Alegres, inquietos, rebeldes, soñadores, son algunas de las características claves en los jóvenes, que, por su corta edad, son vistos equivocadamente como personas inmaduras y con falta de criterio. Afortunadamente, se ha demostrado todo lo contrario: en varias ocasiones, los jóvenes estudiantes, trabajadores y profesionales han estado al frente de las luchas populares en los diferentes momentos políticos y sociales de nuestro país, defendiendo los intereses de los sectores más pobres.

La necesidad de terminar con la explotación, las injusticias y los ultrajes hacia el pueblo por parte de los grandes empresarios, que solamente buscan enriquecerse a costa de lo que sea, incluso de vender su país impulsando políticas privatizadoras para excluir a los sectores populares de los derechos básicos de educación, salud, vivienda y alimentación, para esclavizarlos en sus industrias sin brindarles los beneficios que por ley les corresponde, motiva a los jóvenes estudiantes a emprender un proceso constante de lucha para lograr una transformación social hacia una Patria Nueva.

Ese anhelo de cambio hacia una sociedad más justa e igualitaria, ha sido el principio fundamental que enarbola el movimiento estudiantil, que en el Ecuador incluye organizaciones culturales, intelectuales y políticas, de las cuales las más grandes son la Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador (FESE), fundada en 1966, y la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE), fundada en 1942, que tienen mucha acogida entre los jóvenes estudiantes de las instituciones educativas estatales.

Estas dos Federaciones, con plena base legal y una trayectoria de lucha importante dentro de la historia política del país, desde su inicio, con una conciencia crítica y revolucionaria, han defendido a capa y espada los derechos de los ecuatorianos a una educación laica, gratuita y de calidad, además de encabezar procesos de lucha muy importantes contra el imperialismo y la tiranía de los gobiernos de derecha; siempre han actuado al lado de los estudiantes y de los sectores populares, que son la razón de la existencia y lucha de ambas organizaciones.

En las últimas décadas, la decadencia del capitalismo, reflejada en una aguda crisis económica, política y social, profundizó la aplicación de las “políticas neoliberales” en América Latina, pero se topó con la resistencia de los sectores populares en luchas trascendentales en las páginas de la historia ecuatoriana, fortaleciendo la corriente democrática y revolucionaria, donde los estudiantes universitarios y secundarios han jugado un papel destacado, defendiendo la soberanía nacional; levantándose en contra del ALCA, la OXY, el TLC, el Plan Colombia, la Asamblea Constituyente de 1998, que sentaba las bases de la privatización en la educación, entre otras jornadas de combate; además de participar en paros, huelgas y grandes levantamientos populares que echaron de Carondelet a tres gobiernos vendepatrias (Bucaram, Mahuad y Gutiérrez).

A pesar de los constantes ataques de la oligarquía y sus intentos de dividir a estas Federaciones mediante el desmerecimiento de sus logros y dándole vuelo a movimientos estudiantiles que defienden los intereses de la derecha, la lucha popular se ha intensificado en el sector estudiantil, presentando propuestas concretas a favor de los estudiantes, las mismas que han sido recogidas en este nuevo proyecto de Constitución, lo cual constituye un triunfo que contribuirá al desarrollo de una nueva etapa en la vida política, económica y social de nuestro país.

Los triunfos…

Tras intensas jornadas para defender sus derechos, los estudiantes han logrado victorias históricas, no sólo en el campo estudiantil sino también en aspectos que benefician al país, así como levantar la bandera de la soberanía nacional, mediante exigencia de la expulsión de la base militar de Manta y la declaración de los recursos naturales como patrimonio ineludible de los ecuatorianos.

Victorias como el carnet estudiantil y el medio pasaje para los secundarios; la gratuidad de la educación en todos sus niveles como un derecho fundamental; el voto a los 16 años; la libertad de elegir el servicio militar o de estudiar; la defensa de la seguridad social y demás derechos de los trabajadores y sectores populares, son algunos de los triunfos del movimiento estudiantil, producto del amor que tiene la juventud ecuatoriana por su patria y su pueblo.