Mientras que el mundo festeja el sexagésimo aniversario de la victoria contra el fascismo, el miércoles 4 de mayo de 2005 el consejo municipal de Prístina decidió construir un monumento a los «héroes de la Liga de Prizren», organización fascista que reunía el regimiento de Kosovo, la división SS Skanderbeg y unidades de la gendarmería albanesa, y que cometió todo tipo de atrocidades. La Liga constituía la fuerza militar de la Gran Albania, creada artificialmente por el Reich. Además de la Albania actual, este Estado había absorbido Kosovo, Metohija, una parte de Montenegro, otra de Macedonia y el Epiro griego.
El Kosovo actual, cuya capital es Prístina, sigue siendo desde el punto de vista formal una provincia serbia, pero desde su «liberación» por la OTAN es administrado por la ONU.
Este monumento le sigue los pasos al erigido a la memoria de los SS estonios en Tallin; a la entrada de un partido neonazi, el Congreso de los Nacionalistas Ucranianos, al gobierno surgido de la «revolución» anaranjada en Ucrania y a la campaña negacionista emprendida por la presidenta de Letonia, Vaira Vike-Freiberga. Se trata de cuatro iniciativas apoyadas públicamente por los diplomáticos estadounidenses en funciones en esas localidades.