El científico y millonario norteamericano Gregory Olsen, convertido en tercer turista espacial, no ha tenido miedo viajar al espacio porque siempre se ha fiado de la nave rusa «Soyuz» y de las personas que lo acompañarían durante el vuelo.

«Ese hombre 60 años ha superado todas las dificultades que implican el vuelo orbital, el trabajo en la Estación Espacial Internacional y el regreso a la Tierra en la pequeña cápsula recuperable del ’Soyuz’ -comentó a RIA «Novosti» el portavoz del Centro Control de Vuelos-. Olsen soportó las inevitables sobrecargas y cumplió en la órbita el programa científico que había diseñado».

«No creo que el vuelo entraña riegos porque los miembros de la tripulación son muy experimentados y la nave rusa ’Soyuz’ es fiable», había dicho Olsen antes de partir al espacio.
El turista espacial había revelado por qué anhelaba volar al espacio.

«Soy físico y me dedico a la óptica y
electrónica -expresó-. El año pasado tuve algunos problemas de salud y no pude volar, pero después de haberme recuperado los médicos dieron su visto bueno para la expedición orbital».
Olsen había llevado a la Estación Espacial unas chapas militares para que luego en la Tierra sirvieran de talismanes. «Una de mis hijas está preñada de mellizos y por ello me había llevado dos chapas más», confesó.
Gregory Olsen nació el 20 de abril de 1945 en el barrio de Brooklyn, en Nueva York. En 1968 se graduó en la Universidad Fairleigh Dickinson. En 1971 terminó sus estudios de posgrado en la Universidad de Virginia y obtuvo el grado de Doctor en Ciencias en la especialidad de ciencia de los materiales.

En 1984 fundó una compañía que se especializa en la producción de sensores y emisores de fibra óptica.

Fuente
RIA Novosti (Rusia)