Cientos de niños y educadores, acompañados por representantes de organizaciones sociales, entre la que se encuentra la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) y la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), comenzaron el pasado lunes 7, desde la localidad misionera de Puerto Iguazú, a desandar los más de 4.600 kilómetros de marcha que, a través de seis provincias, llevará el reclamo “El hambre es un crimen; ni un pibe menos” hasta la Plaza de Mayo.

Puerto Iguazú, Eldorado, Wanda, Montecarlo, Puerto Rico, Jardín América, Santo Pipó, Posadas, Corrientes, Resistencia, Formosa, son las ciudades y localidades por las que hasta el momento la marcha dejó su huella.

“La ambición es construir un país sin hambreadores, para que los únicos privilegiados sean, de una buena vez, los pibes, la infancia. Ese es el horizonte, toda la infancia argentina debe ser mimada y abrazada”, señala el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, que es coordinado por Alberto Morlachetti.

Durante los primeros cuatro días los pibes pudieron ver, oír, sentir, palpar, el cariño de mucha gente. De personas mayores y de chicos de su misma edad, quienes viven situaciones similares a las de ellos, que comparten una realidad que parece no tener fin en nuestro país; la falta de oportunidades que los marca desde el primer día de sus vidas.

Habitualmente se dice que una imagen vale más que mil palabras, pero hay palabras que impactan, emocionan, describen realidades casi tan bien como una imagen. “Dicen que en este país hay dos vacas para cada chico y en mi barrio hay pibes que no conocen la carne”, comentó ayer por la tarde la alumna de una escuela de las afueras de la capital correntina en un acto realizado en la Plaza 25 de Mayo. Más claro imposible.

Casi a mitad de la Marcha, preparando la llegada a la ciudad santafecina de Reconquista, es un buen momento para hacer un balance. Siguen estando los que miran para otro lado, los que no quieren ver la realidad, los negadores sistemáticos y los que sistemáticamente se sirven de esta vida pensada y diagramada por unos pocos, que se sirven de millones de seres humanos para enriquecerse hasta niveles obscenos.

Pero cada vez son más los que entienden que este mundo, de esta manera, no se puede vivir más. Que es necesario un cambio y que el cambio sólo pueden generarlo aquellos que aspiran a un mundo mejor, para todos. Hay quinientos chicos que lo están haciendo, gastando zapatillas por medio país. Hay un futuro mejor.