Hace 5 años, el presidente estadounidense Barack Obama respaldó la unificación de las principales ‎figuras militares israelíes en apoyo a cualquier política de paz para la región. Surgió así ‎‎«Commanders for Israel’s Security» [1]. El presidente Obama también apoyaba simultáneamente una alianza entre los ‎partidos árabes de Israel. El objetivo era avanzar hacia la «solución de los dos Estados». ‎

Esa estrategia fracasó en las elecciones legislativas de 2015 ante Benyamin Netanyahu. El líder ‎del Likud, respaldado por diario gratuito Israel Hayom), perteneciente al magnate ‎estadounidense Sheldon Adelson, propietario de grandes casas de juego, hacía campaña ‎entonces sobre la destrucción inminente del Estado de Israel y finalmente logró conformar una ‎coalición mayoritaria en el parlamento israelí. ‎

A lo largo de los 4 años siguientes, el primer ministro Netanyahu multiplicó las declaraciones ‎atronadoras frente al peligro que representan el Hamas palestino, el Hezbollah libanés e Irán. Pero ‎evitaba, en la medida de lo posible, toda confrontación… y los electores han comenzado a ‎preguntarse si es real la “amenaza” que tanto anuncia Netanyahu. ‎

La renuncia del ministro de Defensa Avigdor Lieberman, quien rechaza los términos del alto ‎al fuego con el Hamas, provocó la realización de elecciones legislativas en abril de 2019. ‎El ex jefe del estado mayor israelí, Benny Gantz, funda entonces un partido junto a ‎dos personalidades laicas y otros dos ex jefes del estado mayor. Benny Gantz dice querer ‎negociar con los palestinos –pero sin ceder nada de lo que han ganado los israelíes– y fortalecer ‎la democracia en Israel –pero sin contradecir la identidad judía del país– posición ambigua que ‎no le permite obtener la victoria. ‎

Pero Netanyahu tampoco logra formar un nuevo gobierno ya que Avigdor Lierberman denuncia ‎inesperadamente la confusión jurídica que el primer ministro alimenta para salvaguardar su ‎alianza con los partidos religiosos. El debate que se abre entonces sobre la dispensa de servicio ‎militar concedida a los estudiantes de las yeshivas (escuelas religiosas donde los jóvenes judíos ‎estudian los textos sagrados –la Torá y el Talmud) se extiende a otros temas, como las ‎actividades prohibidas durante el shabatt (el séptimo día de la semana, día sagrado del ‎judaísmo). ‎

Se convocan nuevas elecciones para septiembre de 2019. El ex primer ministro Ehud Barak ‎regresa a la política para ‎«luchar contra el apartheid»‎. Se reconstituye la lista árabe unificada ‎de 2015, en la cual figuran todos los partidos árabes, desde los comunistas hasta los islamistas. ‎

Debido a las vacaciones de verano, la campaña electoral sólo dura en realidad dos semanas. ‎Lieberman logra imponer el tema del laicismo del Estado, mientras que Netanyahu llama a un ‎referéndum sobre su propia persona. Los temas diplomáticos y militares quedan marginados. ‎El primer ministro anuncia sorpresivamente su intención de anexar ciertas zonas de Cisjordania y ‎posteriormente menciona un posible tratado de alianza militar con Estados Unidos. También ‎multiplica los llamados de alerta, esta vez ante la hipotética presencia de árabes en un gobierno ‎conformado por Benny Gantz… y pierde las elecciones. ‎

Los numerosos procesos judiciales en los que se ve implicada la familia Netanyahu son ‎ampliamente comentados pero no tienen impacto sobre los resultados de la elección. ‎

Según los primeros resultados del escrutinio, ningún bando tiene posibilidades de formar una ‎coalición mayoritaria, a no ser que algún partido traicione sus compromisos iniciales de ‎campaña. ‎

Aunque es un tema que no se menciona de forma explícita, todo indica que la derrota de ‎Netanyahu marca el fin de la política israelí de expansión territorial, heredada del colonialismo ‎británico. Israel podría adoptar ahora una política “normal”, pero sin llegar a renunciar por el momento ‎a su ocupación militar de los territorios anexados desde 1967. ‎

[1The Geo-political Approach: Two States for Two Peoples”, por Commanders for Israel’s Security, Voltaire Network, 30 de octubre ‎de 2014.