Al hacer uso de la palabra ante la Conferencia sobre la Enseñanza Universitaria Islámica, el 26 de julio de 2017, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan confirmó la próxima creación de una universidad islámica en Estambul y propuso como rector de esa institución al predicador estrella de la Hermandad Musulmana, el jeque Yussef al-Qaradaui, a quien Arabia Saudita y Egipto acaban de incluir en su lista de terroristas.

Qaradaui perdió su nacionalidad egipcia en 1967, por decisión del presidente Gamal Abdel Nasser. Durante la guerra civil en Argelia (de 1991 a 2002) el ministro del Interior francés de aquella época, Charles Pasqua, lo consideró como uno de los principales líderes terroristas, razón por la cual se le prohibió a Qaradaui la entrada en Francia y se prohibió en ese país la publicación de sus libros.

Pero en 2004, el príncipe Charles de Gran Bretaña lo nombró administrador del Centro de Estudios Islámicos de la universidad de Oxford. Durante la preparación de la «primavera árabe», y con el constante respaldo del Reino Unido, Qaradaui se convirtió en el consejero espiritual de la televisión satelital informativa qatarí Al-Jazeera y llamó sucesivamente a asesinar al Guía libio Muammar el Kadhafi y al presidente sirio Bachar al-Assad. En 2015, Qaradaui declaró que Recep Tayyip Erdogan debería ser el sucesor de Abu Bakr al-Baghdadi como próximo califa del islam.

La universidad islámica de Estambul es un proyecto tendiente a rivalizar con la universidad al-Azhar del Cairo, referencia intelectual de todo el mundo musulmán. Según Erdogan, esta última «ha perdido toda dignidad» desde que los estudiantes «pueden encontrarse allí con mujeres que amamantan a sus hijos» (sic).