En el primer semestre del 2003 el presidente Uribe decidió impulsar un referendo que sirviera para adelantar un conjunto de iniciativas de orden legislativo al tiempo que significara un espaldarazo de la opinión pública para su política.

La reforma política contra la corrupción y el clientelismo era supuestamente el objeto central del Referendo. Sin embargo, en el proceso se le fueron colgando otras “arandelas”. Dadas las mayorías parlamentarias, el Presidente hubiera podido obtener la aprobación de sus reformas por la vía del Congreso; pero, quiso demostrar a la clase política que contaba con el respaldo de los colombianos para hacer lo que a bien tuviera.

En pocos meses, se organizó y ejecutó una campaña que tuvo a su disposición todo el andamiaje institucional del Estado, como también del establecimiento. Los medios pusieron a prueba sus recursos publicitarios, los empresarios abrieron sus arcas y el patrimonio público se convirtió en fondo de campaña.

Con su peculiar estilo, el Presidente cubrió todos los espacios posibles -físicos, políticos y virtuales- “presionando” a la clase política y usando de su popularidad en la forma más osada de la que se tenga memoria.

Pero algunos sectores de la derecha, otros más del centro y buena parte de la izquierda política y social entendieron en ese momento el riesgo que significaba para la precaria democracia colombiana el espaldarazo pretendido por el Presidente. Se preveía que, de lograrlo, su espíritu autoritario se desbordaría y podría dirigir el país de manera vertiginosa hacia una especie de dictadura constitucional. Esta fue entonces la base para configurar la más amplia y espontánea confluencia, cuya característica determinante fue no pretender cosa distinta a derrotar la propuesta presidencial.

Pero, ¿qué pasó realmente con el referendo? Algunos analistas consideran que el referendo se hundió por errores de técnica en su elaboración. Fundan este análisis en la cantidad y heterogeneidad de los asuntos en él contenidos y en la manera antitécnica en que fueron planteados. Hay quienes piensan que ello fue inducido, en parte, por la oposición parlamentaria. Otros analistas estiman que la derrota del referendo fue una victoria de las fuerzas democráticas y progresistas cuya clave estuvo en haber optado por la abstención. Otros más, piensan que el Gobierno se excedió en el impulso de su campaña, suscitando el hartazgo en la gente. En esto habría que abonarle el aporte del Ministro del Interior de la época.

Si damos credibilidad a la idea de que la derrota del referendo fue una victoria de las fuerzas democráticas y progresistas deberíamos preguntar entonces: ¿Qué fue lo que posibilitó la convergencia de dichas fuerzas?, ¿cuáles fueron estas fuerzas?, ¿qué representan en el cuadro político nacional? y ¿qué características tuvo la campaña contra el referendo?

Acaso la respuesta a estas preguntas pueda darnos pistas para responder las preguntas centrales: ¿qué explica que el movimiento democrático -político y social- no haya podido cobrar su victoria? y ¿cuáles eran sus limitaciones y posibilidades reales?

Para responder estos interrogantes el pasado 27 y 28 de agosto cincuenta personas provenientes de las regiones y miembros de distintas organizaciones sociales y políticas participantes de la Gran Coalición Democrática, se reunieron para sistematizar la experiencia obtenida alrededor de la campaña contra el referendo y proyectarla hacia nuevos escenarios de acción política en la perspectiva de aportar soluciones a la crisis económica y social del país.

El ejercicio consistió en identificar y caracterizar nuevas formas, métodos y estilos del quehacer político; reflexionar sobre los procesos de articulación ente lo social y lo político logradas en la campaña contra el referendo y su evolución posterior, especialmente el camino recorrido por la Gran Coalición Democrática y el reciente Encuentro de Organizaciones Sociales, visualizar y caracterizar el nuevo liderazgo que surge en estos escenarios políticos y sociales, y recoger la experiencia comunicativa, didáctica y discursiva construida en esta campaña.

La jornada de trabajo implementó una metodología orientada a que los protagonistas pudieron hacer de su experiencia fuente de conocimiento. Se trató más de una reunión de trabajo que de un seminario para intelectuales o espectáculo para los medios. Fue un encuentro de activistas sociales y políticos, académicos e investigadores para hacer un trabajo conjunto de análisis, debates y propuestas que tomó como referente los siguientes ejes:

* Formas de organización, métodos de dirección, estilos de liderazgo desarrollados, prácticas y financiamiento.

* Proceso de articulación de lo social y lo político.

* Procesos comunicativos, pedagógicos y discursivos.

* Programas y proyectos para el manejo económico y social del país explícitos o implícitos en la campaña.

A juicio de los asistentes el gran acierto de la campaña por la abstención activa radica en la justa combinación de la convergencia unitaria en torno al objetivo y a la descentralización y autonomía en la acción. Esta característica permitió un vigoroso despliegue de imaginación y creatividad, pues en las localidades, regiones y sectores, los comprometidos en la campaña abstencionista emplearon los medios que tuvieron a su alcance y según las características y los intereses de la gente a la que se dirigían.

Este mismo rasgo llevó a que el discurso abstencionista involucrara a los destinatarios desde su cotidianidad y no en razón de argumentos abstractos y descarnados. Fue una rica experiencia de diálogo pedagógico en el que se hizo política personalizada, uno a uno, poniendo el énfasis en la persuasión y la deliberación. Quizás este esfuerzo permitió que los electores actuaran de manera madura y que su comportamiento no cayera en las redes de la seducción clientelista ni de los ofrecimientos interesados del empresariado.

El Taller Nacional permitió recoger opiniones y análisis sobre la campaña contra el referendo, hacer una recopilación del material didáctico y comunicativo utilizado en la campaña. Visto con distancia, sorprende la variedad y riqueza de las piezas exhibidas. Libros, folletos, cartillas, afiches, volantes en profusión ilustraron sobre el calado de la campaña abstencionista.

Igualmente este taller sirvió para iniciar una reflexión en torno a propuestas de acción política a realizar en el corto y mediano plazo, centradas en los siguientes puntos: defensa del Estado Social de Derecho, seguridad social, servicios públicos, derechos humanos, educación pública, régimen financiero y seguridad alimentaria.

En lo inmediato, se espera elaborar una revista que recopile las lecciones de esta experiencia y que empezará a circular a finales de octubre en el primer aniversario de esta derrota del autoritarismo. Dicha revista será útil para promover la discusión en otros espacios, en particular en las regiones. Una forma de proseguir con las mejores prácticas de esta victoriosa campaña.