Colin Powell pasará a la Historia como el que suministró informaciones falsas sobre Irak al Consejo de Seguridad de la ONU. Su pasado y sus otras funciones ya no cuentan. Powell repitió el argumento que había mantenido en aquella ocasión en la revista alemana Stern, donde reafirma que todo el mundo creía sinceramente en las armas de destrucción masiva iraquí cuando hizo su informe.

Persiste y firma al escribir el preámbulo de un informe sobre las informaciones de la CIA antes de la guerra, que acusa a la agencia por haber fallado en su acción. La comisión responsable del informe censura a Langley por sus errores y oculta toda presión política que la CIA hubiera podido sufrir. Se trata de una muy curiosa conclusión cuando recordamos que el informe de la CIA, data de octubre de 2002, es decir, dos meses después de que George W. Bush hubiera tomado la decisión de invadir a Irak. Lo que es esclarecedor en ese informe, en cambio, es que muestra muy bien que en esa época, la CIA ya no funcionaba como una agencia de inteligencia sino que se limitaba a trasmitir los rumores sobre la culpabilidad de Irak y eliminar las informaciones contradictorias.

Sin embargo, no olvidemos que los Estados Unidos no fueron los únicos que difundieron ese tipo de informaciones. Los británicos hicieron lo mismo.
George W. Bush y Tony Blair no sólo violaron la ley internacional y las reglas democráticas, también minaron la integridad intelectual de sus servicios. Ambos dirigentes provocaron la muerte de 1 500 norteamericanos, 90 británicos y de decenas de miles de iraquíes en una guerra inútil edificada sobre falsas afirmaciones. Los Estados Unidos son cómplices de esa guerra al haber reelegido a George W. Bush, los británicos pueden enviar un mensaje diferente, derrotando a Blair.

Fuente
The Independent (Reino Unido)

The Independent Referencia: «Don’t let the warmonger off the hook», por Scott Ritter, The Independent, 3 de abril de 2005.