Una ola de manifestaciones se ha levantado en el sur de Irak, donde la población denuncia las graves carencias de los servicios gubernamentales.

Para evitar que ese movimiento de protesta se extienda a la capital, el primer ministro Haider al-Abadi impuso el estado de emergencia el pasado fin de semana.

Las protestas comenzaron con la exigencia de que se estabilice el servicio eléctrico. En el sur de Irak las temperaturas fluctúan actualmente entre 45 y 48 grados Celsius y resulta prácticamente imposible trabajar sin aire acondicionado.

A los reclamos por la falta de electricidad se agregaron después las protestas por la ausencia de agua potable y por la presencia de trabajadores extranjeros en el sector de los hidrocarburos en un momento en que el desempleo alcanza cifras muy elevadas.

Como colofón, entre los problemas que denuncian los manifestantes está también la cuestión de la corrupción, que fue un tema predominante en la campaña electoral que antecedió las recientes elecciones legislativas en Irak.