La concurrencia multicolor cubrió las gradas de este teatro bogotano al aire libre, como libre fue la asistencia de miles de personas que se acercaron a la celebración de las 100 ediciones de desde abajo y poco a poco fueron cubriendo la capacidad de aquel espacio recreativo. Estaba la gente de abajo, la base social y humana de cualquier programa político serio. Pero también aparecieron los trabajadores intelectuales que se identifican con las causas del pueblo. No podría ser de otro modo, ya que hoy, a pesar de las grandes limitaciones económicas y múltiples dificultades para estudiar, el nuevo profesional, el artista de teatro, el creador literario, provienen mayoritariamente de la gran cantera social de nuestro pueblo.

El sol bogotano de este domingo Primero de Mayo, Día Internacional del Trabajo, que tanto favoreció la marcha conmemorativa, se extendió hasta el declive de la tarde, cuando Jorge Velosa y sus compañeros de la carranga pusieron a mover a todos los asistentes en la parte baja de la gradería: ¡fue la apoteosis! Pocas veces ocurre esto en las tardes de la Media Torta. Pero cuando tiene lugar, se toma como la consagración del artista. De todos es sabido que la música vernácula está desterrada del gusto de los muchachos. Luego resulta más significativa la hazaña de Jorge Velosa al conquistar a la juventud de todos los estratos. Era emocionante ver el baile jondiao de señoras humildes y otras no tanto a quienes sólo les faltó recurrir a la modalidad boyaca del baile del tres para que el propio Jorge se sintiera más que satisfecho con la danza popular.

Este primero de mayo no era como otros. Se estaba celebrando además la edición número 100 del periódico desde abajo. Proeza de celebración y compromiso de continuidad y futuro. Ya antes había transcurrido exitosamente la presentación de otros genuinos artistas de nuestra música popular. Allí la bella interpretación de Ensamble Sinsontes; luego el tiple magistralmente interpretado por Gustavo Adolfo Rengifo y sus letras en el centro de la cotidianidad de los humildes; allí la voz de Édgar Segura y sus composiciones e interpretaciones que preguntan por el habitante de la barriada; allí Chepe Ariza y Petro Junior mostrándonos otra variable de su trabajo, llevándonos con sus bajos por la Colombia histórica; allí la suficiencia del estallido vocal de ‘Numerao’ González (y el cuarteto que le acompaña con arpa, cuatro, maracas y bajo) y la imagen sonora de sus garzas, su vacada, el agreste Llano puesto en la escena de la tarde rola.

Como el tiempo bogotano es tan variable y se puede pasar del sol esplendoroso al aguacero que espanta, la gente traía su paraguas, y así, el paisaje físico y humano de la Media Torta, con sus 45 grados de inclinación, semejaba la celebración consciente de un hecho que refleja la admirable terquedad de un equipo humano que en ocasiones se reduce peligrosamente, obstinado como la lluvia bogotana que se hizo ver al acercarse el final de la velada musical: eran las 6 y 2 minutos de la tarde. Y la gente quería más. Hay que volver sobre el papel desempeñado por el raquireño. Desde cuando hace años apareció con su cucharite’palo, Velosa se ganó a la gente. Y en esta tarde no sólo cumplió como creador musical, cuyo estilo deja ver una vez más que comprende bien el alma popular sino que además tomó como suya la causa de desde abajo, y con su estilo irrepetible mencionó al periódico una y otra vez, y llamó al apoyo para los medios que se defienden con las uñas para airear las verdades que no se dan a conocer en los periódicos del sistema.

desde abajo, hacia arriba

Podemos decir entonces que esta experiencia ya trasciende después de 14 años de salir a la calle desde abajo, a veces en forma bimestral, a veces sesquimensual, esto es, cada mes y medio, para que finalmente se haya consolidado mensualmente. Las 100 ediciones que se completaron en abril ya tienen su impulso propio, y la próxima meta que bulle en la mente de sus editores acaricia la periodicidad quincenal, y allá, no tan distante, la publicación semanal.

Este registro personal de un hecho que ya quedó en los anales de los Primeros de Mayo bogotanos es posiblemente una percepción más emocional que intelectual. Pero creemos que vale la pena para decir que fue conmovedor y que marca un hito. Representa un acto poco frecuente en la memoria de un pueblo: sacar en grande, a la plaza pública, un acumulado de ideas, de esfuerzos y privaciones, de conseguir cómo pagar la impresión de un vocero popular; de colaboraciones de tanta gente anónima que siempre aparece en las

manifestaciones contra el Alca, contra el TLC y contra la reelección de Uribe, voceando en forma queda a desde abajo, sacando tiempo para estos pequeños pero grandes esfuerzos encaminados a que la gente se entere, lea, conozca, entienda lo que está pasando en el país. Esa tropilla de quienes por primera vez escriben, tratando de convertir sus sentimientos y saberes en palabras; de quien arma sus páginas, de quienes ayudan a doblar los pliegos, los que hacen mensajería, los que venden el periódico, los que buscan la suscripción, en fin, es quizás el detalle que más impacta en un medio social en que los muchachos no pueden expresar su situación de clase y se enredan en una posición que el sistema crea casi por inercia, al amparo de la dinámica comunicativa. Porque es inmensa e incontrastable a veces la fuerza de las ideas que se difunden con todas las posibilidades de la televisión, los grandes diarios, la radio tradicional, el sistema de poder imperante, además de los voceros oficiosos de la verdad emanada ‘desde arriba’.

Todo esto hace más apreciable la contribución de la gente desde abajo. Bastaría analizar "cómo se forman las ideas" para tener claridad sobre el fenómeno de enajenación que opera al interior de los procesos de socialización, y comprender el invaluable sentido de la participación muchachil que rodea a un periódico cuyos responsables directos tienen una sensibilidad y una comprensión claras, y comparten la urgencia de que la verdad llegue al pueblo.

Eso queríamos decir.