TEA está cumpliendo 20 años dentro del vasto universo de la educación privada en el mapa de la ciudad de Buenos Aires. También, 20 años en democracia. Un tiempo largo para los argentinos acostumbrados al arrebato y la inconstitucionalidad.

TEA nació el 6 de abril de 1987 como un sueño compartido por varios periodistas que querían lograr la formación de una generación que los superara. Carlos Ares, Carlos Ferreira, Juan José Panno, Carlos Ulanovsky y Osvaldo Pepe diseñaron la columna vertebral de un esquema de formación que revirtiera la formación teórica y académica y convirtiera a las aulas en salas de redacción, en pasillos y escaleras llenas de sueños y proyectos periodísticos de nuevas generaciones. La apuesta se puso en marcha en una vieja casa del barrio de Monserrat, en Salta 327. Un poco más de 120 alumnos y un puñado de 20 profesores empezaron a deconstruir el oficio aprendido en cada diario o en cada revista para volcarlo con la fuerza viva del pase del testigo en las viejas carreras de posta de los circuitos griegos. Profesores y alumnos venían de la noche más negra del ocultamiento, la sangre y la delincuencia militar. En las aulas quedaban todavía los pedazos matrechos de la represión. Prohibiciones, listas negras, exilios, falta de trabajo y de formación académica sin censura.

Grandes maestros del conocimiento de las redacciones y de la vida empezaron a dar clases en TEA en 1987. Ezequiel Fernández Moores en Deportes, Osvaldo Pepe en Política, Eduardo Jozami y Silvia Naishtat en Economía, Fernando Ferreira en Espectáculos, Norma Osnajanski para la redacción del lenguaje. Y los cinco directores fundadores en distintos talleres gráficos junto a Roberto Fernández, un maestro en el sentido más amplio. Todo ese caudal de fuerza creativa, experiencia periodística y compromiso con el gremio de los trabajadores de prensa aceleró el proceso casi revolucionario en las clases y en las aulas, como pretendían los pedagogos de la década del ´60: más “enseñaje” que aprendizaje.

Subvertir el orden del cansino proyecto burgués del profesor que enseña y el alumno que toma conocimiento en su cuaderno, para hacer un revoltijo horizontal de sabiduría compartida. TEA nació con la luz de las noches estrelladas. Fuerza y razón. Y como siempre, como en las sagradas escrituras, en el principio fue el verbo: escribir (20 líneas, con título informativo). Formidables 20 años de savia fresca, con más de 500 egresados trabajando en los medios y 2000 alumnos aprendiendo en 2007 el oficio en las aulas.

# Nota publicada por Gacemail.