La harina de maíz y soya que llega a Bolivia, mediante donaciones de EEUU, contiene un maíz transgénico denominado StarLink, cuyo consumo humano no ha sido aprobado en EEUU ni en Europa por ser considerado un peligroso alergénico.
En mayo del año pasado, el Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Fobomade) denunció que los alimentos donados a nuestro país por el Programa de Ayuda Alimentaria PL-480 (de la Agencia de Cooperación Estadounidense Usaid) eran productos genéticamente modificados. Esta denuncia generó una serie de reacciones, a favor y en contra de la presencia de transgénicos en Bolivia. La Embajada de Estados Unidos, para salir del paso, dijo que se trataba del mismo alimento que consumen la mayoría de los norteamericanos.
Y la cosa parecía que iba a quedar ahí. Sin embargo, hace pocas semanas, nuevamente el Fobomade, junto a la organización internacional Amigos de la Tierra, mandó analizar mediante laboratorio una muestra de harina de maíz y soya correspondiente al programa PL-480. El resultado dio positivo para el maíz StarLink, un organismo genéticamente modificado cuyo consumo humano aún no ha sido aprobado en los Estados Unidos y cuya presencia no es permitida en ningún nivel por muy bajo que sea, por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA). Fobomade indica que también fueron encontradas dos variedades de maíz no aprobadas en la Unión Europea: la Roundup Ready y la BtExtra de Monsanto. Las muestras enviadas por Fobomade y Amigos de la Tierra fueron analizadas en el laboratorio independiente Genetic ID, acreditado por el gobierno de los EEUU.
StarLink, un posible alergénico
El maíz StarLink, creado por la empresa Aventis, contiene una proteína Cry9C que podría causar alergias en el ser humano. Ya en noviembre del año 2000 la agencia Reuters reportó que los científicos de los centros de control de enfermedades de EEUU y la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos, organismo encargado de la seguridad alimentaria en EEUU) comenzaban las investigaciones acerca de diarreas, vómitos y enrojecimientos atribuidos al maíz StarLink de Aventis.
El año pasado, un Grupo Asesor Científico independiente (SAP), compuesto por 16 expertos médicos y científicos llevó a cabo en Estados Unidos una reunión pública, el 17 y 18 de julio, para evaluar la información científica más reciente que haya disponible sobre el maíz StarLink, relativos a su capacidad alergénica.
En sus hallazgos, el SAP afirmó que existe una «probabilidad mediana» de que la proteína Cry9C del StarLink sea un alergénico potencial para los seres humanos, y que hay suficientes pruebas de que hay una «probabilidad baja de condición alergénica» en la población expuesta, teniendo en cuenta los niveles de StarLink en la dieta. El grupo declaró también que puesto que no hay información adecuada para establecer una certeza científica razonable de que la exposición podría ser perjudicial para la salud pública, no podría recomendar que se establezca un nivel de tolerancia específica para el StarLink. Por lo tanto, basándose en las recomendaciones del grupo y en la evaluación científica disponible sobre exposición y potencial alergénico en la dieta, no se respalda actualmente el establecimiento de una tolerancia (límite residual legal) para el StarLink en productos alimenticios para el consumo humano.
Este informe, junto a otras investigaciones, decidieron a la EPA y la FDA prohibir la venta de alimentos con maíz transgénico StarLink y obligó a que se retiren estos productos del mercado americano.
El escándalo fue tan grande que Estados Unidos se vio en la obligación de retirar del mercado algo más de un millón de toneladas de maíz transgénico; convirtiéndose en la más grande operación de retiro de organismos genéticamente modificados en el mundo.
Breve historia del StarLink
El 18 de septiembre del 2000, organizaciones de sociedad civil en Estados Unidos denunciaron que las tortillas de Taco Bell contenían trazas de una variedad de maíz transgénico no apto para consumo humano. Se trataba del StarLink.
Horas más tarde de ese mismo día, la corporación Aventis, productora del maíz StarLink, puso en duda la credibilidad y confiabilidad de Genetic ID, el laboratorio independiente que realizó las pruebas. Luego el 22 de septiembre, Kraft, vendedora de la línea de productos Taco Bell, retiró sus tortillas de los supermercados. Una semana más tarde, 29 de septiembre, el Departamento de Agricultura y la Agencia de Protección Ambiental anunciaron conjuntamente que persuadieron a Aventis de que comprara la cosecha entera anual de maíz StarLink a los agricultores estadounidenses que lo habían plantado.
El 2 de octubre la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) vindicó los hallazgos de Genetic ID, y anunció que realizaría pruebas similares con otros productos alimentarios procesados. Mientras tanto, Genetic ID examinaba otros productos comerciales, algunos de los cuales también dieron positivo para StarLink. Alrededor de 350 molinos de harina habían recibido y procesado StarLink, y comenzaron a surgir dudas sobre cuán bien habían segregado el StarLink del maíz para consumo humano.
En marzo del año pasado, Aventis admitió que se habían contaminado con StarLink no menos de 143 millones de toneladas métricas de maíz almacenadas desde 1999.
También el año pasado, cien grupos de consumidores, agricultores y ecologistas de todo el mundo le exhortaron al presidente estadounidense George W. Bush que suspendiera las exportaciones de maíz y productos derivados del maíz a no ser que el gobierno pueda garantizar que estén libres de StarLink.
El peligro entre nosotros
Todo indica que Manuel Rocha mintió al asegurar que sus donaciones alimenticias son el mismo alimento que reciben sus conciudadanos. Deja en claro también que la población estadounidense todavía no se deja meter gato por liebre y nos advierte acerca de que la presencia de transgénicos es un peligro para la población.
Hasta el momento hay una ley que impide la importación de alimentos que contengan transgénicos; pero, hecha la ley hecha la trampa, esta ley no regula los alimentos que entran en calidad de donación. ¿Es ésta una concesión a los productores de transgénicos que no pueden comercializar sus productos libremente en sus países? Se sabe que muchas regiones del TercerMundo se utilizan como basureros nucleares. ¿Ahora también seremos basureros alimenticios?
Pero las reacciones en Bolivia no se hicieron esperar. El Fobomade ha comenzado a actuar decididamente denunciando la presencia de este maíz transgénico y desde su página web ofrecen información al respecto. Así mismo, dirigentes campesinos y agricultores han declarado su absoluta oposición a que nuestro país reciba alimentos y semillas de origen transgénico. En este sentido, Felipe Quispe amenazó con quemar las donaciones transgénicas, por considerarlas un atentado a nuestra salud, pero también a nuestra soberanía alimentaria.
El Programa de Ayuda Alimentaria PL-480
Desde 1955 a 1986 un 90% de la ayuda alimentaria que recibe Bolivia proviene del programa PL-480. Mediante este programa ha llegado a nuestro país trigo, en forma de harina y también en forma de bulgur y bulgur fortificado (trigo partido y trigo partido con hojuela de soya), además de leche en polvo descremada, aceite y una serie de mezclas (Blended Foods), entre estas: harina de maíz con harina de soya, harina de trigo con harina de soya. Además existen los productos denominados Coarse Grains: sorgo, maíz, avena arrollada, lenteja, arveja.
El manejo y administración de la ayuda alimentaria a cargo del Programa Mundial de Alimentos, se realiza por dos canales diferentes: las instituciones privadas y el gobierno a través de las prefecturas (Programa País). En cambio la ayuda que proviene del gobierno norteamericano es canalizada por instituciones privadas (ONG’s) como CARE, FHI, ADRA y PCI, todas ellas con oficinas en los Estados Unidos.
Fue precisamente en las mezclas de harina de maís y soya y trigo y soya en las que se encontró presencia de transgénicos de un 13 a 10%
Fuente: [Fobomade->http://www.megalink.com/fobomade
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