George W. Bush ha situado la democracia en el centro de su política en el Medio Oriente, política que ha provocado la oposición tanto de adversarios como Bachar El Assad, como de dictadores pronorteamericanos como Hosni Mubarak. Bush puede hacer alarde de victorias en las elecciones en Irak y en Palestina, pero un voto no constituye una elección.
Los Estados Unidos, con razón, se muestran escépticos en cuanto a los progresos democráticos en Egipto, en Túnez o con respecto a las elecciones municipales en Arabia Saudita. Infelizmente, no comparten el mismo escepticismo en cuanto a los movimientos islamistas que participan en las elecciones, cuando el único interés que los islamistas ven en la democracia es la dominación de la minoría por la mayoría y la posibilidad de llegar al poder. Una vez en el poder, sueñan con instaurar teocracias y suprimir el derecho al voto. Actualmente, el gobierno de Bush se muestra bastante condescendiente con el Hezbollah, con el Hamas o con los Hermanos Musulmanes. Condoleezza Rice, asimismo, invitó a la Casa Blanca a los miembros del Consejo Supremo de la Revolución Islámica de Irak. Por otra parte, muchos han interpretado el nombramiento de Laith Kubba de la National Endowment for Democracycomo vocero de Ibrahim Al-Jaafari como un apoyo a su programa islamista.
Si se quieren obtener verdaderas democracias, hay que apoyar a los partidos democráticos, no a los partidos que quieren utilizar a la democracia.

Fuente
Daily Star (Líbano)

«To Islamists, one man, one vote, one time, means dictatorship», por Michael Rubin, Daily Star, 7 de junio de 2005.