Las noticias que llegan de Rusia no son buenas. La democracia pierde terreno, la economía depende del petróleo y la política exterior es torpe. ¿Qué otra cosa peor podría ocurrir? No obstante, antes de defender ese punto de vista, analicémoslo con más detenimiento.
Vladimir Putin se dio a la tarea de combatir la libertad de los medios de difusión, de marginar a los partidos políticos liberales y de concentrar el poder en manos del Kremlin. Pero ello no impide que numerosos sitios de internet lo critiquen e incluso lo ridiculicen. Rusia depende del petróleo, pero mientras los precios no bajen, eso no representa un problema. Rusia actuó con dureza en Georgia y en Ucrania, pero hoy no interviene en Kirguizistán, ha propiciado un acercamiento con Ucrania y negocia con Tbilisi la retirada de sus tropas de Georgia.
Putin provocó un escándalo aquí cuando explicó que la desaparición de la URSS había sido la peor catástrofe geopolítica del siglo XX, pero aunque ese enfoque no se comparta aquí, los rusos están de acuerdo con él. Para los miembros de la «generación gloriosa» que vivieron la Segunda Guerra Mundial y después vieron como jubilación perdía su poder adquisitivo durante la liberalización de la economía, esa declaración es un hecho obvio. Según los resultados de una encuesta, el 66 % de los rusos opina que la perestroïka hizo más daño que bien, el 70 % aprueba la política de Putin y un poco más del 20 % considera que Stalin fue un gran dirigente.
¿Cómo tratar con Rusia? Los rusos condenan hoy las reformas de los años 90 que creen inspiradas en los Estados Unidos y denuncian lo que consideran como injerencias en sus asuntos internos. Así que hay que aceptar a Rusia tal como es y trabajar con ella.

Fuente
Los Angeles Times (Estados Unidos)

«For Real Results, Let’s Get Real», por Eugene B. Rumer, Los Angeles Times, 8 de mayo de 2005.