Este verano, las relaciones entre la Unión Europea e Irán se han degradado profundamente y Washington ha multiplicado las declaraciones hostiles y agresivas. Se acerca el espectro de una intervención militar y los círculos atlantistas movilizan la opinión, preparándola para la guerra, como es debido en circunstancias semejantes.
El diario de las élites de la izquierda francesa, Le Monde, publica durante dos días seguidos análisis de expertos que legitiman el punto de vista estadounidense. El 1ro de septiembre, el diario francés da la palabra a François Heisbourg y al día siguiente a Therese Delpech. Ambos analistas son miembros del International Institute for Strategic Studies (aunque sus biografías en el vespertino no lo precisan) y formaron parte de los que vendieron la ficción de las armas de destrucción masiva iraquíes en Francia antes de la Guerra de Irak (les dedicamos parcialmente un Focus, el 4 de febrero de 2004, «Les experts qui ont donné raison à la CIA». Aunque hayan dado pruebas, ya de incompetencia o de duplicidad, ambos «expertos» siguen teniendo una amplia audiencia en los medios de comunicación.
En su tribuna, François Heisbourg no concibe que la voluntad iraní pueda ser únicamente la de desarrollar un programa nuclear civil. Así, postula que Teherán trata de engañar a la comunidad internacional y desarrollar un programa nuclear militar. Luego de haber legitimado la razón por la cual Washington pretende agredir a Irán, afirma que la guerra no es una buena solución, pero que «el apaciguamiento» no es una posición que se pueda mantener. Heisbourg sugiere asimismo que Estados Unidos y la Unión Europea presionen a Irán. Para el autor, Pekín debe olvidar sus intereses comerciales en Irán y trabajar por la preservación del Tratado de No Proliferación so pena de que Seúl, Tokio o Taipei también se hagan del arma nuclear. ¿Acaso debe concluirse en estas condiciones que si Estados Unidos ataca a Irán, habrá que reprocharlo a China?
Por su parte, Therese Delpech trata de justificar la tesis de un programa nuclear iraní secreto y de un fraude iraní en cuanto a criterios del Tratado de No Proliferación. Basándose en artículos del muy belicista Wall Street Journal y en declaraciones de los muyaidines del pueblo, grupo sectario de opositores iraníes, afirma que Irán habría sido ampliamente beneficiado con la ayuda paquistaní. La falta de confiabilidad de las fuentes no parece preocupar a la analista, quien deja entrever que el presidente Ahmadineyad ha participado personalmente en maniobras tendientes a engañar al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

En The Guardian, el investigador del Royal United Services Institute for Defence Studies, Dan Plesch, lanza una mirada desengañada y resignada sobre la crisis iraní y la independencia de su país. Una guerra contra Irán tendrá consecuencias globales desastrosas, al desestabilizar todo el Medio Oriente y provocar una recesión mundial, pero Estados Unidos la desencadenará debido a su voluntad de conservar su supremacía global y privar a China de recursos petroleros. Teniendo en cuenta la sumisión del aparato político-militar británico a los Estados Unidos, Londres le seguirá los pasos a Washington. El autor reitera su llamamiento a favor de la autonomía de los servicios de inteligencia británicos con respecto a Estados Unidos.
Esta situación alarma a Turki Al-Soudairi, redactor jefe del diario saudita Alriyadh, quien en su diario llama a Europa a interponerse entre Irán y Estados Unidos. De estallar la guerra, se incendiará toda la región, pues los chiítas de Irak y del Líbano combatirán junto a Teherán. Para evitar una situación apocalíptica el autor sólo ve una posibilidad: una acción por parte de la Unión Europea, una opción que hoy parece alejarse.

Tras las tensiones estivales, Irán se resigna ahora a no contar con Europa para evitar la confrontación. El editorialista vedette del Tehran Times, diario anglófono de Teherán, Hassan Hanizadeh, denuncia a Francia, Alemania y al Reino Unido, y su incapacidad para desarrollar una política exterior independiente de Washington. Considera que Estados Unidos y los medios sionistas han saboteado el proceso de negociación y anuncia la intención de Irán de buscar en el Este las alianzas que le faltan en Occidente. A pesar de su estilo estridente, este editorial no hace más que reconocer un proceso que ya ha avanzado bastante: Irán se ha lanzado a una pactomanía en dirección de los países asiáticos y Rusia, lo que lo vincula económica y/o militarmente a China, la India, Pakistán y Rusia.

El sitio ruso Iran.Ru publica dos entrevistas que demuestran las buenas relaciones entre Moscú y Teherán.
El secretario del Consejo Nacional Superior de Seguridad iraní, Alí Laridjani, recuerda las buenas relaciones que mantiene su país con China y Rusia. Teniendo en cuenta estas alianzas, y la línea de Moscú y Pekín, la troika europea no puede pretender representar a la comunidad internacional. El entrevistado afirma igualmente que no teme que el dossier de su país pase ante el Consejo de Seguridad de la ONU: los objetivos de su país son legítimos y la adquisición de un programa nuclear civil no está prohibido en lo absoluto. Este análisis es confirmado por la entrevista de Anton Khlopkov, especialista ruso del programa nuclear iraní. El autor es de la opinión de que Irán tiene el derecho de poseer un programa nuclear civil y por el momento es éste su objetivo. Se muestra más flexible con los europeos que los iraníes y señala la influencia de Estados Unidos sobre Europa en el proceso de negociación, lo que impide lograr un acuerdo. Considera que la Unión Europea debe negociar en toda independencia si quiere obtener un resultado.