El comandante de las tropas de protección radiológica, química y biológica (RCB) de las fuerzas ‎armadas rusas, general Igor Kirillov, ofreció en Moscú una conferencia de prensa sobre la ‎existencia de laboratorios militares de Estados Unidos en Ucrania. ‎

La periodista búlgara Dilyana Gaytandzhieva ya había publicado en enero varios documentos del ‎Pentágono que demuestran la alta peligrosidad de los experimentos que Estados Unidos venía ‎realizando tanto en Ucrania como en la República de Georgia, al extremo que las personas ‎utilizadas en tales experimentos podían estar en peligro de muerte [1].‎

En Ucrania existen unos 15 laboratorios de ese tipo, aunque no todos están en funcionamiento. ‎Los laboratorios ubicados en las ciudades ucranianas de Lviv, Jarkov y Poltava trabajaban con los ‎agentes patógenos de enfermedades como la peste, el ántrax, la brucelosis, la difteria, la salmonelosis y la disentería. ‎El general Kirillov anunció que el ejército ruso ya procedió a la destrucción de 320 contenedores ‎de esos agentes patógenos, tomando para ello las precauciones necesarias. ‎

Estados Unidos está entre los Estados firmantes de la Convención de las Naciones Unidas que ‎prohíbe las armas biológicas. Pero el Pentágono financia investigaciones sobre el desarrollo de armas biológicas en ‎terceros países que no han firmado esa Convención o que simplemente la violan, como Georgia ‎y Ucrania. ‎

En 2018, soldados belgas portadores de un agente patógeno cultivado por el Pentágono en un ‎laboratorio georgiano dieron lugar a una epidemia de peste porcina al regresar a Bélgica [2].‎