guerra civil como ha ocurrido en los antiguos países socialistas de los Balcanes, Polonia, el Caúcaso, Afganistán y el Centro de Asia. Es por eso que la religión lamaísta es autorizada y respetada siempre que no se convierta en un foco organizado de lucha contra el orden socialista que por supuesto está asociado con la pertenencia del Tibet a la RPC.

Las mujeres tibetanas gozan de muchos mas derechos que en la India, en Pakistán, en Nepal y en Afganistán y de muchísimos mas derechos que en el viejo Tibet feudal.

Las masas en su conjunto también gozan de mas derechos: en 1999 había 2.632 médicos, 95 hospitales municipales y 770 clínicas. La mortalidad infantil es en 1998 del 3 %. La esperanza de vida es de 65 años. Hay un trabajador sanitario por cada 200 habitantes. En 1997 se inauguro un hospital moderno en Lhasa. La escolarización de los niños llega al 82 % y se hace en chino y tibetano. Ciudadanos chinos de la nacionalidad mayoritaria se han instalado en las ciudades de Tibet y tibetanos emigran a las zonas mas desarrolladas en búsqueda de un mayor bienestar económico.

He visitado una tienda de objetos de arte y decorativos tibetanos en las calles del centro de Changchun, provincia china de Jilin. Pero el Tibet no está “invadido” por 2 millones de colonos han como dice la propaganda antichina. Según el censo de octubre 1995 Tibet tenía 2.389.000 habitantes de los que sólo el 3,3 % era de origen han[14], menos que en 1990 que era el 3,7 % [15]. En 1949 había un 1 % de han. Según un informe del servicio de investigación del Congreso norteamericano la población han en Tibet era en 1989 del 5 % .

Población tibetana (en millones) en base a los censos realizados por la RPC.
1964 1982 1990 1995
Región Autónoma del Tibet 1.209 1.706 2.096 2.389
Población tibetana total 2.501 3.874 4.593

Fuentes:

[1] Serguei Tokarev, Historia de la religión, Editorial Progreso, Moscú, 1990, p.338.

[2] Animales de montaña que parecen vacas peludas.

[3] Han Suyin, Lhasa, the Open City-A Journey to Tibet, Putnam, 1977.

[4] The Making of Modern Tibet, Zed Books, 1987.

[5] Aun hoy la mitad de la población tibetana no vive en el Tibet sino en las provincias de Ganshu, Sicuani y Qinghai.

[6] Chicago Tribune, “La guerra secreta de la CIA en el Tibet”, 25 enero 1997, Newsweek,“La guerra secreta en el techo del mundo”, 16 agosto 1999 que describe la intervención de la CIA en apoyo a los feudales tibetanos de 1957 a 1965.

[7] Según documentan los antropólogos de la Universidad de Cleveland expertos en Tibet Melvyn C. Goldstein y Cynthia M. Beall en su libro Nomads of Western Tibet,1990.

[8] “La CIA y el Dalai Lama”, www.anti-imperialism.net/lai/

[9] Ya en los años 30 produjo “Horizontes perdidos”. En 1997 Martin Scorses dirigio “Kundun” considerada una burda falsificación. La película “Siete años en el Tibet” se basa en el libro del nazi austriaco convencido Heinrich Harrer, asesor personal del Dalai Lama.

[10] Este premio, lejos de ser neutral, es concedido por una fundación privada apoyada por el gobierno noruego que representa los intereses de ciertas grandes industrias, que obtiene grandes beneficios de la venta de armas y de las inversiones en Bolsa y que expresa los intereses del capitalismo occidental. Léase “La otra cara de los Premios Nóbel”, El País, 21 diciembre 2003.

[11] Dossier elaborado por estos científicos de la revista Asian Survey en 1991.

[12] En 1987 el PCC informó que tenía 40 mil militantes en Tibet.

[13] Véase el informe de Jian Zemin en el XVI Congreso del PCC en el 2003,www.china.org.cn.

[14] Han: nacionalidad ampliamente mayoritaria en China.

[15] Beijing Information, 2 septiembre 1996.

Fuente: Kaos en la Red, 22-03-2008.