13-8-2014

Con vertiginosa dinámica se va derrumbando lo que se construyó en ciénaga de inmoralidad cancelando a un partido político que en 1979 había ganado en casi todo el Perú y que gracias a su habilidad de Midas al revés, en 1980 apenas si conservó los bastiones de Cajamarca, La Libertad y Lambayeque. El próximo 5 de octubre, el alanismo, ese cáncer putrefacto, terminará de confirmar las ominosas derrotas totales del Apra en todo el país. La miseria de su protagonista depredador es impresionante.

Poco a poco se va conociendo que sus títulos pomposos y obesos adolecían de una falla radical contra la fe pública: ¡eran honores fraguados y aderezados con la complicidad delincuencial de no pocos obsecuentes! ¡Ni doctor y, tal como van las cosas, ni siquiera magíster! Voces hay que hasta impugnan su grado abogadil.

¿Actuó sólo Alan García y su aplanadora contra todo aquél que opusiese razón o reflexión a su enfermiza megalomanía? ¡De ninguna manera! La desmovilización reaccionaria de masas militantes acostumbradas al cántico combativo y al respeto a sus líderes cuyo mejor diploma ciudadano era el ser honestos, promovió cantinelas de la peor estofa: "¿cómo es la mía?" y "la plata viene sola". Sin trabajo conocido, ni herencia asentada en libros contables limpios, este señor está asociado al manejo de enormes masas dinerarias de las que nadie sabe su origen. Y, ciertamente, la prensa o los miedos de comunicación ¡ni siquiera cuestionan! las muy controvertidas y opíparas fuentes.

La palabra moral espetada a aquél, asemeja al término "cultura" que escandalizaba al nazi Goebbels quien afirmaba que desenfundaba el revólver con su sola mención. Carente de cualquier sentido moral Alan ha atropellado a tirios y troyanos, destrozado familias, encubierto intrigas, fabricado entuertos de fétido olor nauseabundo. Sus capituleros ya no atinan a encontrar defensa y se guarecen en lugares comunes y reiterativos.

Afirma con enérgica puntualidad el prestigioso penalista, Guillermo Olivera Díaz: "¡Cárcel para Chang y García como coautores de grave delito de falsificación de documento público! Lo que sospechábamos: ¡Alan no es real magíster sino bamba!

Ni siquiera cumplía los requisitos para inscribirse como alumno de la maestría que la universidad de Chang dice que imparte.

Nunca asistió a clases, ningún otro alumno estudió con él, no conoció materialmente ni el aula, tampoco presentó tesis, ni la expuso en acto público ante jurado calificador.

¡Todo fue farsa montada por el rector Chang y su pupilo García!

¿Incubo y súcubo de la pareja criminal o igual participación?

Como fuere: ambos son responsables de delito contra la fe pública.

¡El grado de magíster de Alan García también es FALSO!

¡CHANG ES COAUTOR de esta FALSA MAESTRÍA DE GARCÍA!"

¿Comprenderán los jóvenes apristas que a ellos toca la ineludible tarea de erradicar la presencia del malandrín obeso? No tienen otra salida. Hablo de los honestos, los delincuentes están atrapados porque son parte de la farra acometida contra los dineros del pueblo.

Palidecen los pseudo-argumentos de un "antiaprismo" que nada tiene que ver con García Pérez quien ha negado, de hecho y de derecho, cualquier honestidad, clave y herramienta fundamental en la ideología del partido que fuera creado por Haya de la Torre. Empequeñecidos hasta la náusea seguirán gritando "al ladrón, al ladrón", en la falsa expectativa de distraer a la opinión nacional que condena, cada día más, al hampón.

Forma parte el sujeto de quien hablamos de esa generación fracasada que no ha sabido darle al Perú altura de horizonte ni plan nacional ni orgullo cívico. Es ínclito tuerto en tierra de ciegos a quien se reputó como alguien brillante. En océanos de mediocres, uno algo más conciente de estas taras, podía haber parecido "inteligente".

El nadir aguarda su confirmación documentaria. Es hora de la justicia y que el delincuente con sus taifas se alojen en la cárcel. Tarea de honor de las nuevas promociones peruanas al margen de partidos, tiendas o capillas. El asunto transita por la exterminación velis nolis de estos capituleros inmorales y estafadores. Así de simple.

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