La universidad de Tel Aviv hizo un importante estudio sobre el estado de la opinión pública en Israel. Los resultados de este estudio, realizado entre el 8 y el 15 de enero de 2024, son realmente sorprendentes.

Fuera de Israel evidentemente no entendemos cómo vivió la población israelí el ataque del 7 de octubre de 2023 y cómo ha evolucionado desde entonces el pensamiento de esa población. Los israelíes judíos estaban convencidos de que Israel era un santuario inviolable que les garantizaba una seguridad absoluta. Pensaban que la existencia misma del Estado de Israel los protegía de una nueva «Shoa». Al desmentir esa convicción, el ataque del 7 de octubre desató entre ellos un pánico inextinguible.

Los israelíes judíos se volvieron entonces hacia su gobierno, con la esperanza de recobrar aquel sentimiento de seguridad. Pero el gobierno encabezado por Benyamin Netanyahu no quiso unirlos tras un gobierno de unión nacional. Después de muchas vacilaciones, el actual gobierno se decidió a instaurar un “gabinete de guerra” que, en lugar de propiciar la unión, más bien viene a resaltar la discordia –en cada una de las reuniones, los ministros se insultan entre sí e incluso a menudo alguno de ellos abandona los debates dando un portazo.

El “gabinete de guerra” es más bien una expresión de impotencia. El mito del ideal sionista ya no funciona y el pánico que la población israelí sintió el 7 de octubre se ha convertido en una rabia que exige sangre.

Inicialmente, los israelíes denunciaban la espiral de la violencia y llamaban a la contención, al extremo que la coalición de Benyamin Netanyahu dudó en enviar las tropas terrestres a Gaza.

Pero, en este momento, el 88% de los israelíes judíos dicen que las 25 000 víctimas mortales entre los civiles palestinos son una consecuencia justificada del ataque del 7 de octubre. Sólo la mitad de los israelíes árabes reaccionan de manera humana y lloran a los muertos de ambos bandos.

En su ceguera, los israelíes judíos están divididos en función de sus convicciones previas. Los que se creen miembros de un pueblo superior y apoyaban a la coalición de Netanyahu quieren, por encima de todo, exterminar el Hamas. Los que querían vivir en paz al lado de sus vecinos árabes y ya se oponían desde antes a la coalición de Netanyahu insisten sobre todo en liberar a los rehenes.

Cuando se plantean lo que vendrá después de la guerra, el 61% de los partidarios de la coalición de Netanyahu piensa que no habrá una paz verdadera en Gaza y, por eso, el 90% exige que el control de Gaza quede en manos de Israel. Los que se oponen a la coalición de Netanyahu prefieren que se instaure un control internacional sobre Gaza.

El 50% de los israelíes árabes piensan que la paz es posible, pero los israelíes judíos que piensa eso son sólo un 9%.

En definitiva, el 75% de los israelíes en general (tanto judíos como árabes) se pronuncia contra el status quo, pero sólo un 37% de los israelíes árabes cree aconsejable la creación de un Estado binacional donde todos los ciudadanos (judíos y árabes) serían iguales, como se plantea en el plan de la ONU de 1948. Sólo un 6% de los israelíes judíos cree en esa posibilidad.

Por otro lado, el 79% de los partidarios de la coalición de Netanyahu es favorable a la instalación de colonias israelíes en Gaza y el 74% de la oposición la rechaza.

A fin de cuentas, es de destacar que dos terceras partes de la población israelí no tiene intenciones de respetar el derecho internacional.

Fuente: Voltaire, Actualidad Internacional, Nº72.

titre documents joints


(PDF - 354.9 kio)