Convocado para denunciar al doble rasero
que emplea la administración Bush en el tratamiento a los
terroristas, evidenciado en la impunidad con que arribó al territorio
norteamericano el connotado asesino Luis Posada Carriles y el
trato deferente que ha recibido de las autoridades de ese país, se
inició el Encuentro Internacional Contra el Terrorismo por la Verdad
y la Justicia.

Sin embargo desde el primer momento se aprecia
que sus resultados llegarán mucho mas lejos. Los más de 300
participantes de 63 países llegan cargados de informaciones y
tristes experiencias sobre los embates del terrorismo sobre los
pueblos de nuestra América y otros pueblos del mundo.

Desde el primer testimonio que brindó Juan Carlos Cremata, hijo
de uno de los tripulantes del avión de Cubana de aviación que fue
volado en pleno vuelo poco después de despegar del aeropuerto
internacional de Barbados el 6 de octubre de 1976, quedó claro
que millones de seres humanos unidos por el mismo dolor, claman
por justicia y mas aún, por erradicar las fuentes y las políticas que
propician la existencia del terrorismo. "Nuestro dolor es el mismo
que el de los familiares de Orlando Letelier, es el mismo que el de
las miles de familias que perdieron seres queridos en las Torres
Gemelas el 11 de septiembre de 2001",
expresó Cremata.

Un panel denominado Terrorismo Conexión Miami integrado por el
Dr. Manuel Hevia, historiador cubano, la periodista e investigadora
argentina Estela Caloni, el periodista colombiano Hernando Calvo
Ospina y la periodista venezolana Alicia Herrera, permitió develar
cómo los grupos terroristas que la Agencia Central de Inteligencia
de los Estados Unidos creó para destruir a la revolución cubana,
fueron también utilizados sistemáticamente para reprimir a los
movimientos populares y revolucionarios de América Latina e
inclusive en otras partes del mundo. "Crearon un equipo estrella de
terroristas y torturadores que aparecen en todos los casos que
investigamos",
explicó la investigadora argentina.

Se demostró con cifras y hechos incuestionables cómo las
diferentes administraciones norteamericanas han intentado por
todos los medios de destruir el incómodo ejemplo de la revolución
cubana; para ello han recurrido desde el primer momento a
actividades violatorias de la legalidad internacional y de las propias
leyes de los Estados Unidos. La selección, entrenamiento,
avituallamiento y financiación durante muchos años por parte de
las agencias de inteligencia norteamericanas de estos grupos
terroristas abrió un capítulo de uso sistemático y habitual del
terrorismo como procedimiento de un Estado para subvertir y
destruir a otro.

Cuba ha sido una victima del terrorismo desde hace mas de 40
años. Sólo entre 1959 y abril de 1961, explicó el historiador
Manuel Hevia, se produjeron 110 atentados con armas de fuego,
200 con bombas, 950 incendios y 6 descarrilamientos. Luego del
fracaso de la invasión por Playa Girón (Bahia de Cochinos) el
gobierno norteamericana puso en marcha la Operación Mangosta
cuyo objetivo principal era propiciar la intervención militar directa de
los Estados Unidos en Cuba, socavando las bases de apoyo de la
Revolución, creando un clima de terror y fabricando el pretexto
necesario para justificar tal intervención.

La tenaz e inteligente
resistencia de los cubanos a esos ataques y los acuerdo de Cuba
con la Unión Soviética sobre la instalación en territorio cubano de
cohetes estratégicos, frustraron en aquel momento ese plan, pero
a costa de haber puesto al mundo al borde de un conflicto global
nuclear.

En los primeros cinco años de la triunfante revolución cubana,
informó el historiador cubano, la CIA creó y suministró a 299
bandas contrarrevolucionarias que sembraban el terror en las
zonas rurales del país; 549 cubanos perdieron la vida y miles
fueron heridos como consecuencia de la acción terrorista de esas
bandas o en el combate contra ellas.

En la segunda mitad de los años sesenta y la década de los
setenta estos grupos fueron utilizados no sólo contra Cuba sino
contra otros pueblos. Se ha documentado su presencia en la
represión en Vietnam, en Laos y en toda Sudamérica participando
activamente como sicarios y torturadores en la operación Condor,
organizada por las dictadoras militares del cono sur con el
asesoramiento y ayuda de los Estados Unidos. El resultado
dramático de aquella gran operación terrorista se conoce; treinta
mil desaparecidos en Argentina, miles de torturados, asesinados o
desaparecidos en Chile, Uruguay, Paraguay y Brasil.

En Centroamérica, se les vio participar en la estrategia
contrainsurgente en Guatemala o El Salvador y en el apoyo a la
contrarrevolución nicaragüense. La participación de Otto Reich y
Luis Posada Carriles en la ilegal operación Iran - Contra, está
recogida en documentos desclasificados de la inteligencia
norteamericana y proclamada por ellos mismos. Estos hechos
vinculan estrechamente a la mafia de Miami con el narcotráfico
colombiano, según reveló el periodista colombiano Calvo Ospina.

Revelador fue el testimonio que aportó la diputada salvadoreña
Nidia Díaz del FMLN, quien fue capturada, interrogada y torturada
por un comando encabezado por el terrorista de origen cubano
Félix Rodríguez, el mismo agente CIA que participó en la captura y
asesinato del Comandante Che Guevara en Bolivia.

La actividad terrorista de estos grupos en el propio territorio
norteamericano fue también explicada. Asesinatos a diplomáticos
cubanos, a integrantes de la comunidad cubana opuestos a su
política, a personalidades como Orlando Letelier excanciller de
Chile, bombas en oficinas diplomáticas o comerciales o ataques a
barcos de países que mantienen relaciones con Cuba, entre otras.
Suman 296 acciones de este tipo dentro de los Estados Unidos.

Muchos ejemplos más fueron expuestos en esta sesión de la
mañana de este 2 de junio, y muchos mas aparecerán en las
sesiones siguientes. Un cuadro muy completo se irá dibujando del
uso deliberado y sistémico del terrorismo contra nuestros pueblos
que ayudará a despejar las distorsiones de la desinformación y el
frió y calculado silencio que busca el olvido. Quien olvida su
historia está sujeto a volver a vivirla y no podemos repetir la
historia que hemos vivido, como expresó Estela Caloni, porque
está cargada de demasiado dolor, de demasiado sufrimiento, de
demasiada injusticia.

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