Recientemente, el nombre del gran francotirador Vasili Zaitsev, héroe de la batalla de Stalingrado, era recordado de nuevo por todos. La batalla de Stalingrado no fue solamente la anécdota de la casa del sargento Pavlov y los sangrientos combates que se desarrollaron en la colina Mamaiev Kurgan.

Es también la cacería humana que se desarrollaba diariamente entre francotiradores alemanes y rusos. En la mirilla del fusil de Vasili Zaitsev, que se conserva en el museo de la batalla de Stalingrado, la muerte acechaba a los alemanes.

En la copia de la lista de los combatientes propuestos para ser condecorados y firmada por el general Chuikov el 25 de diciembre de 1942, la mención concerniente al teniente Vasili Zaitsev refiera sus cualidades excepcionales de francotirador.

En aquel entonces, Vasili Zaitsev había abatido ya 225 soldados y oficiales enemigos.

Era el «trabajador» dedicado de aquella gran batalla, con un rendimiento diario de diez a quince almas enviadas al otro mundo. Pero ¿a quién le preocupaban en aquella época las almas y su salvación? El que más dedicación puso en la aplicación del lema «¡Maten al alemán!», que concibió Ilya Ehrenburg para la propaganda militar soviética durante la Segunda Guerra Mundial, fue aquel hijo de un cazador del Extremo Oriente.

Pero el teniente Vasili Zaitsev y sus émulos no tenían nada que ver con los asesinos a sangre fría que trabajan hoy para el mundo del crimen. Svetlana Argastseva, empleada del Museo de la Batalla de Stalingrado, lo describe como «un hombre de mediana estatura, más bien robusto, de gran modestia. Un muchacho taciturno. Nunca se ponía en primera fila en una foto».

La película "Enemigo a las puertas" del cineasta francés Jean-Jacques Annaud cuenta la historia de este gran francotirador y de la épica batalla de Stalingrado en la Segunda Guerra Mundial. Un excelente film histórico basado en el libro del historiador norteamericano William Craig que entrevistó a los principales sobrevivientes de la guerra.

Fue grandiosa la batalla de Stalingrado, de envergadura casi inconcebible para el hombre. El encarnizamiento con el que centenares de miles de combatientes se destruían entre sí, la sangre teñía las aguas del Volga, la tragedia que vivían los habitantes de la ciudad convertida en campo de batalla, todo aquel horror es indescriptible.

Pero la batalla de Vasili Zaitsev es la batalla de un solo hombre, de un hombre solo contra todos, el combate de un gran soldado contra toda una jauría, la lucha del eslavo contra el teutón. Sus hechos de guerra son grandes y nobles comparados con las hazañas de un Stallone o de un Schwartzenegger.

Y los cineastas occidentales fueron los primeros que se dieron cuenta de ello, por lo que hicieron de Vasili Zaitsev el héroe de la película El enemigo a las puertas.

El duelo entre el francotirador alemán, el mayor Koenig, y el ruso Vasili Zaitsev es, como el duelo entre Aquiles y Héctor, el preludio de la gran Victoria.

Los dos ejércitos en pugna conocen la existencia de ese duelo y ven en su desenlace una significación mística. Entre las ruinas de Stalingrado, dos hábiles cazadores se buscan entre sí, en espera del menor error del otro. Eso error lo cometió Koenig al querer cerciorarse de que el oficial ruso que acababa de abatir era Vasili Zaitsev.

Antes de morir, el alemán tuvo tiempo de escrutar la mirada del vencedor. No había alegría en sus ojos en los que sólo brillaba el deber.

La batalla de Stalingrado se aleja poco a poco en el pasado y sus héroes se convierten en personajes míticos, en héroes míticos de una gran batalla.

Fuente
RIA Novosti (Rusia)