En 1977, durante la administración del presidente Carter, éste impuso la prohibición de venta de armas a la América Latina. Se vivían en esa década comunes, peores, o iguales tiempos de dictaduras, desapariciones, guerrillas, abusos contra los derechos humanos. El presidente Carter dice tiempo después “estoy al tanto de que mucho ha cambiado desde entonces, pero creo que la cuestión fundamental sigue siendo la misma: ¿deben los Estados Unidos tomar liderazgo en venta de armas a la región o, mas bien, en restringir la venta de armas?” El presidente Bill Clinton procedió a levantar estas más de dos décadas de prohibición porque, a su criterio, existía una nueva era de paz y democracia en América Latina.

La Casa Blanca subrayó manifestando que ya no se trataba de una región dominada por dictadores militares, que América Latina estaba encaminándose dentro del proceso de transformación global de la economía. Pero la verdad es que sus economías se definen y van afirmando sobre lineamientos demandados por los organismos internacionales, y por los bloques de poder mundial.

Cada una de las naciones latinoamericanas está describiendo su propia historia en el proceso, y ninguna como los valientes pueblos de Venezuela y Cuba, inspirando a las otras naciones de America hispana. ¿Hasta qué punto pueden éstas soportar sin protesta los intentos por la disolución de sus intereses nacionales en aras de los fines globales, hasta qué punto se puede aspirar a mantener el equilibrio y la paz en esta aún indefinida y volátil entrada a tiempos de democracia y terror? ¿Es acaso tiempo de armar a vecinos contra vecinos cuando naciones como Perú y Ecuador han necesitado, no hace mucho, de la creación de una misión de paz, de cese del fuego, por su disputa fronteriza, cuando Perú y Chile en difícil diplomacia tratan de resolver viejas disputas y tratados o convenios no finiquitados y que son herencia de la guerra de 1879, se actualiza la discusión y disyuntiva sobre la salida al mar de Bolivia, tan importante ahora por el gasoducto de Camisea que debe atender necesidades energéticas de México y de California? ¿Cuando la Convencion del Mar del Mar (ONU), así como el derecho marítimo a las 200 millas está de nuevo en el tablero?
Los fabricantes y exportadores de armas que cabildean incesantemente en Washington, consideraban que hay un potencial mercado de $6 mil millones en América Latina. Compraríamos aviones de combate, sistemas de defensa aérea y otros equipos sofisticados. La Corporación Lockheed Martin se beneficia de inmediato porque discutía la venta de una flotilla de 24 aviones de combate F-16 a Chile. Perú compró una flotilla de aviones MIG-29 a Biolerrusia, gobierno de Alan García, y el presidente Fujimori, los entregó durante su dictadura a la Fuerza Aérea.*

Chile hizo declaraciones oficiales de que no había preocupación al respecto, cuando empezó a escucharse “carrera armamentista”. Cada F-16 cuesta $ 26 millones y son fabricados en Fort Worth, Texas. Perú apoyó a Argentina durante la guerra de las Malvinas con algunos Migs, para luego recibir la traicion de este país que pese al hecho anterior y siendo garante del Protocolo de Río de Janeiro, vendió armas a Ecuador durante el conflicto del Cenepa. Venta de armas también hace Chile, y por lo cual acepta responsabilidad. A mi criterio, esta violacion del Protocolo de Río de Janeiro invalida lo acordado bajo presión del Big Brother y deberíamos estar a fojas uno de nuevo y velar por los intereses de nuestra patria y por respeto a los soldados que murieron en medio de toda esa pantomima que culmina de parte de un gobernante extranjero (Fujimori) con la entrega de Tiwinza y enclaves comerciales para Ecuador dentro de la region de Loreto. Aberración que el pueblo peruano debe demandar corregir, porque hay intereses israelitas tras la administración de esos enclaves. Tal vez por ello, Eliane Karp quería administrar la CONAPA.

“Hay, hermanos muchísimo que hacer”, como dijera nuestro gran poeta Vallejo. Y como antes de él dijera González Prada, está tan corrompido nuestro sistema de gobierno que “donde se pone el dedo salta la pus.”

Retomando el tema: El levantamiento de la prohibición de venta de armas no pasó por aprobación del Congreso norteamericano de Clinton. Sin embargo, el Congreso puede proceder a bloquear ventas individuales de armas bajo esta nueva política. El gobierno norteamericano ha expresado que las propuestas importantes de compras de armas serán examinadas individualmente, siguiendo las mismas pautas que se aplican a solicitudes de otras regiones del mundo.

El estado de Texas se ha beneficiado especialmente con el levantamiento de la prohibición. La senadora Kay Bailey Hutchinson, R-Texas expresó: “no es el asunto si los países latinoamericanos van a comprar armas, sino de quiénes las van a comprar”. Los beneficios económicos para Texas serán significativos. Las restricciones, dijo entonces Martin Frost, D-Dallas: “han costado a los fabricantes norteamericanos miles de millones de dólares y a los trabajadores norteamericanos decenas de miles de empleos.” Son razones, algunas más pragmáticas que otras, que nos sirven para evaluar cómo y por qué y con qué proyección es que se mueve toda política.
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*Posteriormente se denunció un escándalo de corrupción sobre esta compra de armamento desechado por los rusos, durante el gobierno fujimorista. (C.B. Premio Nacional de Poesía del Peru, periodista free-lance).
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