Rusia solicitó una reunión extraordinaria de la Comisión de Consulta del «Tratado de Cielos abiertos» sobre las violaciones reiteradas de ese documento por parte de Turquía.

En 2002, 34 países de la OTAN y del espacio ex soviético acordaron dar prueba de «comprensión y de confianza mutua» procediendo a autorizar vuelos de vigilancia con aviones desarmados sobre todo el territorio de los Estados firmantes.

El acuerdo establece que todo Estado deseoso de observar el territorio de otro Estado está obligado a presentar a este último un aviso previo de 72 horas y que, de ser necesario, se impone un proceso de verificación del aparato que sobrevolará el Estado observado.

Sin embargo:

 El sobrevuelo de la zona del sur de Turquía donde fueron instalados los misiles antiaéreos Patriot de la OTAN está prohibido desde febrero de 2013, supuestamente porque el sistema funciona en modo automático y podría derribar por accidente cualquier avión en misión de observación. Problema: oficialmente, la OTAN retiró esos misiles de allí en agosto de 2015.

 En diciembre de 2015, Turquía prohibió a los aviones de observación rusos sobrevolar gran parte del territorio turco a lo largo de la frontera con Siria afirmando que está realizando allí varias operaciones militares. A pesar de lo previsto en el «Tratado de Cielos abiertos», Turquía no ha justificado debidamente dicha restricción.

 El 26 de enero de 2016, Rusia notificó a todos los Estados firmantes del Tratado su intención de efectuar un vuelo de observación sobre el territorio turco del 1º al 5 de febrero de 2016. Al día siguiente, Turquía acusó recibo de la notificación rusa e indicó que estaba dispuesta a aprobar el vuelo de observación y las consiguientes demandas rusas, sin mencionar condiciones previas ni restricciones.

Sin embargo, durante una reunión de información posterior a la llegada de la misión rusa al punto de entrada, Turquía anunció que una parte del territorio turco situado a lo largo de su frontera con Siria está catalogada como sector peligroso de su espacio aéreo.

Contrariamente a lo previsto en el anexo I del Tratado, la parte observada no había señalado previamente ese sector peligroso.

A pedido de Turquía, la misión rusa modificó la altitud de su vuelo de observación, cuya trayectoria preveía la observación de zonas contiguas a la frontera con Siria (sobre una extensión de 770 kilómetros, a una distancia comprendida entre 20 y 60 kilómetros de la frontera) y de aeródromos donde hay aviones de varios Estados miembros de la OTAN.

A pesar de dicha modificación, Turquía no autorizó el vuelo ruso de observación, invocando instrucciones de su ministerio de Relaciones Exteriores y demostrando con ello que, desde el primer momento, nunca tuvo intenciones de someterse a las condiciones del Tratado.

Algunos Estados de la OTAN acusan a Rusia de «aplicar el Tratado de forma selectiva».

Moscú recuerda al respecto que, en 2014, en el momento más tenso del conflicto en el sureste de Ucrania, las autoridades rusas autorizaron a los Estados firmantes del Tratado el libre acceso a las zonas rusas fronterizas con Ucrania para que pudieran comprobar que no había allí acumulaciones excesivas de fuerzas ni de material militar ruso.