Jorge Giordani

No se corresponde nuestra geografía tropical con la presencia de las típicas estaciones del hemisferio norte, dónde actualmente comienza precisamente el otoño, mientras que hacia el sur del globo terráqueo ya se inicia el pasar del rudo invierno a los tiempos primaverales.

Contrastes climáticos como cambios de la naturaleza que hacen modificar hasta el sentido del humor de las personas para tratar de adaptarse a un ambiente en particular. En Venezuela, mientras tanto se completó el tercer trimestre del año 2004 y en lo que se refiere al aumento generalizado de precios algunas cuestiones son dignas de ser comentadas.

La inflación registrada durante el mes de septiembre, de 0,5%, fue la más baja en los últimos 44 meses, teniéndose que llegar al mes de febrero del 2001 para alcanzar un valor similar. Ya comienzan a aparecer cifras de la inflación mensual por debajo de la banda entre el 1 y el 2% mensual. Si consideramos que la tasa constante de la inflación mensual para lo que va del año 2004 es 1,5% ese valor alcanzado es apenas la tercera parte.

Continúa la tendencia decreciente de la inflación anualizada que tuvo un pico en febrero de 2003 con un valor de 38,7%. Desde ese momento la inflación hasta septiembre de 2004 ha bajado en 17,9 puntos porcentuales para llegar a un valor anualizado de septiembre de 20,8%. Una disminución de esa magnitud marca una clara tendencia por varios períodos consecutivos, dejando el umbral del 40% para acercarse cada vez más al del 20%.

Estos niveles son en realidad bien diferentes a lo que se califican como hiperinflación, como lo predicen aquellos acérrimos opositores a la política del gobierno a quienes la realidad empírica los viene desmintiendo cada vez que pronuncian sus voces agoreras. Valores cercanos al 100% se alcanzaron sí, al tratar de seguir ajustes a la manera de los modelos que intentan aplicar el librito monetarista ad ultranza, sin tener en cuenta ni las condiciones específicas, ni tampoco la realidad productiva de recuperación del aparato productivo venezolano.

La meta de inflación para el 2004 estaba estimada en 26% lo que indica que se encuentra 5,2% por debajo de la misma, con la posibilidad de acercarse todavía más al 20% anual de mediar precios menores a los alcanzados durante octubre a diciembre del 2003 que llegaron a 1,5%, 1,8% y 1,9% en los tres meses finales que restan del año. Allí en esas cifras queda caña por cortar...

El valor de la inflación acumulada a septiembre de 2004 desde enero de este año es de 14,7% menor que la de 2003, esto es, 18,9% y menor también que la de 2002 de 19,7%.

La mayor contribución al aumento de la inflación en septiembre se debió al aumento de los servicios educativos con un 8,8% y una incidencia de 0,48 del total de 0,5%. 9 agrupaciones del Índice de Precios al Consumidor del área Metropolitana de Caracas medido por el Banco Central de Venezuela estuvieron por debajo de la media.

Varias agrupaciones tuvieron un decrecimiento en la inflación mensual tales como: Bebidas alcohólicas y tabacos, -0,1%; Esparcimiento y cultura, -0,4%; Alimentos y bebidas no alcohólicas, -0,4%; Transporte, -0,6%. El rubro de las Comunicaciones no varió en el mes de septiembre respecto a agosto, se mantuvo en cero inflación.

Se notaron algunas variaciones fuertes tanto hacia arriba en rubros agrícolas, por ejemplo, la lechoza que aumentó en 24,2%; como también se tuvieron disminuciones significativas en las zanahorias, -18,6%, esto es producto, en parte, de razones estacionales. La mayor variación se dio en los servicios relativos a la educación en cuanto al pago de la matrícula y el de las mensualidades, cuestión que de hecho no afectó a la educación pública.

Es conveniente señalar que los precios de las grandes cadenas superan en un 43% los de Mercal, así como los de los supermercados que se encuentran un 50% por encima. En los abastos los precios son mayores a los de Mercal en un 46%, y en los mercados libres en un 47%. Todo ello indica el mejoramiento de los millones de personas que tienen acceso a la franquicia Mercal.

No satisfacen sin duda las cifras anteriores en cuanto a lo que es posible lograr respecto al control inflacionario de nuestra economía. Lo importante de señalar, por ahora, es la tendencia que se ha venido observando en la disminución progresiva del aumento relativo intermensual.

Para continuar esa línea de descenso no sólo debe tenerse ojo avizor a las posibilidades que brinda el aumento de la demanda que se observa con el mejoramiento de las condiciones de vida de las grandes mayorías. La política de inclusión social emprendida y continuada de manera sistemática por el gobierno nacional, también debe observar cuidadosamente lo que le ocurre a la oferta tanto nacional como la importada. Suplir los bienes y servicios necesarios a precios razonables tiene que ver con la acción del gobierno, pero también con la contribución del sector privado.

Atención especial se refiere al aspecto alimentario por su alto peso en la canasta familiar. Ya mencionábamos el comportamiento de algunos rubros en particular.

La creación del Ministerio de la Alimentación enfrenta retos importantes en esa dirección. La red Mercal que ha tenido su impacto inicial debe consolidarse para que grandes mayorías puedan tener acceso a productos de la canasta básica a precios a buen mercado. Ya es notorio el impacto en cuanto a millones de personas que se benefician de este sistema. Mercal distribuye cerca del 35% de los alimentos a nivel nacional aportando unas cuatro mil toneladas a la cesta básica.

El mantenimiento de su eficacia en la distribución, de la eficiencia en el servicio y calidad de los productos, y la posibilidad de ampliación a otros sectores demanda esfuerzos considerables.

Al avizorar las próximas fiestas navideñas, con el pacheco caraqueño en particular, y el clima de recogimiento familiar propio de nuestras mejores tradiciones es una ocasión propicia para seguir dejando atrás años que ya Venezuela tuvo como momentos oscuros de su historia reciente.

El próximo trimestre de cierre del año 2004 pondrá a prueba la posibilidad de mantener a raya el flagelo inflacionario y cada sector de la sociedad deberá en esa dirección poner su cuota de responsabilidad para que ello sea una realidad.