Solo de repudiable se puede calificar el acto racista cometido por la Policía Nacional el pasado Domingo, 13 de abril en Quito.

Estupefacto quedé ayer (martes) cuando el Noticiero de ECUAVISA daba la noticia de que ese día, a las 5 de la tarde, agentes de la Policía detuvieron y encarcelaron a 23 personas afroecuatorianas que se encontraban en el Parque Central de Quito “La Carolina”.

La noticia fue brutal. Mostraba videos de cómo la policía le cayó por sorpresa a
los “negros”, los esposaban y con violencia los metía a la patrulla.Y de allí a los calabozos. Según las autoridades entrevistadas, la causa de la detención arbitraria fue una llamada de un ciudadano que sospechaba que esos “negros” eran delincuentes y consumían drogas. Pero lo peor de todo fue la declaración de una autoridad, quien ante las cámaras de televisión argumentó que una sospecha es algo “subjetivo”. Sin embargo fue la justificación de la detención que duró 2 días, sin orden judicial.

De acuerdo con boletines de prensa, comunicados y declaraciones de organizaciones y amigos afroecuatorianos, las personas detenidas son parte del Grupo Ecológico Defensa del Manglar (CCONDEM) y del Grupo Cultural Oshum, coordinado por el famoso músico esmeraldeño Lindberg Valencia.

¿Qué hacían 23 negros en el Parque de la Carolina un domingo? Seguramente lo que hace cualquier ciudadano del mundo en un lugar de esparcimiento.

Una vez más la Policía Nacional actúa contra el pueblo negro. En los años 90s la violencia policial de Quito fue tan fuerte que obligó la movilización nacional contra el racismo de la policía. Por esa vez una autoridad policial dijo que los negros eran una raza proclive a la delincuencia.

Ahora resulta que ser negro es ser sospechoso Habrá que tener cuidado, pues los estigmas de delincuencia, drogadiccióny maleante se impregnan en la piel. ¿Qué pasará si un negro entra a un banco, a un supermercado, una iglesia, o si camina por la calle, se encuentra en un parque o trata de tomar un taxi? Ser negro da miedo.

¿Bastará que cualquier persona solo sospeche, para que le caiga la Policía? O lo peor, ¿podría ser motivo de linchamiento, incineración? Esto ya ha pasado. En el mes de marzo del 2004 un joven
negro de apellido Pavón, fue retenido por los vecinos del Barrio Caminos de la Libertad
en el Norte de Quito. La suerte por ser negro fue dura. El joven resultó ser linchado, incinerado, sus miembros cortados, mutilado y acusado de delincuente. No hubo justicia. Fue un Linchamiento.
Una prueba de que en Ecuador existe la pena de muerte.

El acto de racismo cometido por la Policía Nacional, es una demostración de cómo esta institución viola los derechos humanos de los afroecuatorianos. Quién lo creyera, las fuerzas del orden alimentan el prejuicio racial y estimulan la violencia antinegra.Ya no se puede caminar tranquilo
por Quito.

Ser negro o negra en Ecuador es difícil. Históricamente nos ha tocado lidiar contra el racismo, la discriminación racial, el estereotipo y el prejuicio racial. En el imaginario nacional los negros aun siguen siendo sujetos racializados más no ciudadanos. Desde comienzo del siglo XX las élites e intelectuales ecuatorianas han descrito al afroecuatoriano como un ser incapaz, perezoso y violento.

Hoy ese imaginario se mantiene. La Novela del Cholito de ECUAVISA muestra a un negro como un delincuente, imbécil y torpe. El pasado domingo 6 de abril en el Estadio de Barcelona de
Guayaquil la hinchada le gritaban “hu, hu, hu, hu” (sonidos guturales del gorila) a los futbolista afros del Deportivo Quito Walter Calderón e Isaac Mina.

El racismo tiene una intensión: la violencia, la misma que se expresa en negar la humanidad del otro y atropellar los derechos ciudadanos del otro. Pero hay muchos racismos, el principal de ellos es el
racismo antinegro, o sea el odio, el desprecio, el estigma y la violencia contra el negro.

De modo que ser negro en Ecuador es tenerla difícil. Los hechos demuestran que el color sí importa, y que la raza, como categoría social existe.

Pero hay un racismo aun más peor que el de la policía, que el del estadio y que el de aquel que me mira sospechoso. Es el racismo institucional, el que se expresa como una ideología y se concreta en el campo de la acción política.

A raíz de este racismo institucional los negros son pobres. No van a la universidad, no consiguen un buen trabajo, y muchos niños en Esmeraldas no alcanzan los cinco años.

El colmo de este racismo institucional será que la Asamblea Nacional Constituyente de Montecristi niegue la existencia social del racismo como un obstáculo a la igualdad, a la libertad y a los derechos ciudadanos. Lo menos que puede hacer la Constituyente es reconocer al racismo y por lo tanto combatirlo.