El generosísimo voto de Mauricio Mulder que salva a su colega legiferante Cenaida Uribe, el primero alanista y la segunda ollantista, de 120 días de suspensión, hay que atribuírselo a la bonhomía de aquél. No sólo en el Olimpo mitológico los dioses se ponían de acuerdo. En la palurda y contaminada Tierra, también los trebejos custodian los nulos prestigios de los ex presidentes y de quien dejará de serlo en algunos meses.

Una fiscal estima que en el tema Ecoteva y el escandaloso lavado de activos sólo hay una responsable: la señora Eva Fernenbug, dama de casi 90 años. Y ¡albricias! el deficiente parecer de la magistrada Parco ya empezó a ser investigado. ¡Enhorabuena! Pero en el Poder Judicial también hay funcionarios que se pasan de buena gente.

La fabla popular recita siempre por calles y plazas: "no hay lonche gratis".

Recordemos al juecesito de Alan García, Hugo Velásquez Zavaleta y la no menos pródiga decisión de suspender gran parte del trabajo de la que fue llamada Megacomisión que presidió Sergio Tejada. El secretismo alrededor de lo que indaga la Odecma sobre este inmoral empleado del Poder Judicial es de proporciones cataclísmicas.

Hagamos memoria, muy pocos días atrás, tres ciudadanos: el combativo abogado Guillermo Olivera Díaz y los periodistas Raúl Wiener Fresco y Herbert Mujica Rojas, presentaron una demanda de amparo contra el juecesito de García y el cerco de mudez alrededor de esta acción cívica en resguardo de la ética nacional, es también mayúsculo. ¿Por causa de qué?, es bueno preguntarse.

La huachafería nacional, tan ridícula como ostentosa, otorga a la figura presidencial categorías de que no goza en la realidad y ¡mucho menos! cuando vaca el mandato por razones naturales. ¡Y hay unos excéntricos que se han llamar "presidentes" cuando ya no lo son! La producción estúpida en Perú podría pagar la deuda externa si se compilara y exportara.

Por tanto, sólo es un decir, habría que mirar con ojos alertas las actitudes y condescendencias habidas en nuestros mancillados pagos políticos. Los de arriba pactan la no agresión pero diseñan un pérfido conjunto de escenarios que parezcan traducir enfrentamientos atroces y sin tregua pero, vamos viendo, que más es el ruido que las nueces.

De suerte que los ex y el que dejará de serlo tienen el circo seguro pero la impunidad garantizada y para eso basta con el pan y el circo. ¿Qué otra cosa es sino el caso de César Alvarez? El festival mediático sobre un pararrayos tan descarado como el presidente de la Región Ancash es una excelente cortina de humo para tapar o minimizar los otros escándalos ambientes en todo el país.

¿No hay entonces, un pacto en las alturas? ¡No pidan decoro a quienes no hesitaron en esquilmar la hacienda pública, fabricaron latrocinios de toda laya y calibre y quieren volver a la presidencia para felicidad de sus amigotes y compinches!

Que los diarios o miedos de información no desnuden las trapisondas de las pandillas políticas es un tema que está matrimoniado con el avisaje, los favores y coimas pasadas y los documentos que tienen unos de otros y que fácilmente serían los pasaportes a la cárcel de no pocos venales que se hacen llamar periodistas aunque viven como magnates con propiedades pingues.

Decía bien -y la vigencia es lacerante- González Prada: "esto no es República, es mojiganga".

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¿Pacto en las alturas?
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