El prolongado conflicto por despidos en Télam fue provocado y agravado por el directorio que preside Martín Granovsky, como lo explican los propios trabajadores de la agencia estatal periodística y publicitaria en asambleas masivas y mediante un diario por Internet que expone las razones de esta lucha.

El jueves 27 de abril, al cierre de esta edición, el paro, o retención de tareas, llevaba 18 días y los trabajadores se aprestaban a marchar a la Casa Rosada para respaldar un pedido de entrevista presentado al presidente Néstor Kirchner por la comisión gremial interna con mandato de la asamblea.

“Hace una semana los músicos se reunieron con el jefe del Estado para explicarle que la ley para el sector que había promulgado era anacrónica e injusta. Kirchner entendió el reclamo y se comprometió a derogar la norma (el decreto 520 de reglamentación de la denominada ‘Ley del Músico’). Estamos convencidos de que si el presidente escucha nuestra campana, la de los trabajadores, su actitud frente al conflicto de Télam va a ser similar”, expresó el diario del conflicto.

El mismo medio expuso las principales causas de la actual situación, que resumimos a continuación: “La administración de Martín Granovsky mantiene paralizado el servicio de la agencia nacional desde hace 17 días, como consecuencia de un conflicto provocado por el despido arbitrario del jefe de Contabilidad General, Jorge Azar, que se sumó al del periodista Hernán Pereyra”, señalaron los trabajadores.

La Comisión Interna denunció públicamente “la negativa de la empresa a resolver un conflicto que deja a los medios del país sin servicio informativo, por lo que resolvió en una masiva asamblea elevar al Poder Ejecutivo Nacional el pedido de resolución de un conflicto que concierne a la empresa estatal de comunicación”.

Los trabajadores señalaron que “despedir a compañeros con acusaciones que no han sido fundadas ni en sumarios internos ni en investigaciones judiciales implican una arbitrariedad que, si la dejamos pasar, puede convertirse en una mecánica de persecución y achique. Los trabajadores de Télam no protegemos a corruptos; sólo queremos que se aplique en los hechos la transparencia que se predica en los micrófonos”.

También rechazaron las represalias que comunicó verbalmente la empresa, como el desplazamiento compulsivo de jefes y otros trabajadores a destinos inexistentes o incompatibles con la calificación de los mismos por adherir a la medida de fuerza.

“Además de coartar el derecho a huelga consagrado por la Constitución Nacional, esta actitud persecutoria contradice la (reciente) modificación del artículo 66 de la Ley de Contrato de Trabajo, que bloquea el traslado compulsivo de trabajadores y fija una política de Estado para el sector privado que no es la que Granovsky aplica en Télam”, denunció el diario de los trabajadores.

Además, la empresa anunció un ilegal descuento de los salarios en un conflicto que ni siquiera denunció ante el Ministerio de Trabajo, omisión con la que, por otra parte, procura evitar toda instancia de diálogo serio para resolver la situación (la denuncia sí fue presentada ante la Cartera laboral por la representación gremial).

Al convocar a la marcha en respaldo al pedido de entrevista al presidente Kirchner, el comunicado divulgado subrayó: “Somos trabajadores de prensa y queremos trabajar. Nos duele el servicio que se presta a nuestros abonados, que día a día nos hacen llegar su solidaridad”.
En otras palabras, la prolongación del actual escenario responde exclusivamente a la intransigencia y las provocaciones de la empresa, acompañada por la inexplicable inacción del Ministerio de Trabajo respecto a su obligación de convocar a las partes y, si no hubiera acuerdo inmediato, dictar la conciliación obligatoria.

Desde hace tres semanas el servicio periodístico y todas las demás actividades en Télam están paralizadas o disminuidas a un mínimo en cantidad y calidad pese a las prácticas de la conducción empresaria, que intentó en todo momento debilitar la lucha mediante prácticas desleales e inmorales, como las ya mencionadas represalias y, su contracara, ofrecer categorías y ascensos en premio a los muy pocos carneros.

Aun considerando al personal gerencial y a decenas de incorporados por la gestión Granovsky, a quienes se exige quebrar la solidaridad entre los trabajadores para probar su “lealtad”, adhieren a la medida de fuerza cerca del 90 por ciento de los más de 500 trabajadores de Télam en todo el país.

Los comunicados de los trabajadores de prensa denunciaron que la empresa realiza plagios (toma noticias de portales y las emite para los abonados como si fueran propias) con el fin de “abultar” un servicio que avergüenza a los periodistas de la agencia. Esa grave irregularidad está documentada en numerosos casos testigo y ya motivó protestas de los abonados. Frente a esto, los trabajadores denuncian “la copia lisa y llana de noticias aparecidas en sitios de Internet de otros medios periodísticos, sin mencionar la procedencia y sobre los cuales no tiene Télam derechos de reproducción. Tampoco respeta el procedimiento profesional de constatar fuentes”.

Los periodistas de Télam se mantienen firmes en un conflicto que no provocaron y que, más que sospechosamente, fue desencadenado por la empresa cuando debían discutirse salarios, como ocurre en estas semanas en todas las actividades que ocupan a trabajadores en blanco o convencionados.

A raíz de una gestión de legisladores oficialistas, en la segunda semana de paro Granovsky recibió por única vez a la comisión gremial interna pero rechazó abrir un diálogo real sobre 12 puntos expuestos por los delegados, incluidos los despidos, las represalias antisindicales y los salarios.

La conducción de la empresa confirmó así que es la única responsable por la prolongación de esta realidad que, al cierre de esta edición, parecía aproximarse a una posible mediación de origen sindical.

En esta lucha, los trabajadores cuentan con una amplia solidaridad y respaldo, como lo demostró en especial el gran acto que el 19 de abril último reunió a más de 600 personas durante varias horas en la calle, frente a la sede central de Télam, en Bolívar 531.

A ese acto acudieron o adhirieron decenas de movimientos sociales, sindicales y de derechos humanos, legisladores de diversos partidos desde el oficialismo a opositores, artistas, intelectuales, la Federación Agraria, pymes y representaciones gremiales de diversas empresas periodísticas.

Como se dijo ese día, en el caso de Télam no hablamos de un organismo público más sino de una agencia que debería ser la prioridad para que el Estado dispute la agenda
política informativa para el país.

Y como se señaló también allí, además de agredir derechos insoslayables de los trabajadores, cualquier política que complique la gestión de Télam es funcional a que los intereses más concentrados sigan diseñando la agenda mediática para la Argentina.