Lo expresado por Patiño, en una acalorada entrevista, es una realidad conocida en el Ecuador. Sin embargo, ningún gobierno se había atrevido a enfrentarla.

Hace algunos días el editorialista Juan Falconí Puig publicó en el diario Hoy un artículo titulado "Los medios de la AGD". La AGD es la Agencia de Garantía de Depósitos, una entidad que fuera creada después de la crisis bancaria que vivió el país hace algunos años. Falconí recordaba que, en el 2002, Filanbanco, una de las entidades bancarias que perjudicó a miles de depositantes, pasó a manos de la AGD y entró en un programa de reestructuración. Ese programa incluyó una auditoría de las pérdidas del banco hasta ese año, por las que debían responder tres hermanos de la acaudalada familia Isaías, sus dueños, dos de los cuales están prófugos en la actualidad. Según Falconí, el total de la cuenta que tienen que pagar los hermanos Isaías es de USD 2.661 millones de dólares.

Falconí concluye en su escrito: "Entre los cuantiosos bienes de los ex accionistas (la familia Isaías), están Canal 10 y Gamavisión, entre otros, y radios con las que difaman para cubrir sus cuentas pendientes con el Estado y la Justicia. Para la incautación de esos bienes, la AGD no tiene que acudir a jueces comunes. Debe hacerlo con su jurisdicción coactiva. Sólo se necesita decisión y apoyo político del presidente".

Canal 10 y Gamavisión, al igual que Teleamazonas, son poderosos canales televisivos que se oponen férreamente al gobierno de Correa.

Sobre el asunto concreto de Teleamazonas, el periodista, escritor y crítico de los medios de comunicación Rubén Darío Buitrón dice: "En este momento nuevamente se ha evidenciado la perversa relación entre la banca y los medios. Existe un banquero que tiene un canal de televisión, además de otros medios menores, a través del cual está levantando una campaña contra el Presidente Correa. La campaña tiene la finalidad de bloquear la posibilidad de una nueva ley de bancos que les impida seguir esquilmando a sus clientes a través de comisiones de servicios y de altísimas tasas de interés"

Según Buitrón, la mayoría de los grandes medios son, por un lado, parte de un conglomerado de empresas privadas y, por otro, las trincheras de esos conglomerados desde donde se dispara contra quienes se oponen a sus intereses económicos.

Monopolio de la palabra

En torno a la libertad de prensa y de expresión, que han sido puestas en cuestión precisamente por los grandes medios, Buitrón señala: "libertad de prensa, utópicamente, sí hay, en la medida en que cualquier persona puede tener un gran capital, fundar un medio de comunicación y decir lo que desee. En cambio, libertad de expresión no existe porque hay muchísimos sectores que quisieran ser escuchados o verse representados en un medio de comunicación y eso les está vedado. En el país, son como máximo cien personas las que hablan de todo, apoyando al estatus quo e impidiendo que las cosas cambien".

Según Buitrón existe un monopolio de la palabra y hay millones de ciudadanos ecuatorianos que no tienen un lugar donde expresarse.

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