Desde tiempos inmemoriales, los pobladores del cantón Saquisilí, provincia del Cotopaxi, comerciaron con las provincias de Costa, Sierra y Oriente.
De la producción y el comercio de la región, el Cedulario de la ciudad de Latacunga, registra que los productos de la región abastecían a los mercados del Reino del Perú e iban hasta las provincias del Paraguay y Buenos Aires por el Sur; hasta Popayán en Santa Fe, por el Norte. Eran los famosos productos de los obrajes: lienzos, bayetas, paños, pabellones, según se lee también en las memorias de Juan Pío Montúfar y los Presidentes Alcedo y Herrera.
Enrique Villacís Terán en el acápite de su obra que trata sobre la Provincia de Cotopaxi hace notar que en 1750 el Visitador jesuita, Padre Bernardo Recio elogia desde Madrid el desarrollo de Saquisilí, Pujilí y Mulaló dando a conocer los obrajes o fábricas de que abunda la comarca por la mucha lana que hay en ella: “Reparten sus oficios a todo género de indios; los niños, las mujeres, los jóvenes y los ancianos, todos tienen su tarea proporcionada; devanan, tejen, escardan y batanean, y por esto se ocupa mucha gente. De manera que los obrajes parecen pueblos separados en que viven los indios bien entretenidos y arreglados”.1
El historiador Padre Juan de Velasco menciona: “En (los pueblos) de Pujilí y Saquisilí, se hace una losa roja, muy estimada en el Reino, por su fragancia, y en Collas, de este mismo distrito, se hace otra fina, como la mayólica de Italia o Talavera de España”.2 Tradicionalmente los pobladores de Saquisilí han sido agricultores, arrieros, comerciantes y ganaderos. Allá por la década de los 30 y 40, se organizaban en equipos de por lo menos 20 personas y utilizaban 50 hasta 100 mulares en los que transportaban toda clase de hortalizas y productos de primera necesidad desde la Sierra hasta lugares como Salinas, Portoviejo, Esmeraldas, Quevedo, Babahoyo, Catarama, etc, viajes que duraban hasta tres meses y volvían especialmente con pescado, sal, frutas y más productos de la Costa que eran transportados a Quito, Riobamba, Ambato e Ibarra utilizando los chaquiñanes y caminos de herradura. Un testimonio oral así lo prueba: “Mi abuelo Juan Yanchapaxi con otros arrieros, hacía el recorrido, iba de viaje remontándose por las faldas del Chimborazo a lomo de bestia (mulas y burros) para traer la sal desde la provincia del Guayas y desde lo que hoy se conoce como provincia de Santa Elena, pasando por Babahoyo en la provincia de Los Ríos, ciudad a la que también se conocía como Bodegas; luego pasaban directo a Quito con la carga de sal y cajones de huevos para comerciar donde ahora es la calle 24 de Mayo antiguo Puerta del Sol cerca del actual mercado San Roque; con el restito salía a recorrer con otros vendedores a las cobachas de Ibarra, Guayllabamba y el Quinche”.3
La crisis económica de los años 30, provocó la migración masiva de los saquisilenses hacia la Costa ecuatoriana para trabajar en las labores del campo, en fincas, como cargadores de los puertos o en la construcción de carreteras. Muchos de ellos han fijado su residencia en Guayaquil, Quevedo, Machala, La Libertad, Portoviejo, Quito, Archidona, Lago Agrio etc, y se convirtieron en propietarios de ferreterías, almacenes, bazares, tiendas de abarrotes, etc y dieron origen a organizaciones como la Asociación Nacional de Saquisilenses (ANASA).
En la década de los 90, la movilidad humana, de las comunidades indígenas aledañas, hacia el centro urbano, provocó una actividad comercial intensa. Actualmente se realizan en las siete plazas tres ferias: los días miércoles, jueves y domingos, las mismas que empiezan desde las cinco de la mañana hasta las nueve de la noche.
La feria indígena de animales de la plaza del barrio Carlosama es muy renombrada y visitada por turistas extranjeros, así como la de artesanías y ponchos en la plaza 18 de Octubre, la de granos en la plaza Kennedy, la de papas y legumbres en la plaza Gran Colombia, la de mueblería y cerrajería en la plaza Vicente Rocafuerte, etc.
Los saquisilenses son conocidos por su habilidad para el negocio y el regateo, no en vano se les conoce como los turcos del Ecuador. Su actividad comercial los ha llevado fuera de las fronteras patrias pues comercian activamente con Perú y Colombia, incluso con Estados Unidos y Europa.
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