¿Te acordás cuando el juez Cavallo te apartó de la pericia que debía determinar exáctamente el origen y el destino de los 6,5 millones de dólares que salieron de dos cuentas argentinas de la SIDE, con los cuales presuntamente se pagaron las coimas en el Senado, y puso a un empleado de Jorge De la Rúa, ministro de justicia y hermano del Presidente, bueno me acabo enterar que el informe no arrojó ningún resultado?.

Rafael Bielsa dio un respingo, como si las secuelas de una puñalada por la espalda, a más tres años de aquellos hechos, no lo dejaran acomodarse sin dolor en su butaca de Canciller. Sus labios se torcieron en un gesto de amargura.

La escena tuvo lugar a comienzos del mes de noviembre de 2003 en el piso 13 de la Cancillería, donde el ministro de relaciones exteriores del actual gobierno, recibió a Esteban Lönnrot, el personaje virtual que concibieramos con Norberto Bermúdez para escribir “La Prueba”, el reportaje periodístico sobre los sobornos en el Senado aparecido en octubre del 2001, agotado misteriosamente en librerías a los pocos días aunque casi nadie lo conoce.

Rafael Bielsa no ha cambiado la indumentaria de camisa blanca y corbata de colores vivos con la que Lönnrot se acostumbrara a frecuentarlo en su despacho de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN). Aquellas eran épocas del gobierno de la Alianza, cuando el ahora responsable de la diplomacia argentina quiso meter las narices en las finanzas de la SIDE a raíz de las ominosas dádivas en el Senado, pero el presidente Fernando De la Rúa, el Procurador del Tesoro, Ernesto Marcer, y el jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes, se lo impidieron. El juez Cavallo ratificó. No investigó a pesar de la insistencia de los fiscales, Eduardo Freiler y Federico Delgado. Todo ello ocurrió en vísperas de la promoción de este juez a camarista, una propuesta de Fernando De la Rúa, cuyo pliego fuera aprobado sin contratiempos por el mismisimo Senado bajo sospecha.

Si fueron 6,5 millones de dólares los retirados en efectivo de las cuentas argentinas de la SIDE y se pagaron solo 5 en las coimas del Senado como proclamara Pontaquarto, ¿a donde fue a parar el millón y medio restante?. ¿Y si en vez de 6,5 millones las coimas alcanzaron los 10 millones de dólares?, como decía el anónimo que revolucionó el Senado. Al nieto de la criatura imaginada por Borges las reflexiones le daban vueltas en el taxi que lo conducía al numero 11 de la calle 25 de Mayo, sede de la SIDE en Buenos Aires.

El aire acondicionado del despacho de Sergio Acevedo disolvía los calores del pasado mes de noviembre. La barba rala y entrecana del santacruceño no alcanzaba a disimular el gesto de alerta de los instantes previos a los grandes anuncios, patente en el semblante del Secretario de Inteligencia de la Presidencia de la Nación Argentina, como rezaba su tarjeta de presentación.

 La guita salió de esta oficina donde estamos hablando vos y yo. El rastreo contable no está terminado. Por lo que he podido comprobar juntaron saldos de varias cuentas de la SIDE, y no resulta facil elaborar un arqueo de lo acontecido. No sabemos todavía la cantidad precisa que se volatilizó.

De riguroso traje oscuro, corbata al tono, Acevedo rodeó su escritorio y estiró el brazo derecho señalando un juego de sillones y una mesa ratona. Se sentó y estiró las piernas. Hablaba pausado y no parecía un hombre bajo tensión, a quien interrumpía de tanto en tanto un teléfono celular, al que respondía con monosilabos. La cita transcurría pocos días antes que el ex-agente de la SIDE, Isaac Eduardo García, se presentara a la justicia por orden de Acevedo para revelar la compra a la empresa Nextel de una veintena de teléfonos móviles para usufructo del circulo presidencial, mediante los cuales se conjetura que pudieron ser utilizados para coordinar el pago de las coimas.

 Salvo algunas personas de muy bajo rango no ha quedado registrado quien tuvo cada uno de esos teléfonos, por tanto el cruce de llamadas, que la compañía Nextel anticipa que levará su tiempo concretar, no creo que nos aporte muchos datos de interés. Ojalá me equivoque. Ni bien tengamos la información la remitiremos a la justicia.

“Y si se llevaron la guita afuera, ¿como hicieron”, se preguntó Esteban Lönnrot semanas después, levantando de inmediato el teléfono. A ciegas se internó en una pista. Discó la sede central de la Unión Interparlamentaria en Ginebra. Allí le confirmaron la lista de participantes en la Asamblea anual del año 2000 de esta organización supranacional que nuclea a todos los parlamentos del mundo, realizada en Aman, Jordania. A ella concurrieron, con decreto de Chacho Alvarez autorizando el desplazamiento del 27 de abril del 2000 al 6 de mayo de 2000, los senadores Genoud, Leon, Moreau, Alasino, Galvan, Menem y Silvia Sapag, amen de Mario Pontaquarto. Sin embargo, al periplo se agregaron los senadores Pardo y San Millan, y el diputado Edgardo Grosso. Y Viviana Feo, asesora de Alasino. ¿Hubo un decreto complementario del Chacho Alvarez autorizando al segundo grupo de viajeros que no figuró en el primero, o esa gente se inscribió y al final no viajó?. Hayan ido los que fueren, para cada uno de ellos el Senado desembolzó 4684 dólares de pasaje y 3000 dólares de viáticos. ¿También la Cámara Alta sufragó los gastos de Silvana Costalonga, la mujer de Pontaquarto, que éste a confesado se fue con él a Aman?.

Consultando sus papeles Lönnrot fue hilando la cronología. La ley tuvo media sanción del Senado el 26 de abril del 2000. Pontaquarto subraya que esa noche se pagaron las coimas. Al día siguiente, 27, él, su esposa, y varios senadores de los 11 que luego serian acusados judicialmente de haber cobrado las coimas emprendieron viaje a Jordania, haciendo escala en Europa. Pontaquarto y Genoud salieron de Buenos Aires con pasaportes diplomáticos a Milan y nadie sabe que hicieron desde que llegaron a Italia hasta que arribaron a Aman el 30, tres días después, suponiendo que ellos - y dicho sea de paso el resto del contingente- estuvieran todos presentes cuando comenzó la reunión, la cual finalizó el 5 de mayo. Si se quedaron hasta el final no es superfluo añadir que Genoud recién volvió al país el 8, admitiendo que hizo un desvio por Estambul. ¿Será cierto, si jamas aportó comprobantes de nada de lo que pretende, para peor que ahora Pontaquarto lo acusa de haber recibido 700 mil dólares de las coimas?: los interrogantes seguía acosando a Lönnrot. Más aún. Pontaquarto retornó a la Argentina al día siguiente, el 9 de mayo, y el 10 su cuenta en el Banco Francés acusó un ingreso de 20 mil dólares. ¿Que hizo durante esos días en blanco de actividades oficiales?. Las policías europeas rastrillan hoteles, alquiler de coches y compra de billetes de tren y avión de este nutrido grupo de argentinos de veloz transito por el Viejo Continente. Para eso no hacen falta comisiones rogatorias ni exhortos judiciales. Por conducto de Interpol se buscan sobre todo rastros en tres países que son paraisos bancarios: Licehtenstein, Luxemburgo y Suiza.