Corría 1968 y Masotta, director de la efímera revista, se convertía así en uno de los primeros intelectuales argentinos en tomarse en serio a los diálogos en formas de globo. Pasaron cuatro décadas desde entonces y ahora –computadora, Internet y banda ancha mediante– el género vuelve a estar al día con las nuevas tecnologías de la información.

Dando vueltas por la red hay cientos de personajes y aventuras más cotidianas que espectaculares listos para ser descubiertos. Están ahí nomás, a un clic de distancia. Neocostumbristas y al mismo tiempo hipersubjetivos, a estos cuadritos virtuales les falta el papel pero les sobra imaginación. “En el caso argentino, la publicación de historietas a través de páginas web o blogs fue un recurso adoptado por dibujantes y guionistas ante la inexistencia de publicaciones dedicadas al género”, explica Lautaro Ortiz, editor de la versión contemporánea de la influyente revista Fierro.

Como sucedió con tantas otras actividades en el país, el comic tuvo que atravesar cuesta arriba el desierto de los 90: entonces subsistió al nivel de los fanzines, fotocopias abrochadas artesanalmente que circulaban de mano en mano.

“La crisis de la historieta pasaba por los medios: llegó un punto en el que no había dónde publicar. Internet vino a darnos ese espacio. La aparición de los blogs hizo que este espacio sea muchísimo mejor aprovechado. Cada autor pudo crear su sitio fácilmente y subir su propio trabajo», señala Fabián Zalazar. Junto con una veintena de colegas que irrumpieron en los últimos años, Zalazar integra el staff de Historietas Reales (www.historietasreales.wordpress.com).

Así como las revistas underground fueron una especie de corriente de oxígeno en la década pasada, el renovado impulso que recibió la historieta en el nuevo milenio tuvo como escenario a la pantalla de la computadora. A las viñetas urbanas de Historietas Reales habría que sumarle otras experiencias grupales, como la de 4 Segundos (www.4segundoscomics.com) y El Círculo del Cuadrito (www.circulosencuadritos.blogspot.com), por no mencionar a los innumerables blogs individuales de los ilustradores y guionistas independientes que encontraron un lugar propio en el ciberespacio.

El pasaje del soporte tradicional al monitor con el uso de herramientas digitales, ¿modificó en algún punto la relación entre el creador y su obra?

“Ya que la historieta publicada en Internet ha sido una forma de seguir viva, no veo una diferencia clara entre la Web y el papel. Pero este último juega un rol fundamental: no hay con qué darle al papel impreso”, advierte el editor de Fierro. En la misma sintonía, Zalazar dice que su método de trabajo no se modificó. “Yo dibujo de la misma forma cuando es para una revista que cuando es para Internet”, puntualiza.

El cambio habría que buscarlo entonces en la interacción dinámica que habilita el blog con su apertura a los comentarios. “La gran ventaja es la respuesta inmediata y directa que se obtiene del lector, porque la labor del dibujante suele ser muy solitaria”, describe Zalazar. Fue precisamente a partir de la respuesta del público que varias de las tiras de Historietas Reales, incluyendo la suya, fueron editadas en formato libro. Completa el autor de Yo conmigo: “No fue mi objetivo al principio, pero lo fue siendo con el paso del tiempo y el crecimiento de la página. Digan lo que digan, nada va a reemplazar el placer que provoca tener la obra impresa. Nada podrá vencer ese fetiche de tener un libro en las manos, oler el papel, leerlo tirado bajo un árbol”.

Nota publicada en http://www.acciondigital.com.ar/15-02-09/agenda.html