Comencemos por observar la producción petrolera que ya para 1950 alcanzaba el significativo volumen de 1,5 millones de barriles diarios. Desde allí hasta que se da el proceso de nacionalización se incrementó hasta un máximo histórico en 1970 cuándo se extrajeron 3,7 millones de barriles diarios. A partir de esa cima se revierte el fenómeno para tocar fondo en 1985 con un volumen de 1,7 millones de barriles diarios. Ciclo este de siete lustros de duración para regresar al punto inicial. Comienza inmediatamente luego un nuevo ciclo que permite remontar la cuesta volumétrica que termina a finales del siglo en 1998 con un producción de 3,3 millones de barriles diarios. Lo ocurrido a partir de la llegada del nuevo gobierno en 1998 refleja un cambio de política de producir al máximo sin importarle los precios, lo cual se refleja en la curva de volumen de producción al descender a una nueva fosa en el 2003 producto del sabotaje petrolero, de allí en adelante comienza un proceso de recuperación que ha permitido retomar la cima previa a los acontecimientos del 2002 y del 2003. En la situación actual con un máximo relativo inferior al pico de 1970 de 3,7 millones de barriles, los cambios operados al interior de la industria permiten prever también un aumento del volumen para los próximos años con la posibilidad de superar el máximo histórico ya mencionado.

La conformación de la curva de producción petrolera y su ciclicidad es muy diferente a la de los precios de la cesta venezolana tanto si la observamos a precios corrientes como a precios constantes. En cuanto a la primera es conocido como los precios se mantuvieron cercanos a los dos dólares el barril durante cinco lustros cuando menos hasta la crisis de los años setenta que coincide con nuestra nacionalización petrolera en 1974. El primer escalón del alza permite llevar los precios a casi seis veces su valor anterior observándose una meseta que continúa hasta la llegada del segundo escalón concomitante con el embargo petrolero. Ya para esa época se pone a relucir el inalienable derecho de los países productores de petróleo de ejercer soberanía sobre sus recursos naturales. La Organización de los Países Productores de Petróleo (OPEP) que había nacido formalmente en 1960 y que de manera moderada había defendido sus derechos actuó para que se diera ese primer salto significativo en los precios. La transferencia del uso de los recursos a los países comenzó con los procesos a principios de los setenta y posteriormente ya para inicios de los ochenta la mayoría de las grandes compañías petroleras era de carácter nacional como el caso de Arabia Saudita, Irán y Venezuela.

Con la llegada de la revolución iraní y los sucesos de principios de los ochenta se da un segundo salto que casi alcanza los 30 dólares el barril en 1981, exactamente 29,71 dólares por barril. Desde este pico comienza un abrupto descenso hasta tocar los 13,51 dólares en 1988. Durante casi tres lustros hasta el mínimo de 10,57 dólares el barril se tiene una hondonada de precios con un promedio de los precios de 15,3 dólares por barril. Esa década de precios por debajo del tope alcanzado a principios de los ochenta todavía superaba el promedio que se tuvo después del primer salto a inicios de los setenta cuando durante un lustro el promedio se encontraba en 11,45 dólares el barril.

La búsqueda de una solución adecuada entre los altos volúmenes y los bajos precios que podía favorecer a los productores con altas reservas, al unísono que se ponen en juego las características de cada tipo de gobierno en el contexto geopolítico mundial, permitirían observar como en el caso venezolano se puso en práctica un proceso desnacionalizador de la industria petrolera que solo pudo venir a menos con el cambio de política del nuevo gobierno que triunfó en diciembre de 1998. Se revierte la tendencia de producción al máximo con precios a la baja. Volúmenes adecuados con precios justos se constituyó en la fórmula para superar la disminución luego de los máximos observados durante el segundo shock de principios de los ochenta.

La situación se revierte con la llegada de los últimos años del siglo y la recuperación del rol de la OPEP a pesar de todas las diferencias internas que pudieran existir dentro de dicha organización. Venezuela comenzó a jugar un nuevo rol en sintonía con los esfuerzos que había logrado establecer la organización desde 1960. El respeto a la OPEP, la política de alianzas, la fijación de cuotas y la de las bandas de precios comenzaron a tener sus efectos importantes tanto en los volúmenes producidos cuánto en el nivel de precios.

Los precios pasan de un mínimo de 10,6 dólares el barril en 1998 a los precios actuales del 2005 que para el caso venezolano llegaron a un promedio anual de 45,39 dólares el barril. La recuperación del valor en precios siguiendo la atracción de la demanda por parte de países que se incorporan al ritmo de crecimiento como China y la India, además de los efectos en el crecimiento de la misma demanda por parte de los países capitalistas más desarrollados han permitido que los niveles de precios hayan continuado creciendo desde la entrada del nuevo siglo con 20,21 dólares el barril en el 2001 hasta los precios actuales que más que lo duplican en términos de precios corrientes.

En términos de precios constantes la curva tiene un patrón similar por cuanto se refiere al período que concluye en el 2005, con la diferencia que el valor de ese año con 45,4 dólares el barril que supera el máximo alcanzado en 1981 con 29,71 dólares el barril. Para los precios constantes en cuanto al año 2005, el valor de 7,5 dólares el barril a precios de 1967, se encuentra apenas a un 72% del máximo de 10,9 dólares el barril alcanzado en ese año 1981.

Esta diferencia entre los precios corrientes y a valor constante da una idea del cambio en la capacidad externa de los valores actuales del precio del barril venezolano. Lo cual evidentemente tiene repercusión en los ingresos fiscales y su representatividad externa en cuanto el poder de compra de nuestro petróleo y del uso que pueda hacerse para cambiar la tendencia ya negativa de alcanzar mayores volúmenes a costa de disminuir el precio justo por nuestra mayor riqueza natural.

Para observar más de cerca el significado de la diferencia de los precios a nivel corriente y constante, la curva de los ingresos fiscales petroleros reales nos da una perspectiva de lo ocurrido. Antes del aumento que ya impactó en parte al año 1973, el promedio del ingreso fiscal real desde el inicio del período de democracia representativa en 1958 hasta 1972, tuvo un promedio de 1.667.645 bolívares a precios del 1997.

Vale la pena comentar acerca de los promedios del ingreso fiscal petrolero real en varios períodos sucesivos. El primero desde el nacimiento de la democracia representativa en 1958 hasta el inicio del primer boom petrolero en 1974, que cubre los tres períodos iniciales de gobierno que se dieron, condujo a un promedio para esos 16 años en un mínimo histórico desde 1950, en 1.771.195 bolívares.

El segundo período que va desde 1974 hasta 1981, comprende los años entre los dos shocks petroleros, esto es ocho años, horizonte mitad del período anterior y se encuentra entre dos picos, el máximo histórico desde 1950, en 1974 al llegar el ingreso fiscal petrolero real a 9.689.848 bolívares, descendiendo luego para reponerse en 1981 al nivel de 8.859.755 bolívares a precios constantes, con un promedio para el período de 6.980.200 bolívares.
Un tercer período cubre doce años desde 1982 hasta 1993 con un promedio de los ingresos fiscales petroleros reales de 4.859.024 bolívares.

El cuarto período corresponde con el segundo gobierno del Dr. Rafael Caldera con cinco años de duración desde 1994 hasta 1998, el promedio llegó a 3.257.151 bolívares. Y finalmente, el período actual de gobierno que se inicia el 2 de febrero de 1999 y culminará a principios del 2007. Para las cifras hasta el presente en los siete años que cierran a finales del 2005, el promedio de los ingresos fiscales petroleros reales fue de 4. 353.096 bolívares anuales.

Si tomamos como base el mínimo del primer período, el segundo lo supera en 3,94 veces, el tercero en 2,74 veces, el cuarto en 1,83 veces, en una tendencia descendente que se revierte para el período actual al cierre del 2005 cuándo se llega a 2,45 veces. Si tomamos la referencia con el período de máximos ingresos petroleros fiscales reales, esto es el período del 1974 al 1981, el primer período solamente alcanza a un 25,5% del total, el tercer período con un 70,1%, luego el período 1999-2005 con 62,8% y finalmente en un nivel intermedio el período 1994-1998 con un 47% de ese máximo promedio. Con ello debemos ilustrar la tendencia decreciente de los ingresos fiscales petroleros desde el período 1974-1981 al bajar a un 47% y recuperarse recientemente después del 1999 hasta llegar al 62,8%, ya señalado.

La política de privatización enfatizada en los últimos períodos de gobierno previos al 1999, con un rompimiento de las cuotas y de la política de alianzas con los otros miembros de la OPEP, acompañada todo ello con el aumento de los volúmenes y disminución del nivel de precios; conducía a reforzar esa tendencia de disminución de los ingresos fiscales petroleros reales. Con el cambio de gobierno y de política petrolera, repetimos, de volúmenes adecuados y precios justos, se ha comenzado el proceso de internalización de los hidrocarburos, siguiendo los lineamientos pautados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en sus artículos 302 y 303, los cuales preservan para el Estado las actividades petroleras resguardando la soberanía nacional.

Las diferencias cuantitativas observadas en los períodos señalados permiten relacionarlos con el fenómeno de desacumulación que ha venido dándose en Venezuela a partir de finales de la década de los setenta. Al igual que debemos tener en consideración el relativo creciente proceso de endeudamiento que se inició con el primer shock de origen petrolero en 1973-1974.

Podemos afirmar que ambos procesos de desacumulación y endeudamiento se han comenzado a revertir de manera importante a partir del año 2005, permitiendo por un lado que el largo ciclo de desinversión llegue a su fin con el uso de recursos provenientes de la riqueza petrolera. Para muestras lo ocurrido con los fondos denominados Fondespa I y II, el uso de las Reservas Internacionales provenientes de la Reforma Parcial de la Ley del Banco Central de Venezuela en el 2005 y la subsiguiente creación del Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden).

Todo ello ha permitido invertir ingentes recursos en la recuperación de la infraestructura nacional en términos de obras de vialidad, transporte masivo, ferrocarriles, agua y otros servicios de apoyo. Sin dejar de lado la significativa recuperación del pago de la deuda social acumulada a través del instrumento de las llamadas Misiones Sociales. En concurrencia con esto el ¨Plan de Siembra Petrolera¨ que permitirá mantener y desarrollar la industria de hidrocarburos en los próximos años.