El Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) invitó a Marruecos y Jordania a unirse a los países miembros de esa organización para formar una alianza militar.

Ya en 2012, el CCG había entregado 5 000 millones de dólares a esas 2 monarquías para que se unieran ese Consejo regional. Esta vez se trata de ir más lejos y de poner los ejércitos de las monarquías que componen el Consejo de Cooperación del Golfo a las órdenes de un mando conjunto encabezado por el príncipe saudita Mutaib ben Abdullah, ministro de la Guardia Real de Arabia Saudita.

Se mantiene abierta la posibilidad de que Egipto participe en esa alianza, a pesar de su régimen político republicano.

La creación de esta alianza militar, que reuniría en su seno a todos los Estados árabes pro-estadounidenses, ya había sido anunciada en diciembre de 2013 por el secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel. Estados Unidos equiparía esta nueva alianza militar gracias a una dispensa especialmente concedida por el Congreso para la venta de armamento sofisticado.

El principal obstáculo para la creación de esta alianza fue la cuestión de la colonización de Palestina, ya que Washington es aliado de Tel Aviv. Pero en noviembre de 2013, el presidente de Israel, Shimon Peres, hizo –a través de una teleconferencia– una intervención secreta ante el Consejo de Cooperación de Golfo [1] y los Estados sionistas árabes llegaron a la conclusión de que tienen el mismo enemigo que el Estado hebreo: los chiitas e Irán.