El celebrar -porque de eso se trata, de una celebración- con la Marcha de la Resistencia, los 1.500 jueves en la Plaza. Nos parece hermoso, importante y práctico. Realizar dos encuentros en tan corto tiempo hubiese sido muy costoso para las Madres del interior, su traslado y costoso también armar dos actividades.
Estuvimos allí.

Neuquén espera, requiere y apoya la Marcha de la Resistencia: es “la Marcha de las Madres”. La realizamos el 10 de diciembre, en nuestro lugar tradicional, el monumento a la Madre, en la plazoleta que lleva el nombre Madres de Plaza de Mayo. Fue una jornada buenísima, con muchas personas marchando y con la participación de organismos de Derechos Humanos, los gremios de estatales, docentes, judiciales, partidos políticos, organizaciones civiles como la feminista “La Revuelta”, “Newen Koñi”, de padres de niños abusados sexualmente, madres unidas por el asesinato de sus hijos jóvenes (siempre jóvenes) a manos de policías, reclamos de familiares por los crímenes impunes en la región, los compañeros de Fasinpat (Zanon Bajo Control Obrero). Hubo palabras, música, mucha alegría.
Durante más de veinte años seguimos encontrándonos con muchos amigos, compañeros, militantes, cuya solidaridad y compromiso nos gratifican.

La siembra ha sido fértil, ya está dando sus frutos. Son tres generaciones que siguen el camino de la lucha que sabemos larga y difícil. Son muchos y graves los problemas que sufrimos en esta sociedad, pero a ellos les oponemos la dignidad de los que luchan y la memoria de nuestros 30.000 hijos.

28 años sembrando memoria fértil

Esta marcha no tendrá fin, como no tendrá fin la lucha por la vida con dignidad.

A partir de aquel generoso acto de transformar el dolor en lucha, surgió la Resistencia. Resistir, denunciar, exigir, protestar, reivindicar la lucha de nuestros amados y revolucionarios hijos. Resistir que es la obligación de todos, que es o debería serlo, la exigencia moral que rija nuestra voluntad libre.

Las Madres durante 28 años seguimos sembrando memoria fértil que produce y alimenta nuestra sed y hambre de justicia. Memoria con actividad, con participación, con ejemplo de continuidad, porque las luchas son largas, duras, difíciles, pero imprescindibles: son las que nos dan sentido de vida.

No tendrá fin esta marcha porque mientras haya un hombre, una mujer, un joven, un niño indignado, rebelde, harto de tanto autoritarismo y desigualdad, de tanta iniquidad (injusticia grave) denunciando, demandando por sus derechos, seguirán las calles y las plazas caminadas y habitadas por ellos, como hoy por nosotros.

La injusticia viola los derechos humanos, luchemos por una justicia independiente para que realmente sea el pilar fundamental donde se sostiene y garantiza la libertad de un pueblo. Ni un paso atrás.

Madres de Plaza de Mayo, Filial Neuquen y Alto Valle de Río Negro, 10/12/05