La cumbre del G-8 en Escocia analizará la situación desesperada de los países más pobres. Hasta ahora George W. Bush ha resistido a los llamamientos de Tony Blair a favor de la duplicación de las ayudas brindadas a África hasta 2010. Este es un error trágico basado en la creencia de que África puede recuperarse por sus propios esfuerzos mientras que la ayuda exterior sólo alimenta la corrupción. Todo ello es falso: África ha caído en la trampa de la pobreza, muchos países están en condiciones de utilizar esta ayuda con eficacia y la contribución norteamericana es pequeña en comparación con las necesidades del continente, las promesas hechas y las riquezas con que cuenta Estados Unidos.
África padece tres grandes problemas: no produce suficientes alimentos, padece de enfermedades que no azotan a las restantes regiones del mundo (se habla del SIDA, pero mucho menos del paludismo) y está aislada en el plano económico debido a la falta de infraestructuras. Bush puede creer que Estados Unidos hace mucho para ayudar a África a vencer estas dificultades, pero no es menos cierto que esta ayuda sigue siendo mínima. Para que África se recupere necesita recibir 50 mil millones de dólares anuales por concepto de ayuda hasta 2010. La contribución equitativa de Estados Unidos a esta suma debería ser de 15 mil millones de dólares. En realidad es de tres mil millones y se entrega en su casi totalidad a los asesores norteamericanos en África. Esta ayuda representa dos días del presupuesto militar anual.
Las ayudas no son sólo reducidas sino que además los argumentos que permiten justificar su monto son falsos. De esta forma, Washington señala que si se elevan las ayudas sólo se ayudará a aumentar la corrupción. Sin embargo, los países africanos pobres y de reducido crecimiento como Ghana, Senegal, Malí, Benin y Malawi figuran entre los países menos corrompidos que los países asiáticos de gran crecimiento como Vietnam, Bangladesh e Indonesia, algo que reconoce hasta la Millenium Challenge Account. La buena gobernabilidad es con toda evidencia un elemento esencial en África y en otras partes, pero la corrupción no debe ser tomada como pretexto para no ayudarla. Hay que ayudar a África a realizar su propia revolución verde financiando el envío de abonos así como la irrigación, algo mucho más sano que enviar alimentos. Con relación a las enfermedades, el paludismo podría ser controlado en fecha tan temprana como 2008 con la ayuda de métodos que ya han demostrado su eficacia y que resultan poco costosos, pero hay que brindarle a África los medios para poder procurárselos. Con tres mil millones de dólares África puede dotarse de mosquiteros y reducir de manera considerable el paludismo. Es preciso asimismo desarrollar las infraestructuras africanas. Con mil millones de dólares se podría establecer una red de fibra óptica a través de todo el continente, lo que permitiría introducir la red Internet y el servicio telefónico en toda África.
África está dispuesta a librarse de la pobreza si Estados Unidos y los demás países ricos la ayudan a conseguirlo. Al parecer, Europa está lista para hacer más mientras que Estados Unidos parece seguir siendo el principal obstáculo. La cumbre del G-8 podría ser la ocasión propicia para que Estados Unidos revisara su política.

Fuente
Jordan Times (Jordania)
L&8217;Orient Le Jour (Liban)
La República (Perú)

«Un África a la que se puede salvar», por Jeffrey D. Sachs, La Republica, 24 de junio de 2005.
«Saveable Africa», Jordan Times, 28 de junio de 2005.
«On peut sauver l’Afrique», L’Orient-Le Jour, 4 de julio de 2005.