La razón de las dificultades, según señaló Izarra a Punto Final, es el alto grado de concentración existente en los medios de comunicación chilenos, fundamentalmente en las redes de distribución por cable. “Es paradójico que en un país que abraza el libre mercado existan situaciones monopólicas que impiden el acceso al libre flujo de ideas”, sostuvo.

El presidente de TeleSur saltó a la arena política venezolana durante el intento de golpe de Estado de abril de 2002. Renunció al canal privado de televisión donde se desempeñaba como jefe del noticiero, porque el medio se negó a transmitir las movilizaciones del pueblo venezolano contra la asonada. Posteriormente fue nombrado ministro de Comunicación e Información, cargo que abandonó para dirigir TeleSur.

Ha trabajado en medios de Francia, México, Estados Unidos y Venezuela. Cuenta con vasta experiencia en televisión: fue editor del canal de noticias NBC y trabajó para CNN en español, en Atlanta, Estados Unidos. Esta experiencia fue fundamental en su posterior desempeño al frente del Ministerio de Comunicación y luego en TeleSur.

Ventana informativa regional

 ¿Cuál es la apuesta estratégica de TeleSur y cómo evalúa el trabajo en estos primeros meses en cumplimiento de esa apuesta?

 Aspiramos a convertirnos en una ventana hacia y desde América Latina, que permita conocernos, ver el acontecer de nuestros pueblos, su historia, su devenir y sus expresiones artísticas y culturales. En la actualidad, TeleSur tiene la mayor capacidad de producción informativa del continente. Tenemos oficinas con periodistas en México, Cuba, Nicaragua, Haití, Colombia, Perú, y Argentina. Contamos con un equipo de colaboradores en el resto de los países. Esto nos ha permitido mostrar contenidos nunca antes exhibidos y dar una cobertura inédita de América Latina.

 ¿Cuáles son los mayores logros y las falencias más significativas?

 El mayor logro fue nacer, considerando el momento y los enemigos políticos que debimos superar. El Congreso norteamericano aprobó recursos para bloquear la señal de TeleSur a nivel regional, bajo el supuesto falso que transmitiríamos mensajes contrarios a Estados Unidos. TeleSur no es un arma contra ese país. Somos una alternativa al monopolio de las grandes agencias, construida y presentada desde los propios pueblos latinoamericanos, como un servicio público. Respecto de las deficiencias, aún tenemos que afinar nuestra capacidad de producción, fundamentalmente de los informativos; y diversificar nuestra programación. El reto más importante es ampliar la distribución actual en la región. La situación monopólica de Chile se reproduce en la mayoría de los países.

La ética periodística

 El informe reciente del Observatorio de Medios de Comunicación, integrado por periodistas de diversos países latinoamericanos, da cuenta que en procesos eleccionarios como el de Bolivia existió una intencionalidad editorial decididamente contraria a Evo Morales, que incluyó todo tipo de descalificaciones. Ello devela que hay periodistas que se prestan para cumplir un papel que vulnera los principios del periodismo. ¿Cuál es su opinión al respecto y cómo se puede lograr un cambio sustantivo en la ética y la dignidad del ejercicio periodístico?

 El trabajo que realiza el Observatorio de Medios constituye un gran aporte, dado el poder de la prensa. El año 2002, en Venezuela sufrimos un golpe de Estado mediático, la prensa creó, apoyó e impulsó la asonada. Lo mismo ocurrió con el sabotaje petrolero. El oligopolio de la prensa desarrolló una campaña de 64 días para derrocar al gobierno. En este contexto, no podemos salvar de responsabilidad al periodista. Como miembros de estos conglomerados mediáticos han sido cómplices de acciones aberrantes. Para el golpe, yo dirigía el noticiero de un canal privado y renuncié a ese cargo por la situación de blak out mediático impuesto por el medio, no informando de la reacción popular de apoyo al gobierno. La mayoría de los periodistas avaló la actitud de los medios. En la actualidad, continúan utilizando la prensa como una herramienta de desestabilización y acción política contra un gobierno democrático. Lamentablemente, esta situación se repite en la mayoría de la prensa latinoamericana, donde el periodista es un peón al servicio de las voluntades políticas de los dueños de los medios. Existe un gran desamparo para aquellos profesionales que se niegan a actuar en forma anti-ética.

 ¿Qué significa para usted la revolución bolivariana que impulsa el presidente Chávez y cómo ha sido participar en ella?

 Vivimos un proceso de cambio profundo, protagonizado fundamentalmente por el pueblo venezolano, con el liderazgo excepcional del presidente Chávez. En Venezuela todo cambió para siempre. Construimos un país más justo, más democrático y tenemos la decisión de seguir avanzando en el camino estratégico que nos hemos trazado: construir el socialismo. Creo que vamos bien, pero aún tenemos que librar batallas profundas. Una de ellas es la elección de diciembre de 2006, donde los revolucionarios venezolanos tendremos que luchar para consolidar el instrumento de poder para profundizar los cambios, que nos permitirán construir el socialismo en Venezuela.

 América Latina vive un proceso de oposición a las políticas neoliberales impulsadas por EE.UU., que ha cristalizado en países como Venezuela, Bolivia, Uruguay, Argentina, Brasil y por cierto en Cuba. Se habla de una “izquierdización” regional. ¿Estamos frente a un proceso de cambio estratégico real?

 Yo creo que sí. El hecho que un indígena asuma el gobierno en Bolivia es una señal clara del papel protagónico que van adquiriendo los pueblos frente a las élites tradicionales que han dominado en América Latina. La integración beneficia directamente a nuestros pueblos. Un ejemplo claro es Argentina, que al adoptar una posición contraria a las políticas neoliberales y jugar un rol importante en el proceso integracionista, logró la mayor tasa de crecimiento económico de la región, seguida por Venezuela.

Estamos frente a un proceso histórico de conquista del poder por parte de los pueblos, que en mi opinión, es irreversible. Esto nos permitirá transitar hacia un derrotero de progreso y avance sostenido en lo político, económico y social.

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