La Federación Rusa acaba de vender a Glencore y Qatar un 19,5% de ese gigante petrolero ruso Rosneft.

Se ignora la repartición exacta del capital posterior a la transacción pero más del 50% de Rosneft –la empresa petrolera más grande del mundo– se mantiene en manos del Estado ruso.

Qatar ya es accionista mayoritario de Glencore.

La transacción se produce en momentos en que la elección del multimillonario Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos parece presagiar un levantamiento inminente de las sanciones económicas contra Moscú y en que el acuerdo de reducción de la producción de petróleo adoptado por los países productores de petróleo miembros de la OPEP permite augurar un alza paulatina de los precios del crudo.

Justo antes de esta transacción, Rosneft había adquirido la compañía petrolera Bachneft. Fue en el marco de esa compra que, según el Comité Investigador de Rusia, el ministro ruso de Economía Alexei Uliukayev percibió ilegalmente 1,8 millones de euros a cambio de su visto bueno. Uliukayev se halla bajo detención domiciliaria desde el inicio de la investigación.

El valor bursátil de Rosneft está evaluado en 55 020 millones de euros. La venta de acciones del gigante petrolero ruso a Glencore y Qatar reporta 10 500 millones de euros que irán a los fondos de la empresa estatal rusa Rosneftegaz. La parte de esa suma que Rosneftegaz aportará al Tesoro del Estado ruso será utilizada para cubrir el déficit de ingresos causado por las sanciones económicas europeas contra la Federación Rusa.

Separando totalmente su política económica de su política exterior, Rusia sella así una alianza económica con Qatar, país al que combate en el plano militar en Siria, donde ese emirato apoya a los grupos armados contra el gobierno sirio.