Laurentino también vive en Neuquén, igual que Ceferina, debe tener una edad similar y para él también la tierra es todo.

Son historias que se cruzan. Historias entralazadas desde que nacieron. Historias que cuentan un país.

Ceferina es la esposa del Lonko (cacique) de la comunidad Maliqueo, ubicada en Villa Pehuenia, a unos pocos kilómetros de la turística ciudad de Aluminé.

Laurentino fue un juez, que ahora retirado, quiere disfrutar de sus tierras igual que Ceferina.

Ceferina celebró el 19 de abril pasado, Día americano del indio. Laurentino un día después arrasó con las tierras de Ceferina, con las casas de toda su comunidad y con el cementerio donde descansan sus muertos.

Laurentino fue juez durante la última dictadura militar. Jugaba a las escondidas rechazando hábeas corpus.- “Aquí no se encuentra nadie con ese nombre, mi muy estimada señora”. Imagino que diría con la soberbia sonrisa de los que se saben dueños.

Pedro Laurentino Duarte denunció hace unos meses que la comunidad mapuche Maliqueo estaba ocupando territorios que a él le pertenecen. Fiel a sus costumbres comenzó a abrir causas penales a las personas de la comunidad.

Es una práctica que se repite la de abrir causas penales. En Chaco, en Pampa del Indio, bien lejos de Villa Pehuenia, un dirigente contaba que los terratenientes suelen denunciar por distintos motivos a las comunidades y que cada tanto algún hermano toba debe pasar una noche preso, mientras su mochila se va agujerando de pequeñas causas judiciales. Se intenta atemorizar. Producir terror. Mostrar poder.

Pero como Laurentino no está acostumbrado a no ser dueño, también amenazó con matar a todos los mapuches que se interpongan. ¡A los chilenos! ¡Los mapuches son chilenos! como le gusta decir a él y a todos los que creen que los mapuches y araucanos pueden dividirse en nacionalidades inventadas hace menos de 200 ños.

Pero Ceferina se quedó tranquila, porque así se lo dijeron las autoridades provinciales en enero de este año. Hace tres años se implementó en el país la Ley 26.160 que prohíbe cualquier desalojo indígena y Jorge Sapag, el gobernador neuquino, le prometió su cumplimiento.

Pero Sapag mintió y el 20 de abril, la Jueza Ivonne San Martín mandó a la policía de Zapala y de Villa Pehuenia a desalojar a la Comunidad Maliqueo.

Cuando llegaron solo encontraron a Ceferina. Las fuerzas policiales temieron por su feroz y solitaria resistencia. Se la llevaron detenida y la tuvieron presa hasta la medianoche. Otra vez el terror. Otra vez el poder.

Que las leyes no son iguales para todos, ya resulta una frase hecha. Y cuando las frases se repiten impensadas y frías, se vacían de contenido. Se descorazonan.

Hay una tierra en disputa y varias partes que se distinguen: los mapuches que la habitan desde hace miles de años, Duarte que la compró ilegítimamente y sus posibles negocios inmobiliarios que se cuentan en millones de dólares.

Entonces se acaba el derecho y se acaban las leyes. Ya no hay mapuches, ni tierras ancestrales. Hay tierras valuadas en decenas de ceros. De eso sabe Pedro aurentino Duarte, porque tampoco valía la vida humana cuando era juez de la dictadura militar.

Los mapuches saben que esas tierras corren riesgos de ser desiertos. Plantaciones de pinos foráneos, desmonte de especies nativas y la tierra pensada como si fuera mercadería envasada en Carrefour.

La ley 26.160 obliga al Estado provincial a hacer un relevamiento de tierras y a partir de ahí determinar cuales son las tierras privadas y cuales son las tierras indígenas. Sobre todo revisar de qué modo fueron adquiridas las tierras hoy llamadas privadas.

Por este motivo se suspendió durante cuatro años el desalojo de cualquier comunidad indígena.

La policía arrasó con la comunidad Maliqueo, encerró a Ceferina y se olvidó de la ley. Laurentino sigue siendo el dueño de la verdad y tiene la misma sonrisa soberbia que en 1976.

La historia de Ceferina y Laurentino se cruzó por primera vez hace 500 años cuando llegaron los españoles con su católica costumbre de saquear tierras ajenas para llenar las iglesias propias.Hace 150 años la historia se repitió con los generales civilizados que secuestraron y asesinaron a los pueblos indígenas de Patagonia y Chaco. Hoy son los héroes que adornan los billetes más caros y también los dueños de los campos conquistados.

La historia de Ceferina y Laurentino se sigue repitiendo. Los Laurentinos son los que se adueñaron de las tierras mediante las armas y hoy las siguen utilizando cuando hacen falta.

¿Alguien puede animarse a decir que algo cambió?

¿Alguien puede animarse a decir que para el Estado todos valemos lo mismo?

¿Alguien vio esta noticia en algún noticiero?

Sociólogo