El lunes 18 los cardenales iniciarán el cónclave, la reunión del Colegio de Cardenales de la Iglesia Católica, bajo los frescos de la Capilla Sixtina. Hasta hoy, será de 115 el número de cardenales con edad inferior a los 80 años aptos para votar, de los 183 cardenales vivos y con derecho a participar de las discusiones. Votarán dos veces por día hasta que un candidato alcance la mayoría de los dos tercios de los votos más uno.

Desde el sábado pasado, los cardenales hicieron voto de silencio a los medios de comunicación, lo que está siendo interpretado como una división clara entre los Cardenales sobre las prioridades que deben nortear a la Iglesia Católica y de que no hay un candidato favorito.

Existe una gran expectativa por un Papa no europeo y, principalmente, ligado a la Teología de la liberación (T.L.), tan combatida por Juan Pablo II, pero que, ante los desafíos del mundo post-moderno, se vuelve necesario una Iglesia realmente orientada hacia los seres humanos, preferentemente hacia los más pobres y excluidos. En este sentido, Adital habló en exclusividad con el teólogo Leonardo Boff, uno de los exponentes de esa teología con influencia en la realidad latinoamericana y que sufrió la mano pesada de Roma a causa de sus ideas liberadoras.

Boff piensa que es ésta la hora de un "Papa-pastor" y que las chances para América Latina son reales. Además habla del futuro de la iglesia y de los desafíos que enfrenta actualmente, que sólo tienden a agravarse.

- ¿Que espera la iglesia de América Latina después de la muerte de Juan Pablo II?

- La Iglesia de América Latina espera que el nuevo Papa tome en serio el hecho de que en nuestro continente se decide el futuro numérico de la Iglesia. Es aquí que vive la mayoría de los católicos y es aquí donde se ha verificado la mayor creatividad pastoral y teológica de toda la Iglesia después del Concilio Vaticano II. Esta riqueza debe ser llevada hacia las demás iglesias como contribución en la búsqueda de mejores caminos para el evangelio por el mundo, especialmente, entre los pobres. La Iglesia de América Latina espera libertad para continuar la caminata trazada por Medellín, Puebla, Santo Domingo. El ejercicio de esta libertad sólo será creativo si se respeta e incentiva la autonomía de las iglesias locales en comunión con otras iglesias y con el centro en Roma.

- Las iglesias de América Latina y el Caribe sintieron la mano pesada...

- La estrategia de encuadrar y debilitar el desarrollo de las iglesias locales en diálogo con la realidad social y con los pobres, llevada a efecto de forma sistemática y dura por la política vaticana, debe ser revisada y corregida. Se debe rescatar y reinsertar en las comunidades a los teólogos de la liberación que sufrieron formas de descalificación y de persecución por parte de las autoridades latinoamericanas y romanas en el sentido de reparar injusticias consumadas y de legitimar su misión en la caminata de las iglesias de este continente. Que no se repita lo que un sabio maya dijo de la primera evangelización y que fue continuada bajo el Pontificado de Juan Pablo II: "impidieron el crecimiento de nuestra flor para que quedase sólo su flor".

- Usted dijo que la T.L. es independiente del Vaticano, porque es fuerza viva en las Comunidades Eclesiales de Base. ¿El "nuevo" Vaticano podrá perturbar el resurgimiento/fortalecimiento de la T.L. en América Latina y su expansión hacia el mundo?

- La teología de la liberación nació con el intento de oír el grito del oprimido en sus muchas facetas, del pobre económico, del negro, del indio, de las mujeres, de los portadores de cualquier discriminación que los hacen sufrir y también en el intento de oír el grito de la Tierra, explotada por la voracidad productivista y consumista de la cultura dominante.

Este grito sólo ha aumentado, pues la cuestión mundial no es solamente la de la pobreza y de la miseria, sino de la profunda desigualdad que está provocando a nivel mundial: la vuelta de la servidumbre, del trabajo esclavo, del tráfico de personas, de la sumisión de trabajadores a jornadas de 12-14 horas/día con salarios de hambre. Todo esto está provocando la proliferación de enfermedades, de guerras y de la muerte.

- Sería fariseísmo asistir a esta masacre de la humanidad de brazos cruzados...

- De hecho, esta anti-realidad provoca la fe cristiana que se indigna y que la lleva a pensar: ¿en qué medida del capital ético y espiritual de la fe cristiana se deriva una práctica y una reflexión que ayudan a transformar esta realidad? Este desafío es para toda la conciencia cristiana.

Pueden los obispos y el Vaticano vivir alienados de este escándalo, pero jamás impedirán que los cristianos tomen en serio una opción evangélica por los pobres contra la pobreza y busquen la liberación de estas opresiones. Mientras haya opresiones en el mundo, también aquellas nacidas de la insensibilidad e incoherencia de los cristianos y hasta de los Papas, habrá mil razones para realizar una práctica libertadora, y a partir de ella, realizar una reflexión que se llama entonces teología de la liberación. Y esto vale hasta el día del juicio final.

- ¿Es posible en la coyuntura actual, un Papa latinoamericano?

- Creo que nunca hubo en la historia de la Iglesia una situación tan favorable para que tengamos un Papa latinoamericano, no obstante la ausencia de grandes profetas y pastores entre los Cardenales de este Continente. En primer lugar, porque aquí viven el 43% de los católicos del mundo entero y numéricamente la Iglesia latinoamericana va a decidir el futuro de la Iglesia Universal.

En segundo lugar, fue aquí que se realizó una recepción del Vaticano II en forma consistente y creativa con resonancia en toda la Iglesia. Temas como misión social de la Iglesia, junto con su misión religiosa, opción por los pobres contra la pobreza, capacidad de los pobres para evangelizar a toda la Iglesia, liberación integral, comunidades eclesiales de base, espiritualidad libertadora, entraron en la agenda y en el lenguaje de toda la Iglesia, inclusive en los discursos del Papa. En razón de esta creatividad surgieron Cardenales-pastores más que Cardenales-autoridades eclesiásticas.

Y la Iglesia necesita de un Papa-pastor. En tercer lugar, por razones de conveniencia. Difícilmente un Papa salido de las áreas del Imperio (EEUU y Europa) superaría las contradicciones que vienen del Imperio como las guerras actuales, la globalización económica opresora de los países pobres, el consumismo y el individualismo. Él debería depender mucho de las influencias que vendrían de esa área.

- ¿Y de la Curia vaticana, puede brotar el sucesor de Pedro?

- Raramente surge un Papa de los círculos de la Curia, pues ahí están los Cardenales, 24 hoy, que no poseen experiencia pastoral ni se confrontan directamente con los desafíos de la pobreza y de la miseria de la humanidad. Y existe una cierta animosidad contra ellos a causa de la forma como se relacionan con las Iglesias nacionales y locales. Sobran, entonces, las áreas donde existen Cardenales-pastores como en África, Asia y América Latina, con larga ventaja para América Latina.

- ¿Cuáles son los rumbos de la T.L. ante los desafíos post-modernos como el alejamiento de los fieles de las iglesias, la participación femenina, los avances científicos, las migraciones, los nuevos modelos de familia, el homosexualismo...?

- La teología de la liberación siempre parte de las opresiones concretas en distintas áreas de la práctica humana y a partir de ahí desentraña energías que vienen de la fe cristiana que refuerzan la búsqueda de liberación, junto con otras fuerzas que también quieren la liberación. En este sentido no hay una temática definida que sería propia de la teología de la liberación. Se trata de un modo diferente de hacer teología arrancando siempre de las prácticas de liberación ya en curso, pensándolas y reforzándolas.

Por otro lado, veo dos desafíos centrales pues están relacionados con toda la humanidad: la injusticia social y la injusticia ecológica. Cualquier teología cristiana en cualquier lugar del Planeta debe sensibilizarse frente a la degradación social de la vida de la gran mayoría de la humanidad sufridora y colaborar en la superación histórica de esta perversión. Caso contrario, se vuelve cínica e indigna de la herencia de Jesús. Por eso toda teología, con cualquier método que utilice, no puede escapar de esta crucificante cuestión.

- ¿Y las iglesias?

- De la misma forma las iglesias: o evangelizan en articulación con la justicia social o dejan de evangelizar verdaderamente rompiendo con la tradición que viene de los Apóstoles que siempre incluyeron en su misión el cuidado de los pobres.

Y, conjuntamente, existe la injusticia ecológica que es la superexplotación que el sistema mundial consumista e individualista hace de los escasos recursos de la Tierra, llevando a la degradación de los ecosistemas y al agotamiento creciente de aquellos medios de vida sin los cuales el futuro de la humanidad y del Planeta corren riesgo. Ejemplos son el agua potable, el clima adecuado, amenazado por el calentamiento creciente de la Tierra y el equilibrio poblacional, pues la Tierra no podrá aguantar una superpoblación pues es pequeña y finita.

- ¿La sobriedad de vida podrá convertirse en la virtud cristiana más urgente y necesaria?

- El cristianismo deberá fortalecer el surgimiento de otro patrón civilizatorio de consumo más comedido y solidario, formas más benevolentes de relación para con la naturaleza y un sentido general de solidaridad, cuidado y responsabilidad por el destino común de la humanidad y del planeta Tierra. Esta vez no hay un Arca de Noé que salve a algunos y deje perecer a otros. O nos salvamos todos o todos vamos al encuentro de lo peor. Estos son desafíos para cualquier reflexión y práctica cristiana, especialmente, de aquella que se propuso ser concientemente libertadora, como la teología de la liberación.

Traducción: Daniel Barrantes