La infame problemática hitleriana es planteada de nuevo por los inmigrantes musulmanes [1], que el ministro francés del Interior califica de «chusma» y que cometen actos de violencia en las afueras de París.
_No obstante, Jacques Chirac criticó por ello a su ministro del Interior primero que a los revoltosos. Los medios de comunicación franceses, por su parte, disculpan a los revoltosos al hablar de la pobreza y la frustración del desempleo que afecta a los musulmanes. Pero lo cierto es que, si no tienen empleo, es porque no reúnen condiciones para trabajar. Es una población analfabeta, que sólo cuenta con aptitudes para el delito, que no habla bien el francés, que se niega a integrarse a la cultura francesa y que cree que ser musulmán es más importante que ser francés. La mayoría de los revoltosos son inmigrantes de segunda o tercera generación cuyos padres o abuelos entraron ilegalmente a Francia. Lo más sencillo sería mandarlos de regreso a África, pero ellos se jactan de que poseen la ciudadanía francesa.
_Teniendo en cuenta su índice de fecundidad, los musulmanes podrían representar el 30% de la población de Francia en un plazo de 20 años. En numerosos suburbios de ciudades francesas, los musulmanes son ya mayoritarios entre los menores de 30 años. La arrogante cultura francesa está sufriendo un autogenocidio al cual nadie reacciona y se está islamizando demográficamente.
_Quizás Nicolas Sarkozy pueda vencer a los revoltosos, convertirse en presidente de la República, afirmar a los musulmanes que Francia es un país cristiano y europeo, y que si eso no les gusta, pueden regresar a vivir a un país musulmán; quizás, pero no lo creo. Deseo, sin embargo, buena suerte a «Sarko», como lo apodan sus admiradores.

Fuente
To The Point (États-Unis) ">To The Point (États-Unis)

«Is Paris Burning», por Jack Wheeler, To The Point, 3 de noviembre de 2005

[1Traducimos por «musulmán» el término «moslem» empleado por el autor, pero la traducción no es del todo adecuada. De hecho, la palabra inglesa para «musulmán» es «muslim» y no «moslem». Esta última es una forma arcaica, abandonada por considerarse peyorativa. El término «moslem» es sistemáticamente empleado por el autor. Para recordarlo, pondremos el término «musulmán» en cursiva