“René Bucarám, Fernando Santos, Edgar Terán, René Ortiz, entre otros” son los voceros de las empresas privadas, son expertos para incriminar a Petroecuador que no es eficiente, que la empresa genera pérdidas; pero eso sí, se expresan complacidos cuando es alentada la inversión privada, a riesgo de comprometer la soberanía nacional y perjudicar flagrantemente al Estado.

Cualquier empresa si no tiene inyección de capital para dar mantenimiento a las máquinas, comprar repuestos, innovar tecnología, etc, está condenada a fracasar indefectiblemente. En el caso que nos ocupa, las privadas al contar con presupuesto propio cada año invierten alrededor de 700 millones de dólares en proyectos de sísmica, perforación, facilidades de superficie, etc; mientras tanto en el caso de la estatal, no llega a 100 millones, a pesar de contar con reservas que superan los 3000 millones de barriles. Sólo en el caso de Petroproducción este año se bajó el presupuesto de 280 millones a menos de la mitad; es decir un golpe bajo para los proyectos de inversión productiva.

Por cierto, los técnicos de Petroproducción se lamentan cómo al Oriente no llega ni un tornillo, mientras a diario por las carreteras vía a Chiritza o al Coca, decenas de trailers transportan grandes equipos, tubería de toda medida para las empresas privadas. ¡Cómo diría nuestro pueblo, ni agua la enemigo! En este caso, como ecuatorianos ¿somos enemigos de la empresa que más recursos nos entrega? ¿Nos parece justo el abandono deliberado al que le han sometido a la empresa estatal?.
Al respecto los medios de comunicación se hacen los desentendidos, los canales de TV responden claramente a los designios de los grupos económicos de poder. En materia petrolera obviamente se intenta mantener una campaña de desprestigio de todo lo que huela a estatal, bajo los calificativos de “ineficiente, corrupto, sindicalista”, etc; allí radica el manejo soterrado del discurso del poder; citemos frases trilladas de los detractores a sueldo: la UNE es un caos, el IESS arroja pérdidas, Petroecuador es ineficiente. Todo va de la mano de quienes pretenden mantener un estado de desinformación para que el pueblo viva permanentemente engañado.

Ciertos periodistas no actúan con objetividad al informar a la opinión pública, recordemos cuando la Comisión Cívica Anticorrupción denunció durante el gobierno de Gutiérrez “los indicios de tráfico de influencias y conflicto de intereses en contra del ex - ministro de Energía Eduardo López, por sus negocios vinculados con la empresa familiar Sertecpet (contratista de la OXY), que le permitió facturar a Petroproducción por sus malos servicios, de 28 mil dólares en 2003 a más de 1’700.000 dólares en 2004. O cuando se modificó la Ley de Petroecuador para permitir que un ex funcionario de Petrobras, como fue Luís Camacho, quien en un tiempo récord llegó a la Presidencia Ejecutiva con el claro objetivo de conseguir el permiso ambiental que le permita a la empresa poder arrasar con el Parque Yasuní. Sobre estos casos, nadie le dio cobertura ni hizo escándalo, más bien pasó desapercibido; no obstante, esta campaña de desprestigio está orquestada con el propósito de debilitar cualquier proyecto de reactivar a Petroecuador y sus filiales, les molesta que lleguen autoridades que al menos en el discurso pretendan actuar como ejecutivos honestos y comprometidos en invertir en la primera industria del país, les incomoda que exista un asomo de patriotismo y conciencia nacional.

Los medios deben actuar con ética, con objetividad cuando informan a la opinión pública, ¿por qué no se fiscaliza la sobreexplotación de los pozos petroleros aprovechando los altos precios del petróleo? ¿por qué no se investiga el entierro de tubería que supuestamente es una práctica ecológica para evitar los derrames, cuando es necesario denunciar que acarreará en un futuro no muy lejano casos de tubería empaquetada de crudo, que una vez abandonados los pozos será fácil presa de la corrosión, con lo cual la contaminación será incontrolable pues emergerá de todo lado?. Para ese entonces, las petroleras dejarán una estela de polución y muerte, tal como sucedió con la Chevron Texaco.

Pero analicemos un poco la contraparte, qué sucede en Petroproducción: la tubería en casi su totalidad no se entierra, permanece suspendida sobre los marcos “H”, por ello es fácil presa de los atentados de gente inescrupulosa que ha encontrado un gran negocio en el corte o robo de las líneas de flujo. Pero al menos la tubería está a la vista, lo que facilita poder detectar en superficie cualquier fuga o derrame. En ciertos casos, los tubos corroídos se aprovechan cuando técnicamente ya no se pueden usar para la industria, mediante donaciones a los gobiernos seccionales, como material de construcción para obras comunitarias. Sobre el tema cabe reflexionar que si en un bloque petrolero de +/- 200 mil has. existen cientos de miles de metros de tubería enterrada, aunque tenga la protección anti corrosiva, el riesgo es latente no para hoy, sino para cuando las líneas sean abandonadas una vez que ya no sea rentable la explotación petrolera.

El peligro radica en que el Oriente se convierta en un enorme lago de petróleo donde la vida en todas sus formas esté seriamente comprometida. Como siempre las petroleras le pasarán al Estado la factura de los pasivos ambientales.
En otro ámbito, resulta increíble cómo los trabajadores de la estatal han logrado mantener la producción sin repuestos, sin contratos de mantenimiento. Un caso que me llamó la atención en mi última visita a los campos es el testimonio de Pedro Martínez, supervisor de montaje y construcciones de Petroproducción, quien reconoce que “mientras las privadas se dan el lujo de desechar materiales como válvulas, bridas, pernos, etc, por cuanto tienen repuestos de sobra, a nosotros nos toca minar en la chatarra para hacer el mismo trabajo y no parar la producción”. Uds. se preguntarán ¿por qué la producción a pesar de este boicot permanente se mantiene? la respuesta es una sola: la gente trabaja en equipo arrima el hombro como un solo puño, demuestra una voluntad férrea, como en los antiguos galeones donde los remeros, al unísono, no paraban de remar hasta salir de la tormenta.

Los éxitos en la producción petrolera estatal se dan cada semana a pesar de la falta de taladros, aunque la prensa denota mala voluntado o ignorancia supina, cuando se trata de resaltar la efectividad de los trabajos de perforación y reacondicionamiento. La consigna de los canales de TV es evidente, hay intereses económicos que buscan desaparecer a Petroproducción. Sin embargo, no se puede tapar el sol con un dedo, los resultados de la eficiencia de los técnicos estatales son contundentes, donde la producción en cada campo del Oriente ha tenido éxitos incontrastables que han permitido mantener la producción y contrarrestar la declinación natural de los yacimientos.

Nos preguntamos otra vez ¿Por qué los medios no investigan las causas que originan los paros en la región amazónica? Que dicho sea de paso, se ensañan contra las instalaciones de la estatal, por que las privadas al ser “un Estado dentro de otro Estado”, nadie puede ingresar para constatar ¡qué barbaridades están haciendo con nuestra riqueza!

La Ley del Medio Ambiente obliga a las petroleras a realizar un estudio del impacto ambiental previo a posibles afectaciones al medio ambiente y sobre todo a las comunidades aledañas al área de explotación hidrocarburífera; sin embargo la Unidad de Protección Ambiental de Petroecuador fue asaltada por el gobierno anterior para convertirla en caja chica. Dicha unidad cuenta con cerca de 30 millones de dólares para ejecutar trabajos de remediación ambiental y/o cumplir con las obras de compensación social en beneficio de los colonos. Solo en este año se han dado dos paros que provocaron pérdidas al país por más de 6 millones de dólares pues cerca de 130 mil barriles se dejaron de producir. El gobierno anterior prefirió invertir en spots de TV, en armar y entrenar a las hordas que asaltaron a Quito durante la sonada de abril; y no se asignaron los recursos para los compromisos suscritos con la comunidad, quedando los trabajadores como los malos de la película, cuando su labor no es precisamente administrar los fondos para ejecutar las obras.

Finalmente, también los canales de TV le hacen el juego a las privadas, pues reciben jugosos pagos por la publicidad que el Oleoducto de Crudos Pesados OCP (Consorcio conformado por OXY, Repsol YPF, AGIP, Encana, etc) despliega casi a diario. Si no, como se entiende la campaña sucia de desprestigio en contra de los trabajadores petroleros, los éxitos en la producción estatal casi no se mencionan, se soslayan al corrido de un flash informativo para restarle importancia al esfuerzo y eficiencia de un puñado de ecuatorianos que no claudican en su compromiso histórico por cumplir con el país.

Cualquier intento de romper la dependencia de los Estados Unidos en materia de venta de crudo o de refinación suena descabellado para los aliados de las transnacionales. No sorprende escuchar al René Ortiz, Santos Albite o Bucarám, satanizar al ministro Rafael Correa de terrorista económico, poner en alerta a la opinión pública ante el riesgo de debilitar las relaciones comerciales con el imperialismo norteamericano, o en otras palabras, perder los altos ingresos que les pagan las transnacionales por hacer de abogados del diablo. Claro que le conviene al país refinar el petróleo en Venezuela, el transporte del petróleo le costaría $ 2 el barril; la refinación $ 4,5. Restemos los casi 70 dólares que cuesta en el exterior un barril de diesel, de 40 dólares que nos paga el intermediario en Balao Esmeraldas por nuestro petróleo, nos quedaría $ 30 a favor, menos 10 dólares en números redondos de costo de refinación y transporte nos queda un ingreso neto adicional para el país de 20 dólares por barril. Con ello lograríamos reducir la importación de combustibles ahorrando a la nación ingentes recursos económicos. Al respecto ¿creen Uds. que el interesa a ECUAVISA, TELEAMAZONAS, GAMAVISION, etc, hacer un seguimiento de los procesos de integración comercial entre pueblos hermanos como el Ecuador y Venezuela? Sin duda la casi totalidad de periodistas se allanan a una prensa identificada con los grupos empresariales que han lucrado del castigo o descuento que no es otra cosa que la comisión que cobran por darnos vendiendo nuestro petróleo.