La Comisión permanente del Senado estadounidense a cargo de los servicios de inteligencia ha terminado la redacción de un monumental informe de 6 000 páginas con 35 000 notas al pie que contienen referencias a más 6 millones de documentos sobre el programa de torturas de la CIA.

La investigación senatorial pudo determinar que el programa alcanzó una envergadura gigantesca, yendo mucho más lejos de lo que hasta ahora se ha mencionado públicamente. En el marco de ese programa se utilizaba la tortura para acondicionar a los torturados o para arrancarles información. En este último caso, la información obtenida bajo la tortura, lejos de ayudar al trabajo de la CIA lo dificultaba haciéndole seguir pistas falsas.

A lo largo de los 10 últimos años, la Red Voltaire abordó en sus trabajos muchos de esos hechos, hasta ahora desmentidos por las instituciones e ignorados por la prensa dominante.

Personalidades que han tenido acceso a ese informe estiman que su publicación puede generar una reacción comparable a la serie de escándalos que resultaron de la publicación del informe de la Comisión Church (en 1975) y de la Comisión Pike (en 1977). Pero la Comisión no se decide a publicarlo íntegramente.

La Comisión permanente del Senado sobre los servicios de inteligencia, que acaba también de realizar la audiencia sobre la nominación del candidato a la dirección de la CIA, John Brennan, debería lógicamente interrumpir el proceso de confirmación para pedirle explicaciones a Brennan, quien era el tercer responsable más importante de la CIA durante la tenebrosa época de la administración de George Bush Jr.

Los más cercanos colaboradores de Brennan ya dieron a conocer que este último negaría toda implicación en esos crímenes afirmando, al parecer, que fue mantenido al margen del programa de tortura de la CIA y que sus colegas y superiores simplemente lo desinformaron.