Este es un año electoral. Nos lo han recordado desde el 2005. Sin embargo, los temas latentes de la agenda política del país siguen haciéndonos pensar que tarde o temprano podría producirse un nuevo quiebre institucional que suspenda o postergue las elecciones. Si no es propiciado por el Gobierno, tal vez lo sea por el Congreso, o tal vez por los sectores populares.

Al primero, es decir a Alfredo Palacio, no le interesa que la campaña se instale, porque el blanco perfecto de los candidatos sería él. Los ataques vendrían por el lado de que su Gobierno ha traicionado los postulados de abril del 2005 con los que llegó a Carondelet. No hubo tal refundación del país, ni aseguramiento universal de salud; sería un Presidente mediocre que no logró concretar su única bandera política.

Así se explica este sexto intento fallido por convocar a consulta popular, que defina si se instala o no una Constituyente. Con ello busca mantener la discusión por otros terrenos. Con su tercer Ministro de Gobierno en lo que va de su fugaz administración, busca prender fuegos para que los “movimientos sociales” sean los que hagan lo que su incapacidad política le ha impedido: presionar al Congreso para que apruebe la consulta popular. No lo logrará, pues incluso en aquellos sectores que incialmente confiaron en él, ya está claro cuál es su juego, y no piensan seguirlo.

Decíamos que tal vez un nuevo quiebre institucional podría producirse por el lado del Congreso Nacional. Su carta bajo la manga siempre será la destitución de Palacio si éste se atreve a asumir actitudes dictatoriales para pasarse or encima del TSE para realizar la consulta. Es un escenario que no está del todo desechado, y con lo cual se hablaría de postergar las elecciones, cosa que si bien en el discurso nadie quiere, a todos berneficia. Luego del desprestigio en que han caído los partidos más grandes como el PSC y la ID, sobre todo con los últimos escándalos de afectación a la libertad de prensa o de irregularidades administrativas al frente del Congreso, no les vendría nada mal un aplazamiento del tiempo para reacomodar sus maquinarias y acondicionar sus chequeras.

Pero también decíamos que por el lado de los sectores populares podría producirse también un nuevo quiebre institucional, porque además de los temas claves que estos sectores no dejan pasar de agache, como la firma del TLC, la caducidad del contrato con la compañía Occidental y su salida del país, el plan Colombia, etc., también están los incumplimientos que el Gobierno tiene con provincias y sectores sociales postergados históricamente, y que el año pasado pusieron en serios apuros al régimen.

Ha quedado demostrado que éste es el país de las sorpresas políticas, por lo que hay que mantenerse siempre alerta a las movidas de uno y otro lado, para saber cómo y en qué momento actuar. A los pueblos les corresponde mirarse como parte de una corriente progresista y antineoliberal que va copando América Latina, recoger su propia experiencia histórica en la que han tenido triunfos contundentes, y enfrentar en cualquier plano y unidos a la oligarquía y el imperialismo.