De todas las afirmaciones, declaraciones, calumnias, tonterías y alucinaciones que se le atribuyen al mandatario venezolano, tal vez sea ésta la que más atención puede generar. Sin embargo, pocos escritores se han detenido a analizar las consecuencias de tan peligrosa comparación, a lo que no cabe sino preguntarse: ¿será que sí nos estamos convirtiendo realmente en la Israel de Suramérica?

Tras la Primera Guerra Mundial, la entonces Liga de las Naciones aprobó el Mandato Británico de Palestina con la intención de crear una nación para el pueblo judío. En 1947 las Naciones Unidas aprobaron la partición del mandato en dos Estados: uno judío y uno ocupado por los árabes. La Liga Árabe se opuso al plan. No obstante, el 14 de mayo de 1948 Israel declaró la independencia. La posterior guerra contra los países árabes de la región expandió las fronteras del nuevo Estado por encima de lo acordado en la ONU. Desde ese momento Israel, que colinda con Líbano en el norte, con Siria y Jordania en el este y con Egipto en el sur occidente, ha vivido en conflicto constante con la mayoría de sus vecinos árabes hasta el día de hoy a pesar de que ha firmado acuerdos de paz con Egipto y Jordania y cientos de acercamientos con los palestinos.

En términos militares, el rol que ha jugado el pueblo israelí en innumerables conflictos regionales conllevó a que sus fuerzas armadas sean una de las más preparadas en el mundo. Éstas cuentan con 168,00 tropas activas y unas reservas de 408,000 personas.

Desde la década del 70, los Estados Unidos son el más importante contribuyente internacional en esta materia. Según Steven Erlanger en un articulo publicado el año pasado en el New York Times titulado "Israel to Get $30 Billion in Military Aid From U.S.", se espera que el país norteamericano envíe $30 billones en ayuda militar entre 2008 y 2017. Como ejemplo, el Misil Flecha diseñado con inteligencia estadounidense e israelí es uno de los pocos sistemas operaciones anti balísticos del mundo. Desde su creación el Estado israelí ha tenido que invertir una considerable proporción de su PIB en el sector defensa. Aunque alcanzó porcentajes considerables durante la década del 80, hoy en día representa el 7.3% del PIB según un informe de la CIA del 2007 titulado The World Factbook.

Ahora viene el caso colombiano. El país no ha vivido un constante conflicto con sus vecinos ni vive en medio de una amenaza latente de invasión. La religión tampoco ha sido la protagonista (por lo menos en los últimos años) de los problemas de orden público que se viven en el país. Eso sí, el conflicto interno, presente hace más de 50 años, es responsable de más muertes al año que las del pueblo judío. Esto se ve reflejado en su gasto militar y la preponderancia que ha tenido éste en el presupuesto de la nación a través de su historia republicana. Refiriéndonos a los últimos años, según el estudio de Luis Jorge Garay “Conflicto armado y delincuencia organizada. Escenarios de corrupción. A propósito del caso de Colombia”, el gasto militar colombiano presenta un incremento considerable en el periodo 2000–2005. Según afirma el estudio, en moneda local, el gasto militar colombiano alcanzó en 2005 10.588 miles de millones de pesos, con un crecimiento nominal de 78,4% con relación al año 2000 (5.935 mil millones de pesos). En términos reales en dólares (base 2003) el gasto militar colombiano se incrementó en 30,4% en el periodo analizado, llegando a US$3.309 millones de dólares en 2005.

Si se compara con la región, los países del continente destinaron en el 2004, recursos por 1,6% del PIB para financiar el gasto militar. En el caso de Colombia en 2004 el gasto militar fue del 3,8% del PIB. Cabe resaltar que entre los países del mundo con conflicto, de acuerdo al SIPRI Yearbook, en 2004 Colombia ocupó el 5 lugar con 3,8% PIB en gasto militar. Los primeros puestos los ocuparon países como Israel (8,7%), Burundi (6,3%), Etiopia (4,4%), Angola (4,2%) y Rusia (3,9%). Lo preocupante de todo esto es que la tendencia tiende a aumentar. De acuerdo con la Dirección General del Presupuesto Público Nacional, el gasto en defensa y seguridad dentro del presupuesto propuesto para el año 2008, alcanzará el 5% del PIB llegando a niveles de los años 2003 y 2004. Esto como fruto de la nueva fase de la Política de Seguridad Democrática: la fase de consolidación.

Ahora viene la parte de la ayuda estadounidense. Con US$542 millones destinados en el 2008, US$ 402,823 en 2009 y alrededor de 5 mil millones entregados desde que se inició el Plan Colombia al comienzo de la administración Clinton, Colombia se ha convertido en uno de los principales beneficiaros de la ayuda económica y militar de Estados Unidos en el mundo y, de lejos, el más beneficiado con esta política asistencialista en Suramérica. Con el objetivo de mejorar la seguridad, desmantelar las organizaciones terroristas y, ante todo, acabar con las estructuras del narcotráfico del país por medio de la interdicción y la reducción de los cultivos, por medio de este programa Colombia se ha convertido en un aliado estratégico de la Casa Blanca en la región y su principal protegido. A raíz del conflicto andino que desató la incursión colombiana en territorio venezolano el 1 de marzo, no pocos vaticinaron que una agresión venezolana desataría la intervención estadounidense en el conflicto por tratarse de una agresión de las tropas de Chávez a su “consentido” de la región.

Aunque seguramente el comandante Chávez no consideró todos estos elementos cuando lanzó la controversial afirmación, sí le pegó a la comparación en más de un aspecto. Entre más nos acercamos al Gobierno estadounidense más nos aislamos de nuestros vecinos: ¿será que nos estamos israelizando?