II. Una información llegada de la Roma laica, que convive con el Estado de El Vaticano en la península de Italia, afirma que no hay duda de que Lisa Gherardini sirvió de modelo para que Leonardo da Vinci recreara con maestría la pintura-retrato de la Musa de Musas: Monna Lisa o La Gioconda de la enigmática y provocadora sonrisa; que se encontraron los restos del esposo de ésta, Francesco del Giocondo y del hijo de ambos: Piero; y se comparan sus pruebas de ADN con los restos femeninos encontrados en el exconvento de Santa Úrsula en Florencia, que se supone pertenecen a La Gioconda (La Jornada y El Financiero, 30 de mayo de 2014). El gran Leonardo fue un auténtico Rey Midas, pues con su pincel, su cincel, sus inventos y sus dibujos, convertía lo que tocaba en maravillosas creaciones humanas. “…Sobre un fondo de paisaje de atmósfera poética y vaporosa, una figura vigorosamente compuesta por un gran dibujante que luego la ha tratado con una pincelada fluida que difumina las líneas y valoriza las manos y un rostro de expresión ideal a la par que enigmáticamente humana. La famosa sonrisa abre un interrogante intelectual…”.

III. Al querer precisar lo que resta de la musa-modelo, en nada cambia el retrato encantadoramente seductor de la mujer recreada, del también compañero eterno Rafael (1483-1520); Botticelli (1445-1510), de Tiziano (1477-1576) y Tintoretto (1518-1594); pinturas de la Escuela Italiana que se encuentran en el Museo del Louvre. Escultor y pintor, también incursionó en las matemáticas, la mecánica y astronomía; la geografía y física; botánica, química y anatomía. Y muestra sus conocimientos en La Gioconda Desnuda y El Hombre de Vitrubio donde coloca la figura humana en proporciones geométricas dentro de un círculo. Y su mural de La Última Cena. En la historia del arte universal predominan las obras de Leonardo de Vinci: Autorretrato. Tratado de pintura. Y su hermosísimo retrato: Muchacha. O su dibujo del paisaje de Windsor: “donde está una mujer de pie en un paisaje que apenas se entrevé en la niebla; tiene el cuerpo, los ropajes e incluso la sonrisa de La Gioconda, y señala con el gesto de su mano una lejanía simbólica en el espacio y el tiempo”. Y una segunda Gioconda, posando a la izquierda, pero sin la sonrisa enigmática.

Ficha bibliográfica
Autor: Leonardo de Vinci
Título: Arte y pintura, y Ciencia (ediciones Folio); Museo del Louvre
Editorial: Ediciones Danae

Fuente
Contralínea (México)