La apertura del Foro corrió a cargo del Secretario de Gobierno de la ciudad, Juan Manuel Ospina, quien brindó un dato según el cual en el espacio público informal de Bogotá se mueven al año un billón de pesos. Si se desconoce esta realidad se termina en los fracasos de las anteriores alcaldías. Al actuar así se posibilita que esta realidad económica caiga en los brazos de la ilegalidad, acrecentando el problema que se pretendió solucionar.

La Presidenta de la Cámara de Comercio presentó un estudio de la universidad de los Andes, según el cual si la alcaldía expulsa al ciento por ciento de los vendedores ambulantes el comercio formal aumentaría sus ventas en un 13 por ciento y los empleos en un 14 por ciento. La pregunta del auditorio fue y, ¿por qué no contratan de una vez a los vendedores que tienen frente a sus negocios? ¿No creen que así se solucionaría el problema de los vendedores con toda tranquilidad?

Antanas Mockus disertó, como de costumbre, sobre el cumplimiento puro y simple de la ley, negándole contenido social al tema del vendedor, puesto que solo quieren "estafar" la administración. Cerró lacónicamente señalando que estando de acuerdo con la concertación esta era el peor camino para el cumplimiento de la ley.

Con cifras en mano, Jaime Castro demostró como Transmilenio hacía uso económico del espacio publico para beneficio privado. Recordó que en esta obra el Distrito había invertido 3.5 billones de pesos y el sector privado cerca de 300.000 millones de pesos, pero que a la hora de la repartición de utilidades la ciudad se quedaba con el 4% mientras el privado recibía el 75%. Por tanto, lo malo no esta en la utilización económica del bien colectivo que es el espacio publico -el que es fomentado por las entidades estatales-, sino el traslado de recursos públicos para beneficio privado que es lo que no está claro para la opinión publica.

Enrique Peñalosa, molesto por la denuncia de su antecesor, se dedicó a mostrar que "obras son amores y no buenas razones", pero en el auditorio se sintió que hay "amores que matan". También nos recordó el discurso estigmatizante sobre la actividad ilegal de la venta ambulante aunque al final de la intervención y doliéndose de la falta de continuidad en la construcción de ciclo-rutas, dijo no oponerse a que se usara el espacio publico en sitios delimitados para la venta ambulante.

El especialista urbano Jordi Borja, precisó que en el espacio público se establece el diálogo entre los valores democráticos y su representación, en el sentido de lo simbólico; los contenidos de confianza, asociatividad y civismo. La personalidad democrática se refleja en su entorno urbanístico y espacio publico, puesto que la "ciudad es su espacio publico", cuyo carácter es heterogéneo no susceptible de homogenizarse.

En su segunda intervención, refiriéndose al plan maestro de espacio publico señaló que la obsesión por los planes era algo propio de gobiernos autoritarios, mucha más cuando se trata de algo que demanda un manejo con un alto grado de participación, en donde las decisiones deben involucrar la creación de sentido de territorio para la comunidad,. Es decir, este es un elemento muy dinámico de la vida social. Enfatizó que "no existe una sola estética urbana. Por más arquitectos e ingenieros que seamos no siempre tenemos la verdad".

En las presentaciones de México y Buenos Aires quedó establecido, por ejemplo, el papel de las tradiciones religiosas en la formulación de la política de espacio público, asociada al fomento y fortalecimiento de la industria turística. La delegación de Buenos Aires precisó, además, que la arquitectura puede tener efectos perversos y contribuir a la destrucción de los propósitos de la política urbana y los sentimientos democráticos de integración de la población generando, más bien, escenarios urbanos polarizados entre ricos y pobres, aumentando los niveles de conflictividad que se suman a los resultados de el modelo económico neoliberal en boga.

Al cierre el alcalde Lucho Garzón hizo un resumen del evento, señaló su compromiso de no contribuir a la polarización política entre ricos y pobres y ser un gobernante para todos. A los vendedores que lo están amenazando con manifestaciones les dijo que las concertaciones no pueden ser paralizantes. Adelantó además que "voy por las zonas recuperadas". A los comerciantes formales les advirtió sobre la irresponsabilidad de utilizar las encuestas de percepción de seguridad para presionarlo indebidamente, exigiendo la política "del bolillo" para desaparecer a los vendedores, argumentando que este tema estaba solucionado y cancelado, cuando es una grandísima mentira. Recordó que algunos están jugando con encuestas de percepción de seguridad en la opinión publica en un contexto de conflicto y tendencia a la polarización política, buscando beneficios puramente electorales con vista a la reelección. Remató afirmando que, "si a esto añadimos el atentado a la seguridad alimentaria que es el TLC, el escenario social se tornará aun más conflictivo en los años por venir para la ciudad".

en el Plan de Desarrollo, los cuales fueron agrupados alrededor de cuatro líneas de acción: Formación del talento juvenil; Reconocimiento y promoción de la participación e identidad juvenil; Salud y bienestar para la juventud; Prevención para jóvenes en riesgo.

Al inicio de la segunda Administración Mockus (2001-2003), hubo un momento dramático en torno al proceso que venía en desarrollo, se generan tensiones propias del cambio de gobierno y el tema de juventud desapareció. En torno al Plan de desarrollo se inicia un movimiento juvenil y de organizaciones sociales. Con el apoyo del Concejo, el movimiento juvenil logró incluir dos metas: la formulación de la Política Distrital de Juventud y la conformación de los consejos locales y Distrital de Juventud.

Sólo el diseño de la política de juventud del Distrito, con un enfoque participativo y prospectivo, agotó todo el periodo de la segunda administración de Mockus. La Política tenía como objetivo general brindar a los y las jóvenes bogotanos, sin exclusión, un conjunto de oportunidades individuales y colectivas que les permitiera elevar sus capacidades para que, mediante su acción, pudieran convertir en realidad sus proyectos de vida en beneficio propio y de la sociedad de la que hacen parte. El proceso de formulación de la Política Pública de Juventud de Bogotá culminó con el Seminario Internacional "Una Política de Juventud para Bogotá", realizado a finales de 2003. En la clausura de este seminario, Antanas Mockus justificó la decisión de no expedir un decreto ni promover la expedición de un acuerdo por parte del Concejo de la ciudad que hiciera obligatoria la implementación de la política, con el argumento de que "si la idea es buena, convencerá y sobrevivirá". Así, dejó en libertad a la siguiente administración de continuar con la implementación de la política o de desconocer el esfuerzo realizado.

El proceso fue desconocido. Con la llegada de la Administración Garzón (2004 -2007) la Política de Juventud diseñada por su antecesor quedó en el limbo. No autorizó la fase de implementación de la Política de Juventud, pero tampoco formuló una nueva y, en consecuencia, el tema ha trasegado sin rumbo de una instancia burocrática a otra.

Aunque al comienzo de la nueva administración, el proyecto "Políticas y modelos de intervención para la juventud" seguía funcionando en el Departamento Administrativo de Acción Comunal -DAAC, el nuevo alcalde nombró un asesor responsable del tema de juventud dependiente directamente de su despacho y el DAAC perdió el liderazgo que hasta entonces tenía. Así, se produjo un momento de incertidumbre y de tensiones entre las instancias responsables.

En paralelo, las gestiones y las iniciativas que tuvieron los jóvenes para que la política no fuera desconocida por el nuevo gobierno de la ciudad (las cuales fueron adelantadas especialmente por el Consejo Distrital de Juventud, la Mesa Bogotana de Juventud y otras organizaciones juveniles), contribuyeron a que finalmente algunos lineamientos de la política de juventud formulada por la anterior administración quedaran incluidos en el nuevo plan de desarrollo para la ciudad, llamado "Bogotá Sin Indiferencia". El Plan incluyó un artículo que establece el mandato de elaborar e implementar un plan de desarrollo juvenil que responda a los lineamientos formulados en la política pública de juventud 2003-2012.

No obstante, pasado tres semestres de la alcaldía de Garzón, la implementación de esta Política no se ha iniciado. La administración Distrital afirma que "el libro amarillo" que fue publicado por la Administración Mockus no es la política pública oficial de juventud de Bogotá. Los funcionarios encargados del tema en la alcaldía anunciaron, al finalizar el año 2004, en las mesas de trabajo convocadas por el Concejo que se encuentran elaborando unos nuevos lineamientos de política para ejecutar en lo que resta del período de este gobierno.

Finalmente, la administración distrital articuló todas las acciones que el Plan de Desarrollo considera sobre la juventud y lo presentó como su Plan Distrital respectivo. El objetivo principal de este Plan es "Garantizar plenamente a las personas jóvenes de Bogotá el ejercicio efectivo, progresivo y sostenible de sus derechos integrales, el libre desarrollo de su personalidad y la incorporación explícita de sus sensibilidades en la construcción participativa de ciudadanía cultural y de proyectos de vida compartidos en el escenario social, desde la perspectiva de agentes culturalmente activos". Puro discurso.

Irresponsabilidad

e improvisación

Con el tema de juventud existe mucho desorden dentro del gobierno distrital, se ha cambiado varias veces de instancia orientadora. No hay claridad en el tema y la administración no está de acuerdo en la creación de una entidad o subsecretaria especializada. El Alcalde asignó al Instituto Distrital de Cultura y Turismo -IDCT- como entidad responsable de formular el Plan Distrital de Juventud, tarea que desarrolló entre agosto de 2004 y febrero de 2005. En este último mes, el Alcalde de Bogotá, Luis Eduardo Garzón, decidió asumir directamente la coordinación, con el argumento de que "un tema como éste, la coordinación no se puede hacer desde lo sectorial sino desde la propia cabeza de la Alcaldía". Cómo si se tratara de un "clavo ardiente", el alcalde Garzón nuevamente en el mes de abril de 2005 devolvió el tema de la Juventud al ICDT. Entre tanto, la política a favor de la población joven de Bogotá es inexistente en la práctica o no tiene ningún impacto visible. Esta pasa por una de sus peores crisis.

En el discurso, la Alcaldía de Bogotá afirma que se encuentra comprometida con crear las condiciones para que el joven tenga la más amplia gama de oportunidades en los diferentes ámbitos de la vida que le permitan materializar sus derechos. Pero como bien lo afirma el investigador y experto en temas de juventud Germán Muñoz,1: «en general, las políticas de juventud son una fachada, detrás de la cual no hay contenidos estructurados».

Circo en lugar de derechos. El domingo 29 de mayo de 2005 la administración distrital realizará la primera Feria de Jóvenes en Movimiento. Según la alcaldía de Bogotá, habrá una "urna bacana" en la que los muchachos podrán opinar de lo divino y lo humano, pero también tendrán la alternativa de hacerlo con coreografía, talleres de lectura, murales permitidos para grafitis, espacio para cuenteros y, por supuesto, un gran show de rock y rap. Todo un escenario tutelado por la alcaldía distrital. Orden y control para una juventud domesticada y que sea obediente al régimen. Zanahoria a la lata.

El garrote es para los jóvenes indómitos, quienes asumen la lucha política contra este sistema de exclusión e injusticia en el espacio público y sin permiso de las "autoridades legalmente constituidas". El joven Nicolás no logró aprender a sus tiernos quince años que pensar diferente, tener utopías y ser rebelde en esta sociedad se paga con la vida. Un Estado en guerra contra los jóvenes.

1 Muñoz, Germán, (2000), "Otra década perdida: Políticas Públicas de Juventud en la Región Andina", en: Revista Nómadas Nº 13, octubre, Departamento de Investigaciones Universidad Central, Bogotá, pp. 239-246.

Juventud y servicio militar obligatorio

Juventud y estudio. ¿Cuántos de los jóvenes que finalizan bachillerato desean enrolarse como soldado o como policía bachiller? Ninguno. Con toda seguridad, ninguno. En su gran mayoría los jóvenes odian la milicia, la disciplina ciega, los rituales, pero por sobre todo el "sapo" que ven en el policía y en el soldado.

Todo joven que está por finalizar la secundaria desea pasar a la universidad. Pero muy pocos lo logran. El factor económico es el fundamental, el excluyente, el determinante. Este factor propicia que unos pasen al ejército, la policía o la universidad.

Los que son obligados a pagar el servicio militar obligatorio (SMO), en una u otra institución, viven una tremenda transformación. En el caso de la policía es notorio. Ingresan con la rabia de la obligación, con el odio por lo que representa esa institución temida en los barrios, casi vista como un cuerpo de ocupación, sin embargo en pocas semanas son otros. ¿Qué les hacen a esos jóvenes para que en pocas semanas sean otros? ¿Los ha visto usted requisando, con sentido autoritario, a un transeúnte cualquiera?, se les ve todos posesionados de un ser ajeno. Pero cuando requisan a un habitante de la calle, cuando están ante un ser golpeado por la injusticia, parecieran perros amaestrados: amenazan, golpean, empujan, humillan.

¿Qué le han hecho a estos jóvenes para que en pocas semanas dejen de odiar lo que odian y empiecen a representar lo que no quieren ser? ¿Cómo se hace para incrustarle a un joven, soñador o díscolo, que ingresa a un cuerpo armado por obligación todo el sentido de aquello que odia?

En ejercicio de la función de lo que no son pero ahora representan, ocupan espacios en calles y recintos públicos. ¿Por qué los mandan a ejercer funciones que no les competen? Acaso su SMO, en el caso de la policía, no es para desempeñar funciones de oficina? ¿Por qué exponerlos?

Ahora, cuando algunos de ellos se han visto atacados por tratar de ejercer funciones que no les competen, pareciera esclarecerse todo: son carne de cañón para justificar la necesidad de militarizar las ciudades. Ante cada ataque e injusticia con estos jóvenes surgen voces que repiten el esquema ensayado hasta el infinito y siempre fracasado: militarizar, militarizar.

No hay peor ciego que quien no desea ver. Ese esquema ya está agotado entre nosotros, sociedad militarizada por excelencia. Tanto que parecemos vivir en ciudades ocupadas por fuerzas externas. Fuerzas que reprimen, que causan temor, que no generan solidaridad, que "vacunan", que no se sienten desempeñando una función pública sino aprovechando una oportunidad para hacerse unos pesos extras cada día.

Ante esos ataques contra jóvenes que se creen cumpliendo una misión muy importante, lo que vuelve y se muestra ineficiente es el SMO. Mucho más si se reconoce que sólo lo pagan los pobres. Hay que hacer justicia con lo jóvenes y con los más pobres. No más lavado de cerebro. No más SMO. Estudio universal, incluso hasta universidad, para todos.