Un centenar de combatientes sirios sunnitas leales a la República Árabe Siria, Estado miembro de la ONU, resultaron muertos en la noche del 7 al 8 de enero por la aviación de Estados Unidos en la región siria de Deir es-Zor donde trataban de liberar las instalaciones de producción de gas de Kasham, bajo control de yihadistas ex miembros del Emirato Islámico (Daesh) y anarquistas kurdos de las YPG armados por el Pentágono.

El 6 de febrero de 2018, miembros de tribus beduinas leales a la República Árabe Siria que trataban de recuperar sus tierras, ocupadas por las llamadas «Fuerzas Democráticas Sirias» (FDS, milicia que se compone esencialmente de kurdos armados por Estados Unidos), abrieron fuego de artillería contra el campamento de esa fuerza, situado a 500 metros de una base estadounidense ilegalmente enclavada en suelo sirio.

El 7 de febrero, las mismas tribus sunnitas sirias, con apoyo de una milicia chiita, trataron de liberar las instalaciones de producción de gas de Kasham, igualmente ocupadas por los elementos que los militares estadounidenses planeaban utilizar para crear una «Fuerza de Seguridad de la Frontera Siria» [1], fuerza que en definitiva no ha llegado a constituirse oficialmente y que se compone de anarquistas kurdos de las YPG y de yihadistas provenientes de Daesh.

[1«El Pentágono enrola más de 10 000 ex yihadistas de Daesh», Red Voltaire, 16 de enero de 2018.