Mientras que la tormenta de nieve y el viento baja de las montañas de Leones-España congelándolo todo a su paso en los últimos meses del año, las dispersas casas en sus faldas, cuidan en su interior las únicas cosas que por ahí provocan calor: los leños encendidos y el cuerpo de los leoneses. El encuentro no es casual, es tiempo de fiesta, tiempo para retornar a sus raíces, tiempo de volver a escuchar los relatos mágicos de los abuelos, para olvidar el estrés y el cansancio de la cotidianidad.

Este gráfico relato usó Alonso García, antropólogo español, para explicar la fiesta del Finlandón celebrada en la comunidad de León. Lo hizo en el marco del X Congreso de Patrimonio Inmaterial De Países Iberoamericanos, que se realizó en Lima – Perú del 8 al 14 de noviembre. Este Congreso tuvo como eje temático “Fiestas y Rituales” y sirvió para compartir experiencias acerca de los esfuerzos que lleva a cabo cada pueblo iberoamericano para proteger y fortalecer su patrimonio inmaterial, en este caso, las fiestas y los rituales.
El Congreso se realizó en 4 actividades: una jornada de tipo académica donde se presentaron ponencias, ensayos, investigaciones acerca de las fiestas de cada país participante. Juan Rivera hizo una exposición de los rituales andinos como una expresión de las distintas visiones de un pueblo; tomó como ejemplo las festividades que se realizan en el valle de Chagay, donde el periodo de marcación del ganado se convierte en una fiesta para la comunidad y se realizan: competiciones, bodas entre estas bestias, marcación y ruedo final, es decir hay una especie de humanización de las bestias durante este proceso.

De la misma manera, antropólogos, científicos e investigadores iberoamericanos como Emanuele Amodio, Fernando Cajías, Alfonso García, Dagoberto Tejada, etc. mostraron a través de la temática Fiestas y Rituales la diversidad, pero el mismo tiempo las grandes similitudes en las celebraciones de los pueblos iberoamericanos.

Otra actividad del Congreso fue la realización de talleres. Este fue el espacio para intercambiar desde técnicas para elaboración de juguetes de madera, aprender o perfeccionar la murga, el cajón peruano la danza venezolana, hasta disfrutar de la gastronomía boliviana, colombiana, mexicana y ecuatoriana.

Seguramente la actividad que más se recordará por sus colores, sus formas, su fuerza u originalidad, es la presentación artística de los grupos como Música de Maestros de Bolivia; Chirimía Herencia Viva, Gran Banda de Rabo Largo, Tradiciones Folclóricas de Bolívar de Colombia; Presencia Negra de Ecuador; Flamenco de Graná de España; Elenco Nacional de Folklore, Danzantes de Tijeras, Así es mi Tierra de Perú; Sarandunga de Baní de República Dominicana; La Triada, el tango en escena de Praxis de Uruguay y los Cabresteros de Guaranito de Venezuela.

Y finalmente la otra actividad fue la proyección de documentales que mostraron cómo en los diferentes países se hacen esfuerzos por promover la continuidad de los conocimientos asociados con las expresiones culturales.

En general hubo un ambiente de fiesta entre los participantes, desde atender en silencio una conferencia magistral, plantear preguntas y debatir; disfrutar de la riquísima gastronomía peruana o participar bailando o tocando algún instrumento en las fiestas generales que se armaban de forma espontánea cuando algún descuidado dejaba salir de su cajón, bombo, guitarra o acordeón alguna melodía en el patio del Instituto Nacional de Cultura (INC) y entonces la alegría, la música y la danza eran incontrolables y, claro, no importaba si eres peruano, ecuatoriano, español o dominicano.

Según Luis Repetto, miembro del comité científico del Encuentro, la memoria en pleno siglo XXI sigue siendo un tema trascendental: “no solo porque representa un recuerdo del pasado, de manera romántica como en el siglo XIX, sino para el futuro, para la construcción de las identidades, para el reforzamiento de las características de las distintas comunidades frente al fenómeno de la globalización, que es un fenómeno económico que intenta homogeneizarnos para tener un mercado común. Ante este fenómeno reaparecen las identidades, para reafirmarse, para diferenciarse y para enorgullecerse de sus características, sobre todo en el mundo andino donde cada individuo es signatario de una característica”.

Después de haber compartido experiencias enriquecedoras con representantes de los pueblos iberoamericanos, queda ante nosotros el recuerdo de haber aprendido la forma cómo se celebran las fiestas y rituales.