Los que propugnan la suscripción de la Convención del Mar han dicho, sin explicarlo por cierto, que es conveniente para el Perú que acepte 12 millas de Mar Territorial en lugar de 200 millas y además aceptar que un organismo internacional se encargue de resguardar lo que antes habría sido peruano. En la retórica insustancial de los voceros de la Convemar en el Perú se recalca con contumacia que los peruanos no perderíamos la soberanía de las 188 millas mientras que para otros esto significa una nueva pérdida de territorio.

No es cierto lo que afanosamente dicen por los defensores de la antiperuana Convemar. Si al Perú se le llevara a esa convención para mantener su territorio marino bajo la férula de instituciones ajenas a nuestros intereses, el Perú estaría sacrificando su soberanía sobre su territorio y, además, una parte de nuestra geografía [marítima y quizá la amazónica en el futuro] pertencería a la "humanidad". Nuestro sacrificio sería para que esos suelos y aguas marinas se dispongan para su explotación por pulpos transnacionales, lo que en nada beneficiaría ni al Perú ni a esa humanidad que tan demagógicamente se menciona.

Nada puede justificar el abandono de nuestros derechos soberanos sobre las 200 millas. No puede existir ni siquiera en el imaginativo pensamiento una compensación económica que satisfaga ese "sacrificio" puesto que el territorio nacional no está ni puede estar en venta. Los peruanos no queremos ninguna dádiva a cambio de nuestras 200 millas, ni facilidades financieras, ni facilidades comerciales como el repudiado TLC, ni facilidades económicas porque no queremos hacer intercambios comenciales con nuestro patrimonio. Lo que queremos los peruanos es mantener INTANGIBLE todo el territorio nacional incluyendo en él las 200 Millas de Mar Territorial o Mar de Grau.

Para maquillar los malsanos propósitos de la Convemar se ha pretendido manipular el sentimiento peruano con palabrejas gastadas que pertenece al diccionario de la antipatria como, por ejemplo, "solidaridad con los demás países del mundo" para dejar nuestras 200 millas a disposición de los nuevos piratas del mar. Ese trabajo sentimental oculta que en las aguas y en el suelo marino hay ingentes riquezas que para su explotación se puede recurrir a tratados bilaterales con el fin de sujetar a los países interesados bajo los fueros legales y administrativos del Perú. Por el contrario, los defensores de la Convemar recurren a empolvados textos de heterodoxa economía marítima para hablarnos de la "libertad" que debe haber en el mar sin importarles que en el futuro se sustraigan nuestros recursos.

Qué ingenuo es pensar, siquiera, que las transnacionales que se apoderen de nuestro Mar Territorial vayan a compartir con la humanidad todos los beneficios extraídos de nuestro mar como, por ejemplo, petróleo, gas natural, el 75% -aproximadamente- de los elementos de la Tabla Periódica de Mendeleiev, y las ganancias provenientes de la comercialización e industrialización de las especies vivas de nuestras aguas y suelos marinos. Esto es no entender dentro del marco de la economía internacional moderna el comportamiento de los grandes monopolios y la avidez de las naciones industrializadas por depredar los enormes recursos que poseen países como el Perú. Se miente en aras de la "solidaridad con los demás países del mundo".

La Convemar es un instrumento que sirve para cercenar, nuevamente, el territorio patrio. Los propósitos de la Convemar no pueden interpretarse como un beneficio para el Perú pues es la continuación de la política de entrega o rendición de territorios que en el pasado se hizo en favor de naciones vecinas. Unos nos ganaron guerras y se les entregó parte de nuestro mapa; otros reclamaron lo que no les pertenecía y se les dió; los últimos, como Colombia, no reclamaron territorio pero se les ofreció y cuando el gobierno quiso retractarse los colombianos ya estaban en pie de guerra. Con estos antecedentes los peruanos hemos visto la reducción de muestros territorios de un área -aproximada- de más de dos millones de kilómetros cuadrados -al comienzo de la república- a un poco menos de de un millon y 300 mil kilómetros cuadrados en el plano del territorio continental. La escuela dejada por esa diplomacia asesorada siempre por equipos castrenses ha dado como resultado un híbrido antinatural que apareciendo peruano tome decisiones contra el Perú o a espaldas del pueblo peruano; híbrido que ahora dicen representar los intereses peruanos en la Convemar. Esto en castellano claro se llama traición a la patria. Así de sencillo.

Los tratados de entrega de nuestros territorios a TODOS los países vecinos siempre fueron la consecuencia de un hecho beligerante o potencialmente beligerante. Con la Convemar la entrega de nuestro Mar Territorial tiene un cariz diferente pues se recurre antes a la convención entreguista. Si nos retractáramos en el futuro, como caso supuesto, nos someteríamos o a una intervención extranjera directa que no es raro en los períodos actuales o al sabotaje económico, comercial y financiero que se aplica a las "naciones desobedientes". A esto nos quiere llevar la tropa de irresponsables que propugna la firma de la Convemar.

Los peruanos jamás hemos considerado como un error la tesis de las 200 millas y por el contrario muchos hemos visto con agrado y rebozante felicidad que por primera vez en la historia nacional el Perú haya incorporado nuevos territorios a la carta nacional y fue cuando el gobierno de Bustamante y Rivero hizo nuestras esas 200 millas. Luego nos dimos cuenta que nadie se podía oponer a nuestra decisión puesto que dentro de esas 200 millas, contadas desde el litoral hacia el Oeste, no nos superponíamos a los intereses de otras naciones.

Somos una de las raras naciones en el mundo que tiene el privilegio de ostentar 200 millas con libertad y sin atropello; somos una de las pocas naciones privilegiadas por tener en nuestras manos una riqueza marina incalculable; el Perú tiene el privilegio de tener ventajas económicas que tienen que servir para garantizar el bienestar nuestro. Por ello nada de equivocado tienen quienes hicieron la declaratoria y posesión de las 200 millas y no hay error peruano puesto que no mancillamos territorio ajeno. Por el contrario el decreto supremo que incorpora esas 200 millas a nuestro territorio ha tenido un carácter anticipatorio y por ello ahora se pretende superponer a él un mañoso acuerdo internacional como la Convemar que es lesivo para los intereses del Perú.

El territorio nacional no se negocia. El territorio nacional no está en venta.