Cada día, los medios de comunicación atlantistas continúan reportando solamente las víctimas civiles de atentados que atribuyen, sin aportar ningún elemento de prueba, a terroristas fundamentalistas o partidarios de Sadam Husein. No mencionan tampoco la posibilidad de una estrategia de la tensión destinada a justificar la ocupación ilimitada del país y el control por la Coalición de la segunda reserva de petróleo mundial. Afortunadamente, las filtraciones de diferentes documentos contradicen regularmente esa falsa representación urdida por el Pentágono.

De esa forma, un vídeo de recuerdo atribuido a un miembro de la sociedad de mercenarios con base en el Reino Unido, Aegis Defense Services, que fue puesto en línea en el sitio personal de un empleado de la misma firma y luego rápidamente retirado frente a las reacciones de los internautas, muestra al ocupante de un vehículo, visiblemente en un estado avanzado de paranoia, tirando a ciegas ráfagas de un arma automática sobre cualquier vehículo que se le aproximara demasiado a lo largo de un periplo en los alrededores de Bagdad. La música de Elvis Presley añade un toque de cinismo a un documento que, en el registro del terror, no tiene nada que envidiar a las torturas de Abou Ghraib. Por una parte, demuestra a las claras que los ocupantes son una diana privilegiada de los ataques-suicidas, pero también la total impunidad de la cual gozan las tropas de ocupación y sus auxiliares en un país oficialmente «liberado de la tiranía» y en la vía de la democracia.

La sociedad Aegis Defense Services está dirigida por el ex oficial de la Guardia Escocesa Tim Spicer, quien estuvo implicado en el pasado en obstaculizar las sanciones de la ONU en Sierra Leona así como en una intentona de golpe de Estado en Papúa Nueva-Guinea. A Aegis se le atribuyó un contrato de seguridad por la suma de 293 millones de dólares en Irak.
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